Primavera Sound 2018
31/05-02/06/2018, Fòrum, Barcelona
Textos Javier Burgueño, Manu González, Lídia Noguerol y Rosario López.
Fotos Rosario López
Como cada año, nos hemos juntado unos cuantos colaboradores de Blisstopic para recorrer el cada día más extenso terreno del recinto del Primavera Sound centrado en el Fòrum y alrededores. Con más de 200 actuaciones concentradas en trece escenarios es imposible cubrir todo del festival, pero hemos intentado comprimir en este artículo lo más interesante de una edición que no ha brillado por sus grandes nombres pero sí por una concentración de sonidos viejos y modernos, de jóvenes promesa y de nombres clásicos del indie pop-rock.
JUEVES, 31/05/2018
YONAKA
El cuarteto de Brighton demostró que pese a tocar temprano, ellos llegan pisando fuerte y tienen ya su público. Theresa, su cantante, no se amilanó ante el hecho de ser la banda con la que muchos estrenaban la jornada del jueves en el Fòrum, y salió ya motivadísima, en modo frontwoman fatale. Ahí la vimos, presumiendo de voces melódicas y desplegando multitud de los vaciles escénicos (y algo cómicos) que la caracterizan ya desde las primeras canciones, escogidas entre la vertiente más pop y, sí, millennial, de su repertorio. Arropada por una banda que le iba a la zaga en empuje, a medida que avanzaba el concierto se desveló lo que muchos esperábamos con ansias: el viraje hacia un pandemonium de géneros tirando hacia el rock de riffs matadores (a cargo de George Edwards) y hacia una actitud que bebe mucho del punk de Refused. Después de escuchar en directo hits como "Ignorance" y "Drongo" una no puede evitar preguntarse cuanto tiempo pasará antes de que alcancen un rotundo éxito comercial, por lo menos en su país natal. Que les traiga alguien ya en sala, por favor, queremos más. RL
7,9
EZRA FURMAN
Aunque el festival lleve abierto varias horas, mi primer encuentro musical es con el indie glam del artista de Chicago Ezra Furman. Comienza nervioso, con un “I Wanna Destroy Myself” rabioso que no acaba de entonar muy bien, labios pintados de rojo y un collar de perlas digno de Lisa Simpson. Poco a poco, comienza a tomarle el pulso a su cancionero, donde brillan las composiciones de su último “Transangelic Exodus” (Bella Union, 2018) o esa versión de “Hounds of love” de Kate Bush (artista que volvería a aparecer en el Primavera al principio del concierto de Lorde). En un momento final de la actuación, Ezra se quita la parte superior de su peto negro donde se puede leer “Queer Power” escrito en su barriga mientras ataca la ochentera y glam “Suck the blood from my wound”, el matrimonio imposible entre Kiss y Huey Lewis & The News. Una manera impresionante de comenzar tres días de conciertos. MG
7
SPARKS
Hay un antes y un después en la vida cuando uno se cruza con Sparks. Los hermanos Mael conforman una inclasificable banda de culto activa desde principios de los años 70 que han sabido anticiparse o compartir viaje (de lejos e imponiendo sus condiciones) con el glam, la new wave, la música disco, el synth pop y muchos más estilos. Sobre el escenario Apple Music siguieron los parámetros establecidos, Ron imperturbable en su customizado sintetizador “Ronald” (solamente se levantó una vez para ¿bailar? al final del concierto) y Russel a la voz llenando el escenario enfundado en su elegante americana rosa (detrás contaban con el apoyo de bajo, guitarras y batería con unas elegantes-pero-no-tanto cazadoras tejanas del mismo color). El concierto fue de más a mejor, empezando con “What the hell is this time”, monumental mosqueo de “dios” (póngase aquí el que proceda) ante las tonterías que se le llegan a pedir, se fueron sucediendo un tema adictivo tras otro, viéndose obligado el público a bailar y disfrutar con ellos hasta el final, confirmando la clase, dominio de las tablas y cantidad ingente de temas sublimes que tienen Sparks. Simplemente maravillosos. JB
9,5
KELELA
Mientras buscaba un sitio en las gradas del escenario Ray-Ban para disfrutar del concierto de la soulera del sello Warp Kelela Mizanekristos, me encuentro con algunos componentes de la banda escocesa Mogwai que se acercan a disfrutar de este directo. El concierto de la americana de origen etíope comienza fuerte con esa “LMK” acompañado de coreografías minimalistas por parte de Kelela y sus dos coristas. Lo que parecía que iba a ser un concierto para el recuerdo comenzó pronto a ser bastante monótono, con unos bajos que explotaban demasiado tapando en varios momentos la preciosa voz de Kelela. Evidentemente, el repertorio se centró en los temas de su “Take me apart” (Warp, 2017), con temas como “Bank Head” o “Enemy”. Aunque el tema más coreado fue su “Rewind”, mientras un gigante delfín hinchable de piscina volaba entre el público bajo la sorprendida mirada de Kelela. “Rewind” brilló, sí, pero algunos hubiéramos deseado que la versión en directo fuera el remix de MC Bin Laden. MG
6,5
UNKNOW MORTAL ORCHESTRA
A Ruban Nielson no hay duda de que le gustan los saraos; sus trabajos en estudio son altamente recomendables, pero cuando se sube a un escenario se viene arriba y a los cinco minutos ya te está montando una fiesta de mucho cuidado. En el escenario Primavera Sound tan solo falta le hicieron falta canción y media para lanzarse a pasear entre el público guitarra en ristre, tal cual el guitar hero funky-psicodélico que está hecho, y así definir dónde pondría el listón de una actuación en la que dio rienda suelta a su particular percepción de la psicodelia, el rock, el funk e incluso la música disco. ¿Les he dicho que fue una fiesta? JB
