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Victor Frankenstein

Paul McGuigan

Estados Unidos / UK, 2016

6

Manu González

 

Extraña película a medio camino entre las más modernas revisiones del “Sherlock Holmes” de Guy Ritchie y el remake noventero de un clásico de terror de la historia del cine (como en aquella época dorada de revisiones tras el “Drácula” de Francis Ford Coppola y que tiene su mejor exponente en el escalofriante “Mary Reilly” de Stephen Frears), “Victor Frankenstein” es como el mítico monstruo del buen doctor creado por Mary Shelley en 1818, una película formada a trozos: entre el video-clip barato y el gótico más victoriano. Y todo porque al guionista de “Chronicle”, Max Landis, se le ocurrió revisitar el cuento gótico de Shelley desde el punto de vista de Igor, ese jorobado ayudante del doctor suizo que nunca existió en el libro de la Señora Wollstonecraft, ni tampoco en la mítica película de James Whale de 1931 con Colin Clive y Boris Karloff como protagonistas. Sí, en ella había un ayudante bastante friki al que daba rostro Dwight Frye, pero respondía al nombre de Fritz. No sería hasta la llegada de “Son of Frankenstein” en 1939 donde el mismísimo Béla Lugosi haría de ayudante del Doctor con su reconocida joroba y el nombre de Ygor. Sin más material fílmico o literario a mano, Landis decide que su Igor sea co-creador del mítico monstruo y eso que se ha criado en un circo. Lugar donde Frankenstein (con la cara desquiciada de un James McAvoy que no abandona su papel de “Fith, el sucio”) descubre las virtudes médicas del joven jorobado (interpretado muy físicamente por un Daniel Radcliffe que se está convirtiendo en toda una promesa del cine de terror de Serie B) y le convierte en su leal ayudante para su experimento más osado: la creación de vida a partir de carne muerta.

 

 

Tras un principio bastante decepcionante, el “Victor Frankenstein” de Paul McGuigan (director británico experimentado de algunos capítulos del moderno “Sherlock” televisivo, además de películas como la superheroica “Push” o “El Caso Slevin”) comienza a tomar formar con la introducción del primer experimento animal que Frankenstein e Igor presentan en la facultad de medicina. Y acaba bastante bien en ese castillo gótico infernal de Escocia donde nace la criatura (aunque visualmente no supere al “nacimiento” que rodó Kenneth Branagh en su también fallida “Frankenstein de Mary Shelley”). Pero la película falla demasiado al buscarle un antagonista a la labor de Victor, el inspector católico Turpin, interpretado por un Andrew Scott (“Sherlock”, “Spectre”) que siempre pone la misma cara de loco en todos sus papeles, e introduciendo la típica historia de amor entre Igor y una trapecista que, francamente, chirría por todos lados. Como tentempié de serie b no está mal, por eso.  

 

Manu González

Hizo su primer trabajo periodístico entrevistando a Derrick May por fax en 1995 para la desaparecida revista aB. Desde entonces, este natural de Hospitalet de Llobregat (1974) ha colaborado en publicaciones como Qué Leer (donde se encarga de la sección de cómic), Guía del Ocio BCN, Playground Mag, Revista Trama, EnBarcelona Magazine, Terra Gum, Hoy Empieza Todo (RNE 3), Agenda San Miguel o los catálogos del Festival Sónar 1997 y el Festival Doctor Music 1998. Experto en cómic y literatura fantástica, ha colaborado con editoriales como RBA, Random House Mondadori y Círculo de Lectores. Pero sobre todo es conocido por haber sido el Jefe de redacción de la revista Go Mag desde mayo de 2001 hasta su último número en junio de 2013.

manu@blisstopic.com

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