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Pixels  

Pixels

Chris Columbus

Estados Unidos, 2014

4

 

Tariq Porter

 

Con una mano así, o te tiras de cabeza o no vas. Cualquier jugador de póker, aun inexperto, lo tendría claro, y nadie lo recitaría mejor que Jordi Hurtado: el todo por el todo o mejor nos quedamos en el estudio esperando la irrupción de una musa más recatada. No es el caso, y Chris Columbus y compañía lo ven y suben prudentemente la apuesta. Estrategia conservadora. El juego prosigue hacia un final incierto y el equipo sigue sin darse cuenta de que su mano no pertenece siquiera a la misma baraja. Tienen en su poder un material de base distinto, la posibilidad de una isla en el océano de los blockbusters. Pero no. Apuesta conservadora; resultado anodino.

 

Pixels

 

“Pixels” parte de un magnífico corto del francés Patrick Jean rodado en 2010, tan breve como deliciosamente absurdo: de una tele tirada en una calle sale, de repente, una inmensa nube de píxeles, y con ésta los personajes y objetos de todos los videojuegos clásicos de arcade que destruyen una ciudad y después el mundo entero, convirtiéndolo en un enorme píxel. Fin. El cortometraje de Jean tenía tres grandes virtudes; por un lado su desacomplejada falta de fundamentos narrativos, por otro una ajustadísima duración que lo hacía altamente efectivo y, por último, unos gráficos e ingenio visual apabullantes. La película, pues, podía optar por ser fiel al espíritu del corto y plantear una trama que ensalzara lo absurdo o, por el contrario, apurar al máximo en la racionalización del argumento y presentar una historia que, aunque jocosamente, se esmerase en justificar su premisa. Evidentemente Hollywood obliga, y la producción se encamina hacia una segunda opción sazonada, cómo no, con unos personajes absolutamente tópicos, el pan de cada día de nuestro amigo Adam Sandler, que protagoniza, coescribe y produce. Con ello, era imposible que el Síndrome de Peter Pan no hiciera acto de presencia, mezclado aquí con otro estereotipo del perdedor marca de la casa: el nerd.

 

Pixels

 

Así, “Pixels” deviene finalmente una excusa, el parque de atracciones ideal para que los ya clásicos nerds peterpanescos se disfracen –¡sorpresa!– de héroes mundiales, algo que ni siquiera Peter Dinklage remienda. Tampoco Columbus, casi siempre una garantía de buen cine, acierta con los tempos, y una vez más le es infiel al material de partida dilatando innecesariamente el metraje. Nada que objetar de los efectos, uno de los aspectos más estimulantes de la película –por no decir el que más– que saca buen partido de las posibilidades que planteaba su pequeña predecesora.

 

Sea como sea, no hubiera desentonado, en estos tiempos, una apuesta más valiente por la gratuidad argumental en pro de la comedia fresca. Está cada día en la pequeña pantalla de la mano de “Bob Esponja”, “Hora de aventuras” o “Historias corrientes”. En cambio, prevalece la nostalgia acartonada y el chiste fácil, franquicia de la inefable Happy Madison. Menudo farol.

 

Tariq Porter

Tariq Porter Astorga (Barcelona, 1988). Licenciado en Bellas Artes en la Universitat de Barcelona y Master en Ficción en Cine y TV en la URL. Ha criticado cine gozosamente en TuPeli o la Revista Mabuse y sigue haciéndolo en Serra d’Or y Blisstopic. Ha trabajado –aún con gozo– en los festivales chilenos Femcine y Fidocs, y sigue haciéndolo en la Acadèmia del Cinema Català y, como programador, primero en el CCCB y actualmente en el Festival de Cinema de Menorca. Escribe harto y pretencioso y lo intenta también con el guión. A ver qué.

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