8
JAMES HOLDEN AND THE ANIMAL SPIRITS
Tras dos conciertos en la zona noble del festival, atravieso el largo puente que une el escenario Primavera Sound con la zona llamada Primavera Bits, o MorBits para los amigo. Que el nombre no te lleve a engaños: cuesta llegar, pero es uno de los lugares más cómodos de todo el gigante recinto del Primavera. Allí nos espera Jame Holden acompañado del saxofonista Etienne Jaumet, el batería Tom Page, uno de los mejores baterías que he visto en mi vida, un trompetista y un percusionista armado con miles de cachivaches sonoros. Holden y Page van vestidos enteramente de amarillo, para desgracia del, ahora, ex delegado del gobierno español en Cataluña Enric Milló. El concierto tienen visuales en directo. El VJ tiene una cámara enfrente de Holden y proyecta su figura en la pantalla del fondo con efectos muy chamánicos estilo “En busca del fuego”. La banda de Holden ejecuta con solvencia e intensidad varios temas de “The Animal Spirits” (Border Community, 2018), canciones a medio camino entre la electrónica más psicodélica, toques de jazz, ritmos africanos y folk. Rescatan “Renata” o la muy céltica y saltarina “The Cartepillar’s intervention” de “The Inheritors” (Border Community, 2013). Pero no hubo ninguna visita a “The idiots are winning” (Border Community, 2006) para sus antiguos fans. MG
9
BJÖRK
La islandesa vino a Barcelona a presentar su último disco, "Utopia", acompañada un conjunto de flautistas y de su productor Arca, convirtiendo el escenario en una especie de jardín selvático lleno de plantas gigantes y aves exóticas al que acompañó de una cuidada escenografía y llamativas proyecciones. Tratándose de un trabajo fascinante, pero a la vez difícil e incómodo, "Utopia" funcionaría mucho mejor en un auditorio, perdiéndose matices en un gran escenario como el Seat, sonando por momentos algo plana, sensación que la aparición de temas insignia como "Isobel" o "Human behaviour", de las pocas concesiones al resto de su discografía, hicieron desaparecer. Un concierto detallista y exigente con el espectador, Björk en estado puro. JB
7
JLIN
Tras el chamánico viaje de Holden y sus espíritus animales, la productora de Indiana Jerrilynn Patton te devuelve a la jungla futurística del ghetto (con vistas a la fábrica de la depuradora incluidas) con su directo demoledor donde suenan deprisa y sin pausa cortes de sus discos “Dark Energy” (2015) y “Black Origami” (2017), ambos publicados en Planet Mu. A ratos elemental y muy africano, en cortes como “Enigma” o “Kyanite”, con sus cencerros technos, el directo de Jlin no toma prisioneros y solo invita al baile más nervioso y anfetamínico, aunque ver a varios chavales hacer algunos amagos del complicado footwork provocan sonrisas y risas porque esos saltitos están más cercanos a la danza irlandesa y a nuestras jotas y sardanas que al baile inventado en las calles de Chicago. No está hecho el footwork para los pies del blanquito. MG
8
NICK CAVE AND THE BAD SEEDS
Genio y figura, pero sobre todo mesías, Nick Cave ha venido a la tierra para purgar nuestros pecados, para dejar que nos acerquemos a él y lo toquemos, para caminar sobre las aguas del público, su público, aquellos que lo idolatran y que saben que nunca les fallará. Con Warren Ellis como fiel escudero y director de orquesta, Cave volvió a Barcelona para predicar su palabra. Abrió con “Jesus alone” para sacar rápidamente la artillería pesada (“From her to eternity”,“The shipsong”, “The mercy seat”), recuperando algunos temas que hacía años que no tocaba en directo (“Loverman”, “Come into my sleep”) e intercalando temas de “Skeleton tree” (“Girl in amber”, una “Distant sky” con la intervención de Else Torp proyectada en video sobre las pantallas del escenario). Un concierto intenso y visceral que acabaría con una impecable “JubileeStreet” y unas finales “Stagger Lee” y “Push the sky away” en el que se rodeó y jugó con el público que había invitado a subir al escenario. JB
9
VINCE STAPLES
El rapero de Long Beach empezó fuerte, muy fuerte, con sus nuevos singles “Get the fuck off my dick” y “Big Fish”. Y las primeras filas del escenario Ray-Ban se convirtieron en una olla a presión de jóvenes (y no tan jóvenes, como un servidor) botando y bailando. Pero pronto sus fuerzas comenzaron a mermar y se olvidó de completar algunas de sus rimas (en algunos momentos parecía que perdía hasta el oxígeno). El concierto de Vince Staples fue el primero que vi con visuales muy solventes, con una proyección gigante repartida en varias pantallas de vigilancia donde se proyectaban trozos de películas, vídeos o casos reales. Rescató su “Opps”, junto a Yugen Blakrok, de la banda sonora de “Black Panther”, con eso tan antiestético de escucharse la voz grabada de otro rapper mientras Vincent Jamal se pasea desafiante por el escenario. También cantó el “Ascencion” de Gorillaz (presente en su “Humanz”), pero sonido y audio fallaron justo cuando Damon Albarn entraba en la canción. Como toquen en el Sónar lo volveremos a escuchar (sin Staples, claro). Lastima que se paseara poco por su “Summertime” (2015) del que brilló su oscurísimo “Norf norf”. De lo mejor de la noche: “745” y “Party people”, aparte de las mejores visuales de la noche junto a Björk. MG
