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El amanecer del Planeta de los SimiosMatt ReevesEE.UU, 2014 8
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Toparse con un simio montando a caballo ha sido, tradicionalmente, un motivo zoológico-circense que más allá de su dudosa gracia no suponía amenaza alguna. Distinto es cuando el simio en cuestión monta a caballo armado con un rifle de asalto. Como recita el clásico chiste, pocas cosas son más peligrosas que un mono con metralleta, y así lo ilustra –perfectamente– la nueva entrega de la irregular franquicia de la Fox inaugurada por Franklin J. Schaffner en 1968 y extendida con varias inefables secuelas culminadas con el remake de Tim Burton (en el que Helena Bonham Carter hacía de chimpancé…). Poco más cabe añadir por lo que a antecedentes se refiere, y quizás por eso fue una grata sorpresa encontrarse, en "El origen del planeta de los simios" (Ruper Wyatt, 2011), con una película ambiciosa y bien realizada tanto en aspectos formales como, sobretodo, textuales. Wyatt consiguió lo improbable con una precuela post-remake: que la premisa existencialista de la primera predecesora –y la previa novela homónima de Pierre Boulle (1963)– recuperara cierto peso, invitando al respetable a pensar en algo más que el cautivador físico de James Franco y, oh, Freida Pinto.
El caso es que la cosa sigue, y a pesar de sustentar el trillado estigma de ser una secuela de una precuela post-remake, "El amanecer del planeta de los simios" es un gran film. En efecto, el que podría parecer el último mono es en realidad el más listo, sólo por detrás, quizás, de su fundador. Matt Reeves, que conocimos por la notable "Monstruoso" (2008) y la correcta versión yanqui de "Déjame entrar"(2010), dirige con pulso y alma este blockbuster, amoldándose dócilmente a los cánones del cine más comercial sin renunciar, he aquí la clave, a un alto nivel de exigencia argumental. Si El origen… destacaba por ello, "El amanecer..." es todo un abanderado, aprovechando la imaginería y plasticidad de un mundo post-apocalíptico para desarrollar una compleja "Rebelión en la granja" a escala planetaria. Y es que, en efecto, las nuevas trifulcas simiescas tienen en la obra de Orwell un espejo, menos politizadas pero igualmente críticas con el comportamiento corrompido de la humanidad, que los animales mimetizan a medida que su intelecto se aproxima. Así, la segunda parte da un paso adelante planteando acaso que la corrupción es, en cierto modo, inherente a la inteligencia humana y la más fértil semilla del mal.
Con todo, el film de Reeves trasciende a nivel de guion, firmado a trío por los que ya fueran artífices de la primera parte Rick Jaffa, Amanda Silver y Mark Bomback, así como a nivel visual, reivindicándose el director como un extraordinario creador de caos, en el que tanto las imágenes –algunas de ellas potentísimas, algo que ya comprobamos con "Monstruoso"– como el tempo, siempre dinámico, galopan juntos e intimidan como un mono enfurecido… y con metralleta.

Tariq Porter
Tariq Porter Astorga (Barcelona, 1988). Licenciado en Bellas Artes en la Universitat de Barcelona y Master en Ficción en Cine y TV en la URL. Ha criticado cine gozosamente en TuPeli o la Revista Mabuse y sigue haciéndolo en Serra d’Or y Blisstopic. Ha trabajado –aún con gozo– en los festivales chilenos Femcine y Fidocs, y sigue haciéndolo en la Acadèmia del Cinema Català y, como programador, primero en el CCCB y actualmente en el Festival de Cinema de Menorca. Escribe harto y pretencioso y lo intenta también con el guión. A ver qué.