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Sónar 2018 Crónica

14-16/06/2017, Fira Montjuïc y Fira Gran Via, Barcelona

 

Textos Beto Vidal

Fotos Anna F. Galán (menos Ólafur Arnalds y LCD Soundsystem del Sónar)

 

Como cada año, en Blisstopic nos hemos dejado caer por el Sónar. Un año especial para el festival referencia en “música avanzada”, que cumple 25 años y que mantiene intactas sus directrices: música empapada de creatividad, diversidad y, sobre todo, tecnología. Más de 150 actuaciones en lo estrictamente musical (aquí no vamos a hablar del Sonar+D, que es harina de otro costal) en las que la fragmentación de géneros ha sido una de las más evidentes que se recuerda. Por suerte, la organización huyó de la retromanía como eje de celebración, diseñando un cartel que sigue apostando por la vanguardia y el apoyo a lo inclasificable y emergente.

 

Una edición que recordaremos porque hizo menos calor. Porque volvió Despacio, esperemos que para quedarse. Por la inusual cola para ver a Rosalía, que se ha convertido en toda una estrella. Los videojuegos retro. Laurent Garnier una vez más amo y señor de la noche, con permiso de Hawtin. Por shows rompedores como el de Niño de Elche (y van…). Por los suaves increscendos de Ólafur mientras Cristiano Ronaldo metía un hat trick a España. Damon Albarn cantando subido a las vallas a escasos centímetros del público. James Murphy cantando erguido con el micro a lo Frank Sinatra. El trap como fenómeno ­–asentado­– de masas. La luz blanca de Cornelius. Bonobo y la pulcritud. “All my Friends” como catarsis colectiva.

 

 

El año que viene tocará soportar el calor de julio de forma excepcional, ya que el recinto de la Feria de Gran Vía estará ocupado por un evento de maquinaria téxtil. ¡Hasta la pŕoxima!

 

JUEVES, 14/06/2018

 

KODE9 X KŌJI MORIMOTO

Sacas de la nevera los refrescos en su punto de temperatura. Otra bolsa de ganchitos. Acomodas bien el cojín hundido del sofá. Soplas ese cartucho que no entra a la primera, le das al play, vuelves a sentarte y… Otra partida más. Así es como nos sentimos los presentes en el escenario SónarDôme, en un ejercicio de nostalgia gamer adaptada por el dueño de Hyperdub, Kode9. Como era de esperar, los sonidos chiptune se adaptaron como un guante a los ritmos rotos que nos suele ofrecer el británico, sincronizados a la perfección con los visuales de Koji Morimoto, más cercanos al manga que a los paisajes virtuales construidos en 8 bits. Una experiencia de lo más bailable que, aunque parezca mentira, huyó en todo momento de la retromanía.

6,9

 

YUZO KOSHIRO X MOTOHIRO KAWASHIMA

Rascas el bolsillo con decisión a por otra moneda, a la que le confías el don de la suerte divina. La introduces en la máquina recreativa, no sin antes besarla, como si de un santo se tratase. El Inset Coin desaparece de la pantalla, dando paso a otra partida de Streets of Rage… De nuevo y de forma seguida, el imaginario de videojuegos retro se apodera del escenario patrocinado por la marca de bebida enerǵetica. A los mandos esta vez tenemos a las leyendas Yuzo Koshiro y Motohiro Kawashima, quienes interpretaron en formato live la banda sonora del mítico juego de darse hostias de Mega Drive (por cierto, qué fácil parecía pasar de pantallas cuando te hacías con una tubería). Una experiencia retro que fue incrementando su energía a medida que el directo avanzaba, virando hacia patrones rave que ellos mismos influenciaron a principios de los 90. Fiestón y empacho de 16-bits.

7,5

 

DAEDELUS

Del bueno de Alfred Darlington esperábamos mucho, al menos si tirábamos de memoria (el vibrante show de espejos de Sónar 2012) o leíamos que su nuevo directo estaba supuestamente inspirado en un sistema carcelario antiguo denominado ‘Panóptico’. Pero, una vez todo empezó en el SonarHall, el angelino se limitó a trenzar un show austero en lo visual (a sus espaldas, una especie de cadenas de ADN que cambiaban de color y se movían en forma espiral) y pobre en lo musical. Decepción.