6,5
NILS FRAHM
Tengo que admitir que tras los saltos en Vince Staples me costó un rato entrar en el concierto de Nils Frahm. Se prometía como una sesión de baile por parte del compositor de Berlín, pero no hubo ningún rework dance sino que se ciñó a los momentos más percutivos de su último “All Melody” (Erased Tapes, 2018). Acompañado de diez teclados (incluido un largo piano de cola), se agradeció que Frahm ejecutase casi todos las melodías de sus canciones nuevas y viejas y no lo dejase en manos del laptop. Imprescindible, en ese punto, los planos aéreos de la disposición de los pianos para ver como sus manos se movían por todos los teclados como si fuera el demonio de Tasmania. “Sunson” no sonó tan bailable como en el disco y hubieron canciones como “My friend the forest” que hubieran sonado muy bien en el Auditori. Pero Nils Frahm comenzó a brillar en temas como “All melody” o “Kaleidoscope”. Aunque fue una “Says” más Jarre que nunca el tema que se metió al público en el bolsillo. MG
8
FOUR TET
Kieran Hebden prefirió permanecer a oscuras –solo una discreta luz iluminaba su mesa, mientras que una tenue mancha roja teñía un rincón del escenario– y que fuera su música la que iluminará la noche. Un bombo trotón sirvió como invocación al público, que respondió a la llamada del londinense dispuesto a cimbrearse al ritmo de las canciones de su último trabajo, "New Energy". La mayoría de los cortes que se escucharon en la actuación de Hebden provinieron de este disco, donde Four Tet se revisita a si mismo para reinventarse. Un sitar hipnótico desgranado a ritmo de raga convirtió el Ray-Ban en una jungla de sonidos exóticos que volvió a ser de asfalto con la irrupción de voces entrecortadas, bleeps y campanillas agitadas por una percusión que hizo aumentar las pulsaciones del público hasta que el primer crescendo hizo estallar su sonido en mil pedazos como cuando se rompe un cristal. A partir de aquí, Hebden se volcó en la pista de baile pero sin olvidarse de esparcir en sus ritmos numerosos detalles sonoros como sonidos espaciales, metales negroides y ecos espaciales. Alrededor de estos detalles se iban vertebrando delicadas melodías. Las cuerdas fueron las encargadas de engarzar las partes más bailables con las más mesmerizantes del repertorio de Hebden, al que le quedó un directo algo deshilvanado, pero interesante para las orejas y, a la vez, bastante bailable. LN
7,5
VIERNES, 01/06/2018
OUMOU SANGARÉ
Cada vez que veo un artista africano en el Primavera Sound siempre pienso lo mismo. Lo necesario que es un buen festival de world music en Cataluña, al estilo del WOMAD de Las Palmas o el Pirineos Sur de Lanuza. Los grupos africanos en el Primavera Sound te dan la vida, francamente, y son de lo más interesante del festival. Tras su visita a Madrid, la embajadora de la música de Mali, la gran Oumou Sangaré hace bailar a todos los que nos amontonamos en el Ray-Ban aunque el Sol todavía pegue duro sobre nuestras cabezas. Las dos coristas simpatiquísimas y anfetamínicas son las que más sufren el calor de este escenario y se refugian en las sombras cada vez que no son protagonistas. De hecho, son ellas las que protagonizan uno de los momentos más divertidos del set, cuando se quitan sus zapatos para bailar descalzar y más cómodas. Sangaré, con su impresionante vestido blanco y dorado, les imita marcándose un Remedios Amaya. Acompañada por una banda multicultural donde hay una bajista rubia que parece sacada de un vídeo de Robert Palmer y un músico africano que maneja la kora de manera maestra, el set de Sangaré es un torbellino imparable. Centrado en su último “Mogoya”, con temas como “Kamelemba” o “Kounkoun”, se reserva lo mejor para el final con su hit “Fadjamou” (que ha sido remezclado por gente como St. Germain) y rescata su “Ya La” del lejano “Laban” de 2001. Una diosa. MG
8
THE BREEDERS
En un altavoz dorado del escenario había la silueta de un hombre desnudo que venía ser la versión masculina de la infame silueta femenina que llevaba el camionero asqueroso de "Thelma & Louise". Este pequeño detalle define muy bien que fueron The Breeders para muchas mujeres jóvenes que también querían tener una banda y a la vez nos enseña cuál era el espíritu que las movía: un grupo de chicas que se juntaron para tocar y pasarlo bien; y que además dejaron un puñado de canciones memorables. Desgraciadamente, y aunque tocaron mejor que otras veces, las Deal y compañía no estuvieron a la altura de su repertorio. Aunque Kim Deal estaba de buen humor y hizo numerosas bromas con su hermana, se lió con los pedales y la voz no le llegó. Acortaron las canciones –tocaron temas de "Last Splash", "Pod", "All Nerve", "Off You" y el "Gigantic" de los Pixies–, y aunque por momentos pareció que levantarían el concierto, este no pasó de la medianía. LN
6,5
FATHER JOHN MISTY
