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Alien: CovenantRidley ScottEE.UU., 2017 7 |
Antes de comenzar esta crítica debería avisar a navegantes que soy ultrafánatico de todo lo que rodea a la saga cinematográfica creada por Dan O’Bannon (en lo literario) y H.R. Giger (visualmente) en 1979, una de las grandes películas de terror de la historia; porque la saga de Alien no es ciencia-ficción sino terror de toda la vida, con los pasillos de la Nostromo ejerciendo de moderna casa encantada en un juego de muerte parecido al de “Diez negritos” de Agatha Christie. Pocas películas ejercen tan poder de fascinación como esta cruenta lucha entre los xenomorfos, seres implacables, el psycho-killer perfecto y extraterrestre, y unos seres humanos que harán lo necesario por sobrevivir. No puedo evitarlo, soy fan hasta de la denostadas versiones de David Fincher (“Alien3”, 1992) y Jean-Pierre Jeunet (“Alien: Resurrección”, 1997). Es por eso que cuando el otro padre de la criatura, Ridley Scott, anunció a principios de la segunda década del Siglo XXI que volvería a sus queridos animalitos para contar el origen, fui el primer día a hacer cola al cine a verla en 3D.
Como George Lucas en su día, Ridley Scott ha ejercido en este nuevo comienzo de la saga como un padre caprichoso, con una actitud de “este-es-mi-juguete-y-lo-rompo-si-quiero” que choca ampliamente con todas las reinterpretaciones posteriores que se han realizado del original de 1979 (tanto en cine, como en literatura o cómics). Este nuevo canon xenomórfico es tan arriesgado como los famosos midiclorianos de la saga de “Star Wars”, pero mucho menos ridículo, por supuesto. En el fondo, “Prometheus” (2012) trataba sobre la fe y la búsqueda de nuestros orígenes y “lo de Alien” era un complemento secundario. El problema de aquel retorno es que tanto guionista, Damon Lindelof, y director decidieron no contestar miles de dudas para crear más sensación de misterio, sin darse cuenta que entorpecían demasiado la narración. Además, Scott iba pidiendo más escenas sin tener en cuenta que no tenían razón de ser en la historia (como la del zombie-alien). Con “Alien: Covenant”, el director de “Blade Runner” ha aprendido de los errores de su retorno al mundo de “Alien”, pero sigue sin dar su brazo a torcer, recreando a su imagen los orígenes de esta criatura sin tener en cuenta la literatura posterior.
Francamente, me parece bien cualquier nueva aportación a un universo tan rico como el de “Alien”, y más si viene de una voz que respeto como es la de Ridley Scott. Sobre todo, cuando entrega un film tan anfetamínico, repleto de imágenes impactantes, acción y gore como este “Alien: Covenant”, una película que funciona mucho mejor en su conjunto que “Prometheus” y que acerca a la franquicia a lugares mucho más siniestros de los que ya había tocado… sin destripar mucho el argumento, sólo señalaré que “Alien: Covenant” está más cercana literariamente y estilísticamente a películas como “El Silencio de los Corderos” (y la versión televisiva de “Hannibal”) o “Seven” que a la revisión de 1986 “Aliens” de James Cameron. Scott también toma parte del argumentario de su otra película fetiche, “Blade Runner”, introduciendo aquellas preguntas metafísicas y dudas que tenían los androides del mítico film de 1982 que este año volverá a renacer con el gran Denis Villeneuve a bordo de la secuela “Blade Runner 2049”.
Dicho esto, ¿qué se va a encontrar el amante de la saga en esta sexta película de “Alien” (evidentemente no contamos sus enfrentamientos contra los Predators)? Un reboot de todo lo que creíamos saber sobre esta raza de bichitos adorables que te encantará si no eres demasiado purista. ¿Y el resto de mortales? Una notable película de terror espacial y uno de los personajes más siniestros que hayan surgido de la gran pantalla últimamente: el androide David (escalofriante Fassbender, al que tenemos por partida doble en este film), auténtico protagonista de esta película, mucho más terrorífico que las tres versiones de xenomorfos que aparecen.

Manu González
Hizo su primer trabajo periodístico entrevistando a Derrick May por fax en 1995 para la desaparecida revista aB. Desde entonces, este natural de Hospitalet de Llobregat (1974) ha colaborado en publicaciones como Qué Leer (donde se encarga de la sección de cómic), Guía del Ocio BCN, Playground Mag, Revista Trama, EnBarcelona Magazine, Terra Gum, Hoy Empieza Todo (RNE 3), Agenda San Miguel o los catálogos del Festival Sónar 1997 y el Festival Doctor Music 1998. Experto en cómic y literatura fantástica, ha colaborado con editoriales como RBA, Random House Mondadori y Círculo de Lectores. Pero sobre todo es conocido por haber sido el Jefe de redacción de la revista Go Mag desde mayo de 2001 hasta su último número en junio de 2013.