4,0

 

NIÑO DE ELCHE & ISRAEL GALVÁN

Otro Sónar, otra actuación memorable de Niño de Elche, que parece acostumbrarse a esto de maravillar y dejar con la boca abierta al SonarComplex de la misma forma que el Real Madrid gana trofeos europeos: con una facilidad pasmosa y apabullante al mismo tiempo. Para la ocasión, formó tándem con Israel Galván, talentoso bailaor que ponía el ritmo a los lamentos y cantes cuasi dadaístas de Francisco Contreras (incluso a pecho descubierto con la voz entrecortada encima de lo que parecía una máquina para adelgazar a base de vibraciones), gracias a sus movimientos y saltos sobre superfícies metálicas del escenario que por momentos evocaban a los paisajes más brillantes del género industrial. “Coplas metálicas”, en definitiva, huele a show ganador del Sónar 2018, tanto por su química transgresora como por su brillante –y explosiva– puesta en escena. Y eso que nos encontrábamos en jueves y, por lo tanto, todo acababa de empezar. Resumiendo: el Sónar es el Sónar gracias a este tipo de conciertos.

9,0

  

 

 

VIERNES DE DÍA, 15/06/2018

 

HENRY SAIZ & BAND

El madrileño se plantó en el SonarHall con nuevo disco y formato banda. “Human”, un buen trabajo que se mueve entre el pop sintético, las bandas sonoras y la pulsión robótica, sonó más que consistente en su presentación barcelonesa. Arropado por un imponente setup y las colaboraciones encima del escenario de, por ejemplo, la cantante Gemma Wood, Saiz consiguió transportarnos a todos aquellos sitios de alrededor del globo que ha visitado para dar sentido y concepto a su LP. Un punto extra, además, si se consigue a las 14:30h de un viernes, superando además con entereza varios errores técnicos.

7,0

 

REFREE

¿Te has preguntado alguna vez por el policía que llevas en tu bolsillo? Concretamente, en tu teléfono móvil, gracias a un GPS y una conexión a alta velocidad. Este pequeño recordatorio fue uno de los varios mensajes introductorios del nuevo show de Refree junto a Isaki Lacuesta, más cercano a la video instalación museística. Un alegato que giró en torno a la falsa libertad que creemos que nos proporciona Internet, mediante  una serie de piezas ambient poco pulidas, repletas de aristas, que a veces apoyaban su peso en ritmos rotos; bajo los visuales borrosos y pixelados con temática post-Internet. Pequeñas gemas que juntas formaron un directo sólido, aunque abstracto para cierta parte del público que decidió huir a otros escenarios quizás buscando el bailoteo más evidente. Por cierto, ¿soy yo o sonaron los acordes del Himno de Riego en una de las canciones?

7,0

 

ROSALÍA

Y la niña se hizo adulta. O la artista que lleva dentro Rosalía se agigantó –y de paso se comió a la anterior Rosalía–. Así podríamos definir el titular de la actuación que presentaba en primicia la "El Mal Querer", el inminente nuevo disco producido mano a mano con El Guincho, presente también a los mandos en la parte posterior del escenario. Pese a estar en una dimensión diferente a lo que hizo El Niño de Elche el día anterior (de hecho, juegan en ligas distintas, pese a la fácil conexión flamenca atribuible), desde el primer single -y clásico instantáneo- con la que abrió el concierto, "Malamente", hasta el final, se comió el escenario de forma literal: en plan estrella R&B, con la confianza por las nubes y un elenco de bailarinas que apuntalaban un show flamenco (¿y hip hop?) vanguardista.

 

Eso sí, pequeño tirón de orejas para la organización: la primera actuación de Rosalía en el Sónar quizás debió haber sido programada en otro escenario, no en el cuello de botella que es el Hall, que además no dispone de pantallas que proyectan lo que está aconteciendo. Las colas para entrar fueron mastodónticas (primera vez que servidor recuerda hacer fila para entrar al Hall), y desde mitad de la sala hacia el final no se veía NADA.

6,8

 

ÓLAFUR ARNALDS

¿Qué mejor manera de cerrar el Sónar by Day que sentado en las cómodas butacas del Complex junto a Ólafur? Al aquí presente no se le ocurre otra, máxime cuando la configuración del escenario hacía presagiar que aquello iba a ser épico: pianos, violines, cello y batería electrónica. Y, por supuesto, el islandés no defraudó, pese a empezar casi un cuarto de hora tarde y acabar antes de lo previsto. Pero, aunque breve, la experiencia fue orgásmica, con un Ólafur en estado de gracia y presentando nuevo trabajo (cayó la preciosa “Unfold”, single lanzado uno días antes), agradeciendo constantemente nuestra presencia por no estar viendo el España - Portugal que se estaba jugando al mismo tiempo. Gracias a ti, majo, por darnos una lección de neoclásica con suaves crescendos.