Joshua Tillman tiene muy buen material entre las manos y lo sabe. Con “I love you, honeybear”, su segundo álbum, nos propuso un juego, en nuestras manos estaba aceptarlo o no, los contoneos, las insinuaciones, el desatarse sobre el escenario, todo formaba (forma) parte del papel. Con “Pure comedy” se nos puso algo más serio, pero los guiños continuaban a la vez que su música crecía exponencialmente. Su nuevo álbum, “God’s favorite customer”, se antoja soberbio, su actuación sobre el escenario Seat, acompañado de un conjunto de cuerdas y vientos, nos demuestra que Tillman sabe que ya juega en las ligas mayores, y además lo hace muy bien. Comedido como nunca antes lo habíamos visto (tan solo se dejó ir en la parte final de la actuación), bien arropado por la banda, la ironía y la dulzura se mezclan en unos temas que se expanden y te arropan, llevándote de la mano, haciéndote partícipe de la historia, de su historia, hasta que de repente te das cuenta de que hace ya tiempo que Tillman ganó el juego y que, francamente, te parece muy bien haber perdido. JB
9
RHYE
El cantante de Rhye, el canadiense Michael Milosh, lleva una camisa a lo Chicote… pero no es de Ágata Ruiz de la Prada, sino de Desigual, en un posible guiño a Barcelona. Aunque su camiseta te deje ciego, si cierras los ojos, parece que estés escuchando a Sade. La música de Rhye invita a la nocturnidad, pero el Sol todavía brilla con fuerza en el cielo del Fórum. Quizá hubiera sido mejor cambiarlo por Thundercat y que Rhye tocaran más tarde. Milosh y Robin Hannibal van acompañados de teclados, bajo, batería, violín y chelo. El chelista demuestra su versatilidad al tocar un saxo en “Taste”, una de las mejores canciones de su último “Blood” (Universal, 2018). La banda de Rhye intenta hacer más bailables hits como “Last dance” o “The Fall”, pero son mejores cuando más íntimos, como en “Please” o “Softly”. MG
7
SEVDALIZA
Como han cambiado las cosas en dos años. En 2016, la iraniana-holandesa Sevda Alizadeh era invitada por Red Bull a su escenario en el SonarDôme. Allí aparecía sola, vestida a medio camino entre una Spice Ejecutiva y la Spice Deportista en un concierto donde solo brillaba su voz. Dos años después, en el escenario Pitchfork del Primavera Sound, Sevdaliza aparece vestida con una estética apocalipsis nuclear-sadomaso, mostrando sus generosas piernas infinitas que harían las delicias de Robert Crumb y con varios temas con coreografías al más puro estilo Beyoncé. Le acompaña un prodigioso bailarín al que la artista llama “su alma”. Capaz de ser tan versátil como la voz de una de las mejores cantantes que han pasado por el festival este año. En el momento final de la actuación se hace acompañar de un cuarteto de cuerda donde brilla con fuerza temas como “Marilyn Monroe” o esa “Hero”. Muy jefa, Sevdaliza, se metió en el bolsillo a una audiencia bastante más joven y fashion que la que había en otros escenarios. MG
7,5
MOGWAI
La noche del viernes una apisonadora con bandera escocesa pasó por el escenario Primavera Sound. Afortunadamente volverá a crecer la hierba frente al escenario por mucho que la pisotearan los asistentes al festival, pero igualmente Mogwai arrasaron con todo lo que pillaron a su paso. El año pasado, en su concierto sorpresa, presentaron en primicia el entonces nuevo material de "Every country's sun", dejando fuera de juego a más de uno. Un año después esos nuevas canciones están integradas plenamente en el repertorio del grupo y "Coolverine", "Party in the dark" o "Crossing the road material" se tratan de tú a tú con temas como "Hunted by a freak", "Ranopano" o la escalofriante "Mogwai fear satan", dando forma a una descarga sónica inconmensurable. JB
9,5
THUNDERCAT
Stephan Lee Bruner ha tocado con Kendrick Lamar, con Kamasi Washington, con Flying Louts, con Erykah Badu, con Keziah Jones, con Ty Dolla Sign, con N.E.R.D, con miles de artistas. Es un multi-instrumentista prodigioso, pero su instrumento favorito es ese bajo gigante dorado de seis cuerdas de Ibanez que Bruner maneja como si estuviera vivo, con un virtuosismo asombroso. Rosario López se preguntaba en el whatsapp de la redacción cuántos dedos tenía Bruner. Aseguramos en las fotos que tiene diez. Aunque los 23 temas de “Drunk” (Brainfeeder, 2017) son cortitos, en directo se hacen eternos, se alargan hasta el infinito. Pero eso es porque se juntan y mutan en algo diferente, como las iniciales “Rabbit Ho”, “Captain Stupido” y “Uh Uh”. Pero seamos francos, Thundercar puede llegar a empachar, con esa mezcla entre funk, soul, jazz y las locuras instrumentales a la Frank Zappa. MG
7
VISITA A THE WAREHOUSE
Donde antiguamente estaba el Hidden Stage de Heineken se encuentra ahora el escenario The Warehouse con tecnología de Bowers & Wilkins. Un escenario con una sonorización excelente aunque se trate de un párquing. Cosa que le da un toque muy oscuro y deprimente como los primeros clubs de house del que se inspira su nombre. La noche del viernes está monopolizada completamente por artistas del sello alemán Giegling, con sesiones como las de DJ Justin b2b Konstantin, Molly, ATEQ, Elli o los directos de Edwards y Leafar Legov. Justo entró en el párguing, perdón, The Warehouse, cuando está tocando en directo el alemán Leafar Legov, Rafael Vogel del dúo Kettenkarussell. Su tech-house entra muy bien después del exceso virtuoso de Thundercat. Una vuelta a lo primitivo, a lo básico, con un sonido donde también brillan las melodías más agudas. Leafar Legov tocó varios temas de sus dos EPs, “Talk” (2016) y “Family” (2017). MG
7
CHARLOTTE GAINSBOURG
El último trabajo de la actriz, directora y cantante Charlotte Gainsbourg es extraño y brillante a la vez. Una mezcla prodigiosa de lamento, electrónica, dance music y melancolía que la hija de Serge Gainsbourg y Jane Birkin dedica a su hermana fallecida en 2013, Kate Barry (hija de su madre y el compositor John Barry), quien tuvo problemas de drogas. Producido por SebastiAn, Gainsbourg ha escrito las letras de todos los temas. Iluminados por marcos de neones brillantes, Gainsbourg y su banda tocan varios temas de su último disco “Rest” como “Lying with you”, “Ring-a-ring o’Roses”, “Kate”, “Rest” o “Les crocodiles”, pero brilla en directo su single “Deadly Valentine”, uno de los mejores temas de 2017, repleto de intensidad y un ritmo space disco que se multiplica en directo con capas de ruido, drones y un juego de luces demoledor. Como es habitual en la gira de “Rest”, Charlotte acaba el concierto con una versión más moderna de la pedófila y provocadora “Lemon incest”, que grabó con su padre en 1985 a la edad de trece años. MG
8
CIGARETTES AFTER SEX
Una gran decepción. En directo, sus canciones perdieron toda la bruma que las envuelve en el disco. Sonaban mal, la voz no se escuchaba y la batería indolente que les caracteriza fue un lastre que arrastraron todo el concierto. Es verdad que poco a poco y cambiando de sitio el sonido mejoró un poco, pero la pereza melancólica del grupo acabó convertida en una vulgar somnolencia. Tampoco no consiguieron crear ni la intimidad ensoñadora que los caracteriza ni dar a las canciones la profundidad y el eco que tienen enlatadas. LN
5
TY SEGALL AND THE FREEDOM BAND
El concierto fue un auténtico duelo de guitarras. La tensión y la electricidad se palpaban solo de ver a la banda entera en el escenario. El bajista sujetaba su Rickenbaker como si fuera una arma y esperaba con atención su entrada como quién espera la aparición de su enemigo en cualquier momento. Antes de arrancar las canciones, Ty Segall y los suyos creaban una atmosfera ruidosa de donde estas emergían e iban tomando forma en medio de una maraña de guitarrazos chulescos y potentes, para confundirse las unas con las otras, excepto en pequeñas pausas que la banda se tomaba para cambiar la afinación. Los golpes certeros de la batería ponían orden al caos de las guitarras, que tuvieron sus momentos de exabrupto y que no pararon de zumbar en ningún momento. Ty Segall y sus secuaces convirtieron su repertorio en una almagama de sonidos en constante ebullición que fundió en una actuación trepidante garaje, rock sureño, rock negroide y lisérgica. LN
9
SÁBADO, 02/06/2018
SHELLAC
Ya apenas recordamos aquel tiempo en el que aquel que había visto a Shellac en directo era un privilegiado (vinieron por primera vez al maravilloso AV Festival de Fuengirola), tras su primer paso por el PS el flechazo fue mutuo y apenas han faltado una vez desde que pusieron patas arriba el Auditori del Forum el 2006. Por esas cosas de los solapes, parecía que este año nos íbamos a perder a Shellac, algo casi imperdonable en Blisstopic, pero por suerte el sábado a primera hora nos esperaba una sorpresa, un escenario improvisado (un par de amplificadores y unos altavoces a ras de suelo) a la entrada del festival, un corrillo alrededor de ellos y la oportunidad de disfrutar de su afilado directo a menos de un metro de ellos. Intensidad seca y cortante, minimalismo en su música y cercanía en su trato (como aquel amigo que es parco en palabras pero que sabes que siempre estará ahí). Como detalle, el final con "The end of radio", con Todd Trainer asistido por tres niños a la batería (a los que felicitó y pagó, aunque fuera de forma simbólica, por su primer bolo al finalizar la actuación) sin que al final Albini y Westonl le acabaran desmontando el instrumento. JB
9
CAR SEAT HEADREST
Para disfrutar en primera fila del concierto de Jane Birkin me acerco a primera hora a Mordor para disfrutar del concierto de la banda de Willy Toledo y sus Car Seat Headrest. Bueno, no es nuestro Willy Toledo, sino Will Toledo de Virginia, a quien seguramente le deben pedir el carnet en todos los locales de Norteamérica por lo insultantemente joven que parece. Comienzan fuertes, con una versión del “Crosseyed and paintless” de Talking Heads que deja Mordor del revés. La voz de Toledo se mimetiza tanto con la voz de David Byrne que el resto de temas parecen una nueva revisión de Pavement pero con la voz de Byrne en vez de la de Lou Reed. Efervescencia indie-rock en canciones como “Boys”, “Nervous young inhumans” o esa “Cute Thing” tan Superchunk. Los hermanos menores le robaron su colección de discos a los hermanos mayores y no está nada mal, oigan. MG
7
LIFT TO EXPERIENCE
Truman Capote escribió que se lloraba más por las plegarias atendidas que por las que no lo eran. Después de ver la acogida que tuvieron en su concierto, seguramente Lift to Experience no estarían de acuerdo con el célebre escritor. El paso del tiempo ha sentado bien a "The Texas - Jerusalem Crossroads", un álbum conceptual que merece la categoría de disco de culto que tiene. En él se narra el segundo advenimiento de Jesús y Texas es la tierra prometida.