7,8

 

VIERNES DE NOCHE, 15/06/2018

 

GORILLAZ

Ah, Gorillaz. Qué inauguración de un cabezón de cartel de Sónar by Night tan a lo grande. Y es que Damon Albarn (sudadera amarilla, misma cara de niño travieso al que se le perdona todo) y su banda semivirtual saben montar un espectáculo de pirotecnia cuasi mainstream con una calidad y entretenimiento al alcance de muy pocos. Primero, porque se nota que el líder de Blur lleva tantos y tantos años encima de un escenario, cargando todo el peso de un show épico plagado de todos los hits obvios que uno podía esperar: “On Melancholy Hill”, “Clint Eastwood” o “Feel Good Inc”. Segundo, porque salieron al escenario algunos pesos pesados de las infinitas colaboraciones que pueblan cada disco, tales como De La Soul en “Superfast Jellyfish”, o Jamie Principle en “Hollywood”. Un directo al que poco le faltó (de acuerdo, no estaba Popcaan para interpretar “Saturnz Barz” o Bobby Womack en “Stylo”, y el formato vídeo cantandolas siempre queda algo cutre), pero el resto del espectáculo se puede decir que funcionó como un reloj: divertido, dinámico y, por supuesto, cimentado en una serie de canciones que ya son parte de la cultura popular.

7,8

 

YUNG LEAN

Ataviado con una gorra de policía y con un compañero lanzando bases casi escondido en la parte trasera del escenario SonarClub, Jonatan Leandoer Håstad pareció divertirse con su trap que a veces parece provenir de las mismísimas alcantarillas del infierno, merced a unos potentes graves e impactantes visuales que varias veces rozaban lo gótico. Yung Lean demostró ser ya un niño mayor, capaz de meterse al público en el bolsillo (pidió al menos una vez que por favor alguien iniciase alǵun mosh pit) y de hacernos sentir en una escena permanente de Spring Break, la película tan trap de Harmony Korine.

6,5

 

BONOBO

Elegancia y saber estar: este sería el perfecto resumen de la actuación de Bonobo, un oasis de ‘calma’ ante el aluvión de techno más truchón que se venía tras su actuación en casi cualquiera de los escenarios. Porque Bonobo es esa clase de individuo que presentarías a tu familia un domingo, comiendo,en el que traería vino y tarta de postre. Nada puede salir mal: un directo impoluto, de quirófano desinfectado previo a operación, con una retahíla de temas preciosistas, la mayoría de “Migration”, su último LP. Como decíamos, se agradece que las campanitas y los bongos buenrollistas se apoderaran por unos instantes del SonarClub.

7,0

 

BICEP

Cambiar Bonobo por el músculo techno de Bicep es, a todas luces, una hostia en toda la cara, a mano abierta. Algo así como cenar en un Mcdonalds en una primera cita. Porque adentrarse en la jungla de cemento del escenario SonarLab para llegar a los últimas tracks de techno puro que suelen cortar Matt McBriar y Andy Ferguson fue toda una odisea. De lo poco que pude ver, certificaron que lo que saben hacer, lo siguen haciendo muy bien: un live de techno de toda la vida, sin adornos, tan frío como los bloques de cemento del recinto Fira Gran Vía 2. 

6,5

 

 

SÁBADO DE DÍA, 16/06/2018

 

CLAUDE SPEED

Las ganas de ver en acción al productor cósmico escocés fueron el mejor antídoto para quitarse las legañas y plantarse en el escenario de la Red Bull Music Academy. Y ahí estaba, medio escondido en el escenario, sentado en la parte trasera y lanzando beats bien gordos, para que el MC de turno los pillara al vuelo y los convirtiese en una buena amalgama de temazos hip hop. Súmenle un fraseo final sin música y casi sin respirar de esos de piel de gallina, y ya tienen una buena razón para empezar con buen pie la última jornada.

6,7

 

SECOND WOMAN

Las (inquietantes) cortinas rojas del Hall volvieron a acoger un show de IDM poco amigable, tal y como ocurrió en la edición de 2015 con la antológica actuación de Autechre. Turk Dietrich y Joshua Eustis se pusieron en plan bruto, tal y como se preveía en el guión (de hecho, publican en Spectrum Spools, subsello experimental de Editions Mego). Tras los siempre deslumbrantes visuales de Pfadfinderei, esta vez minimalistas, con formas geométricas de tonalidades negras o grises, pudimos disfrutar de una IDM rasposa como la lengua de un felino, directa al hipotálamo y sin concesiones.

7,1

 

CORNELIUS
Keigo Oyamada llegó, tocó y venció en la última jornada diurna. El japonés y su nutrida banda añadieron un toque de color distinto a las propuestas de SonarHall, tanto en el apartado estético como musical, mediante un show de lo más elegante y efectista: brillante no solo por la calidad del sonido, casi cristalino, sino por el uso inteligente de la iluminación, que jugaba con tonos blancos para hacer brillar a la banda de forma espectacular. Un regalo el que nos ha hecho Sónar trayendo a Cornelius, en formato de píldoras pop (y hasta con guiños metaleros) de primerísima categoría.

7,8

 

DEMDIKE STARE & MICHAEL ENGLAND

Dejar el hedonismo del Village a un lado, con su ración de sol, colección de wayfarers y cervezas bien frías bañadas por la electrónica más complaciente; para adentrarse en las profundidades del techno cavernoso de Demdike Stare en la más absoluta oscuridad que proporciona el Complex, podría parecer una decisión errónea. Pero con los de Manchester uno sabe que va más o menos a tiro seguro. Para la ocasión, cerraron la jornada con su habitual amalgama de ruido y bass music, esta vez acompañado por los impactantes visuales del artista visual Michael England, que indagaban en la cultura de masas mediante fotos de gente famosa representados en cera o bien turistas haciéndose fotos con el inefable palo-selfie en las cataratas del Niágara.

6,9

 

SÁBADO DE NOCHE, 16/06/2018

 

LCD SOUNDSYSTEM

Me imagino a James Murphy recogiendo los bártulos en Despacio a toda prisa, subiéndose a un coche de esos con cristales tintados y dirigiéndose raudo y veloz al recinto de noche para calzarse la capa de héroe a los mandos de la apisonadora de directos llamada LCD Soundsystem. Porque cuando Murphy se sube a un escenario, siempre pasan cosas mágicas. Pese a ser la cuarta vez que tocaban en un Sónar, con un irregular disco que nadie pidió, el recinto volvió a rendirse a sus pies: ¿Quién, hoy en día, tiene una sucesión de hits para empezar tan demoledores como Get Innocuous!”, “You wanted a hit” y “Tribulations”? Pocos artistas, la verdad. La cuarta canción, por cierto, “I can change” empezó con una ligera intro de “Radioactivity” de Kraftwerk. En resumen: directo a lo bulldozer, como nos tienen acostumbrados, que además pasó –por suerte– de puntillas por “American Dream”, centrándose en todos aquellos hits que les han hecho tan grandes, como lo demuestra el épico cierre de “All my friends”.

8,5

 

ERRORSMITH

Tras el empacho de hits de Murphy y compañía, y tras superar la marea humana que suele amontonarse al finalizar un concierto en el gigantesco SonarClub, tocaba sumergirse en la parte final del show de Erik Wiegand, más conocido como Errorsmith. Tal y como se esperaba, fue un concierto en clave casi de ‘comedia’, con el alemán filtrando y recortando su propia voz hasta convertirla en algo de otro planeta, encima de una serie de bases difícilmente catalogables, pero de disfrute freak asegurado.

6,5

 

FATIMA AL QADIRI

Vibrante e incómodo, así podríamos definir en pocas palabras el primer live al que se anima Fatima Al Qadiri. Un directo en el que pivota en su totalidad el personaje Shaneera (que también da nombre a su último EP en Hyperdub), no solo porque la artista lo recita repetidas veces, sino porque es el eje en el cual construye todo su universo sonoro y visual (mención especial para los visuales, en altísima definición y por tanto hiper reales, que muestran partes de la vida de la drag queen protagonista). Una propuesta no bailable y abstracta, pero disfrutable a partes iguales para todos aquellos que todavía no fuesen ciegos a esa hora.

6,6

 

THOM YORKE

El último plato fuerte ‘mainstream’ de la noche (y del festival) lo puso el líder de Radiohead, que no tocó ni una canción de la banda de Oxford, sino que se centró en repasar temas de su carrera en solitario y también presentar futuros. Flanqueado a los lados por Nigel Godrich y Tarik Barri, el concierto sirvió para certificar que “The Eraser”, álbum publicado en 2006, fue seminal en el sentido de marcar nuevos caminos de la música popular electrónica, sonando tan vigente –e influyente– como hace más una década ya. En especial “Black Swan”, con una base rítmica insuperable. Yorke sigue en plena forma, marcándose algún bailoteo de los suyos, en un show rácano en lo estético pero rico en texturas y sensaciones. Como colofón final, cayó “Default”, tema algo más movido de uno de sus proyectos más eclécticos, Atoms for Peace.

8,0

Redacción

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