El disco no es el único que ha envejecido bien. La voz de su cantante y guitarrista, el esbelto crooner Josh T. Person –ataviado con sombrero vaquero blanco y pelo rubio pollo– embellece con su madurez las composiciones del trío que completan el batería Andy "The Boy" Young y el bajista Josh "The Bear" Browning. Los tres se compenetraron perfectamente en su concierto en el Primavera. Bajo una enorme bandera de Texas -había también una de más pequeña al lado de la batería- y detrás de una calavera de venado, los tres del estado de la estrella solitaria empezaron con una instrumental que creó el ambiente etéreo perfecto sobre el que Josh recitaría y cantaría sus letanías y nos sumiría en un estado de beatitud a través de la paz de sus canciones y su humildad. La banda entera nos llevaría a un cruce extático entre ruido y melodía.
Los punteos áereos de la Fender Jaguar del guitarrista eran arropados por los platillos de la batería creando un ambiente cargado de electricidad que estallaba como una tormenta cuando todos los instrumentos colisionaban para luego volver a la calma o perderse en un estruendoso espiral. Los punteos se alternaban con partes ruidosas, llenas de feedback que se convertían en loops donde el ciclo volvía a empezar. La banda dio las gracias varias veces al público por venir, le hicieron fotos –el cantante dijo que las hacía para enseñárselas a su madre– y preguntaron si creían que tenían que practicar más. Oyéndolos tocar, la respuesta era obvia: no. Una experiencia religiosa. LN
9,5
JANE BIRKIN
Como no he podido ver el concierto de Nick Cave And The Bad Seeds puedo afirmar sin equivocarme que el mejor concierto de este Primavera Sound lo ha dado una señora de 71 años, la inmortal Jane Birkin. Era la primera vez que madre e hija (Charlotte Gainsbourg) compartían festival, pero no era la primera vez que Birkin venía a Cataluña. Diez años atrás presentaba sus discos “Redezvous” y “Fictions” en el Palau de la Música Catalana de Barcelona y el Auditori de Girona. Pero ahora no venía a cantar material propio, sino a rendir un homenaje a Serge Gainsbourg acompañada de la Orquestra Simfònica del Vallès dirigida por James Ross. Aunque estuviéramos en Mordor, en un descampado inmenso y desolador, la intimidad entre la artista y su audiencia fue la misma como si todos estuviéramos en un gran teatro. El amor de ella, de la orquesta y de todos los asistentes por la obra de Gainsbourg se podía sentir en el aire desde los primeros acordes de “Ces petits riens”. En un momento de la actuación un cable hizo estallar el sonido y Birkin brindó un beso al aire dedicado al gran compositor galo. Poco a poco, sin pausas, pudimos escuchar temas míticos como “Baby alone in babylone”, “Valse de Melody”, “Manon”, “Jane B.” o esa última “La Javanaise”, un clásico de Gainsbourg. Pero también pudimos bailar al ritmo de “L’anamour” o maravillarnos con la preciosa “La chanson de Prévert”, que cantaba Michèle Arnaurd. Birkin asumió el protagonismo de una jornada con una voz maravillosa y una eterna sonrisa en su rostro que encandiló a todo el público y que convirtió Mordor en el mejor lugar sobre el planeta Tierra por un hora y media. MG
10
ROLLING BLACKOUTS COASTAL FEVER
Desde Australia ya tenemos recambio para bandas de jangle pop como The Go-Betweens o The Bats. Con tres guitarristas sobre el escenario alternando las función de vocalista Rolling Blackouts Coastal Fever hacen muy bien en directo lo que nos han explicado que saben hacer en estudio con el EP "The french press", pop hipervitaminado cimentado sobre riffs contagiosos y guitarras juguetonas con el que nos refrescaron la tarde y nos hicieron pasar un rato muy agradable. Delicioso entretenimiento. JB
7
LYKKE LI
A ver, no es que el concierto de la sueca Li Lykke Timotej Zachrisson fuera malo, pero si que fue uno de los directos más aburridos que he visto en un festival en mucho tiempo. Todo era tan sueco, tan perfecta, tan pulido que parecía el reverso negativo de ABBA, la antifiesta. Los temas de su nuevo “So sad so sexy” o del anterior “I never learn” (2014) se disfrutan mejor en casa que en directo, todo sea dicho. El nuevo disco debería llamarse “So bored, no sexy”, porque aquello parecía más un triste trámite para cumplir entre las actuaciones de Jane Birkin y Lorde que un concierto con entidad propia. Es más, cuando faltaban cuatro canciones del set de Lykke Li, juraría que había más gente esperando a Lorde que viendo a la sueca. En directo sonaron los nuevos singles “Two nights” (sin Amine, por supuesto), “Hard rain”, “Deep end” o viejos conocidos como “Sandness is a blessing” o “No rest for the wicked”. MG
6
SLOWDIVE
Slowdive siguen a lo suyo desde su gira de regreso y la publicación del estupendo “Slowdive”, su regreso tras 22 años de silencio: acumular conciertos memorables uno detrás de otro. Si hace apenas unos meses su actuación en la sala Apolo dejó a más de uno con unos ojos más abiertos que los de Bob Esponja cuando los pone al estilo Bambi, su concierto sobre el escenario Apple no fue menos. Efectivos, hipnóticos y ensoñadores, Rachel Goswell, Neil Halstead y compañía ofrecieron una emocionante actuación en las que sin apenas esfuerzo pasaban de la belleza a la euforia pasando por la abstracción. Uno de los regresos con más sentido de los últimos años. JB
8,5
WATAIN
El hedor a animal muerto putrefacto y orín que desprendía el fórum en el último día del festival, resultó perfecto como parte del atrezzo del concierto de los blackmetaleros suecos Watain. Dos cruces de hierro invertidas presidían el escenario y hacían pareja con el doble bombo de la batería. Una letanía religiosa empezó a sonar mientras los miembros del grupo hacían acto de presencia, pintados con pintura cadáver, vestidos con cuero, metal, pinchos y otros pingajos; parecían salidos de una ciénaga. Empezaron con todo el grupo de espaldas al escenario menos el cantante, que estaba de rodillas y de frente. Y a partir de este momento empezó un bombardeo de riffs graves y redobles de una batería que parecía que tocaba desde un nido de ametralladoras.
Los berridos del cantante –un cruce entre Bitelchús y el Joker de Heath Ledger– que sacaba la lengua como un sapo, desapareció un par de veces. No se le oía y las melodías tenebrosas del grupo morían por las detonaciones de la artillería pesada que disparaba la sección rítmica. Al sonido le faltó volumen y definición. Hubo cabalgatas de todo tipo y headbanging a troche y moche, cuernos, puños en alto y pogo entre el público. Watain terminaron como empezaron de espaldas al público y puños en alto. Su concierto fue un agradable y necesario paréntesis entre tanto pop. LN
7,5
LORDE
Mientras nos íbamos de Jane Birkin, cientos de jovencitas británicas y francesas nos empujaban para coger sitio en las primeras filas del escenario Seat. Estuve a punto de coger a alguna por los hombros y explicarle que Lykke Li era al otro lado de Mordor, pero ellas iban a ver a Lorde e iban a esperar todo el concierto de la sueca para verla en primera fila. Antes de comenzar su concierto, se escucha el conocido “Running up that hill (a deal with God)” de Kate Bush al que sigue el mejor tema de su “Melodrama” (Universal, 2017), “Sober”. Lorde podría convertirse en la nueva reina del pop internacional, pero en directo necesita una buena reinvención. Cinco bailarines y unas pobres proyecciones no rubrican un directo espectacular. Pero ella se lo pasa muy bien y es mucho más comunicativa con su público que la sosaina de Lykke Li, contando intimidades mientras suena el piano de “Writer in the dark”. Rescató su “Magnets” con Disclosure y cantó el coro de “Lost” de Frank Ocean en su “The Louvre”. Donde no llega el espectáculo de la gira de “Melodrama” se basta y se sobran canciones como “Green Lights”, “Homemade Dynamite”, “Tennis Court” o “Royals” y la extrema simpatía de Ella Marija. MG
7,5
ONEOTHRIX POINT NEVER
Existe un camino de Mordor a Morbits que te permite coger un autobús en una esquina del recinto (escenario Seat) que te lleva por fuera del festival hasta las puertas del Parc de la Pau donde se encuentran el Primavera Bits. Cómodamente, me desplazo del final del concierto de Lorde al final del directo de Claro Intelecto, tan digital y tan primeros dosmiles. Pero estamos aquí para ver la presentación del nuevo disco de baladas mutantes de Daniel Lopatin, “Age Of” (Warp, 2018). Grabado en una casa en el bosque, el nuevo trabajo de Oneothrix Point Never es denso y extraño, pero también es pop y bastante triste, como lo demuestran canciones como “Babylon” o esa tremenda “Black Snow”, uno de los mejores temas de 2018 de calle. Intenso y muy oscuro, Lopatin se rodea de tres músicos en directo (pianista, batería y programaciones), convirtiendo la experiencia en un directo de verdad y no en una sucesión de muestras lanzadas desde un ordenador. Destacan las barrocas y vintage audiovisuales en 3D más propias de recopilatorios trance de los noventas diseñados por un director de terror. MG
9
DEAD CROSS
Para la facción más curtida en años y bolos del público del Primavera, el sábado tenía un nombre que sobrevolaba todo el cartel a nivel de expectativas, y ese nombre era el de Mike Patton al frente de su última encarnación musical: Dead Cross. El bueno de Patton es muy caro de ver por estos lares, en este caso literalmente, y si no que se lo digan a los fans dedicados que se habían comprado la entrada de día, en muchos casos en la reventa, solo para verle cantar. Si a eso se le añade el poder disfrutar en acción de un peso pesado como es el ex-Slayer Dave Lombardo a la batería y a una eminencia del punk como es Justin Pearson (The Locust) para acabar de redondearlo, el concierto tenía ya antes de empezar ese aire de cita memorable que poder contar cual batallita dentro de muchos años. Y musicalmente fue una batalla, en efecto, un revolcón frenético en el que se desató la locura en el público, que entre pogo y pogo no sabía ya a quien mirar, con tanta leyenda de la música junta dándolo todo. El cuarteto no estaba dispuesto a dejar prisioneros: eso nos lo dejaron muy claro ya desde la inicial “Seizure and Desist”, con Mike incendiando a las masas y demostrando que sí, por si alguien aún tenía la duda, él es LA VOZ del rock. Entre cápsula y cápsula de ruido feroz, un Patton genio y figura en su papel de maestro de ceremonias, parlanchín y ocurrente en castellano. Y trallazo tras trallazo de hardcore old-school ("Obedience School", "Idiopathic"), su set era altamente inflamable, y las llamas solo escapaban en una dirección: hacia arriba. Tenían la noche en sus manos y hubieran rozado el show perfecto, de no haberlo dado por finalizado inexplicablemente unos quince minutos antes de lo planeado, tras un bis un tanto troll, dejando al público tan confundido como extenuado, con demasiadas ganas de más. RL
9,2
DEERHUNTER
A Bradford Cox hay que quererlo, no nos queda más remedio. La hiperactividad que gasta en sus diferentes proyectos y la calidad de la que los envuelve es algo que hay que agradecerle. A la hora de actuar en directo también suele ser una apuesta segura, nunca decepciona. Salió al escenario bajo los efectos todavía de la actuación de Jane Birkin, algo que agradeció profundamente haber podido disfrutar, para acto seguido embarcarnos junto a Deerhunter en otro embriagador viaje por los recovecos de la memoria vía la inclasificable amalgama de dream-pop, rock y (probablemente cada vez menos) noise que les caracteriza. JB
7
JON HOPKINS
Creo que podría desempolvar una crítica que hice de la actuación de Jon Hopkins en el Sónar de 2014 y colarla aquí en la crítica de su actuación del Primavera Sound 2018 porque lo que dije entonces y lo que diré ahora es exactamente lo mismo, sin cambiar ni una coma. Pero no encuentro la crónica ahora y todo lo que escriba será nuevo. Hopkins produce discos llenos de temas con multitud de detalles. No es para menos, tratándose de un brillante productor, pero en directo sacrifica melodías y sutileza en un jolgorio de house tope épico repleto de filtros de guerra (el uso y abuso de filtros para potenciar más el subidón del bombo, cosa que es capaz de hacer hasta tres veces en cada tema). Nada nuevo bajo el Sol, o la Luna del Primavera Sound. Más básico que un tema de EDM. Y eso el público lo agradece llenando el escenario Bacardi de MorBits y bailando todos los temas de su último “Singularity” (Domino, 2018) o de su anterior “Inmunity” (2013) como los conocidos “Open Eye Signal” o “Collider”. Como Lorde en su concierto, Hopkins toca en directo su remix del “Magnets” que la neozelandesa canta junto a Disclosure, provocando la locura del público. MG
7
SUMAC
Si hay una cosa que adoro del Primavera es como en cada nueva edición se sacan de la chistera grupos de metal no-convencional, casi de culto, que a saber si tendríamos manera de disfrutar en nuestra ciudad de no ser por el festival. Sumac, el nuevo proyecto de Aaron Turner, no es un nombre nuevo para los fans de los desaparecidos Isis, pero sí uno que no teníamos muy claro si llegaríamos a poder catar en directo. Y si en la experiencia de ver a Isis la oscuridad era la reina, Sumac convirtieron la noche en un ritual mucho más rockero y guerrero, con Aaron provocando al público como nunca antes, dando bandazos, poseído por sus riffs que se expandían en bucles catárticos. Mientras, dirigiendo la nave rítmica, Nick Yacyshyn, dándonos una lección tras el set de batería: la bestia parda más técnica y física a la vez que hemos visto en el género en mucho tiempo, se dejó la piel. "Image of Control" y "Rigid Man" eran más bucles catárticos que cada uno vivía a su manera, haciendo headbanging, que canciones al uso, y la descarga de decibelios hizo temblar tanto el escenario Adidas que uno de los Orange que se apilaban tras Aaron estuvo a punto de ir al suelo. A mí no se me ocurre manera mejor de ponerle punto y final a este Primavera. RL
9
PUBLIC SERVICE BROADCASTING
El concierto de Public Service Broadcasting tuvo un único problema: la duración. Apenas cuarenta minutos si es que llegó a eso, ya que debido a algunos problemas con el equipo se retrasó su salida al escenario, dejaron al público con la miel en los labios y con ganas de unos cuantos (bastantes) temas más. El trío de math-rock británico, acompañado en parte de las canciones por otro trío, este de metales, tiró de su repertorio más hipnótico y bailable, sin incidir demasiado en su muy interesante último álbum, "Every valley" (tan solo sonaron "Progress" y "Allout") prefirieron apuntalar su directo en temas más contundentes como "Go!", "Gagarin" (con astronauta sobre el escenario incluido) o "Everest". JB
8,5

Redacción
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