Moritz Festival L'Era 2017
22/07/2017, Masia Can Gascons, Llagostera
Texto Lidia Noguerol
Fotos Àlvar Vázquez
La quinta edición del Moritz Festival l’Era será recordada seguramente como el de su consolidación definitiva, con 1800 asistentes, y el del año en que tocó Manel, aunque no fueron los que brillaron más. Las premisas del festival son la combinación de un entorno rural, el aforo limitado, las distancias cortas y un cartel que combina artistas nacionales y internacionales. Sin ninguna duda, el cartel es uno de los más eclécticos, pero si en un principio esto era una baza a su favor en un futuro si el festival no crece en días o escenarios, se puede convertir en una desventaja, ya que hay propuestas muy difíciles de combinar.
RENALDO & CLARA
“¿Qué cómo van esos valientes?” preguntaba Clara Viñals a su público, los primeros asistentes del festival que llegaron temprano para escuchar, bajo la sombra de los robles, el pop delicado y sin estridencias del grupo de Lleida. Y los valientes tuvieron su recompensa, porqué valió la pena desafiar el sol para escuchar a Clara y los suyos tocar las canciones de sus dos discos. El grupo se sintió como en casa. La misma Viñals lo dijo: “Esto de tocar al lado de un corral y con ovejas es muy de Lleida”. Las cigarras acompañaron la voz dulce e infantil, pero nada ingenua, de Clara y un suave viento le hizó los coros. La banda se mimetizó con los rayos de sol tocando pasajes suavemente lisérgicos, momentos folkies, pop sesentero y arrebatos de electricidad y electrónica. No había una manera mejor de desperezarse de la siesta. Una gozada. 8,5
NICO ROIG
El polifacético Nico Roig llenó de polvo cósmico y existencialismo el festival. Su “Vol.71” es una propuesta inclasificable, de paisajes áridos y ambiente de western, donde tienen cabida el free, el post-rock, los ritmos orientales y los momentos ruidistas. El eco lo sobrevuela todo y se combinan con acierto los pasajes instrumentales con los cantados. “Vol.71” explica la vida de diferentes personajes que viven en el planeta de este mismo nombre. También tocó alguna canción de “Les dones macabres”, que no acabaron de encajar en su nueva propuesta. Le acompañaron sobre el escenario Pau Rodríguez (ZA!) bajo, teclados y samplers y Juan Rodríguez (Seward) a la batería. 8,5
BARBOTT
Venían de Nápoles y sin dormir. Pero a pesar de esto, Barbott se atrevieron a tocar canciones nuevas. Su pop nocturno elegante y con los sintetizadores como protagonistas hizó cimbrear al público, aunque su propuesta se hizó un poco monótona y le faltó un poco de garra. 7,2
ANÍMIC
Lo suyo fue un remake post-industrial de “Maldad bajo el sol”. Y es que ya lo dijo su cantante Louise: “Yo pensaba que no se podía hablar de inhumanidad y muerte a las siete de la tarde, sudando, pero me doy cuenta que sí, porqué también pasan atrocidades de día”. Por suerte, en su concierto solo pasaron cosas buenas. Y es que Anímic acompañaron de manera excelente la puesta de sol, oscureciendo el ambiente con las canciones de “SKIN”: techno, dark-wave, frialdad y dureza post-industrial. Como es habitual cada miembro de la banda mostró su personalidad sin perder la unidad del grupo. Parecía que cada uno iba a lo suyo hasta que Louise se les acercaba bailando y se apreciaba la conexión que hay entre todos ellos. El concierto acabó con una reivindicación de Louise al derecho a ser nosotros mismos. 8,5
CALA VENTO
Los presentó Louise de Anímic como “una banda que son solo dos pero que tocan como si fuesen veinte”. Y es verdad. Y en el festival y cerca de casa (por si alguien todavía no lo sabe son del Ampurdán), lo volvieron a demostrar. Fueron el grupo que más personas congregó en el escenario pequeño, el “dels roures”. Y el que más entusiasmo y pasiones levantó (se oyó varias veces entre el público la pregunta “nenas, todavía lleváis las bragas?”). Desde el minuto cero un público intergeneracional cantó sus canciones y los más aguerridos se marcaron un buen pogo. El sonido les falló un poco y se disculparon por las voces, un poco tocadas por la tarde pasada en la piscina VIP del festival. Pero lo dieron todo sin postureos ni tonterías y se dejaron la piel y el alma cantando himnos como “En Cueros”, “Isabella” o “Enamorado”. Como siempre, Cala Vento fueron intensos y cercanos. 8,3
MANEL
Lo intenté cuando salieron, y lo intenté de nuevo con cada disco nuevo suyo, de los cuáles varios amigos me cantaban las excelencias, hasta llegar a “Jo Competeixo”. Pero, lo siento, no me llegan. Ni con ukelele ni eléctricos ni cuando arriesgan. La voz nasal me cuesta y me cansa y en directo les falta garra. Pero el público de Llagostera les recibió encantado, cantó todas sus canciones y les aplaudió a rabiar. El grupo tocó “La Mar” y “Ai Dolors” y regalaron dos bises al público. 6,5
AWIR LEON
El francés fue la sorpresa de la noche con una propuesta que mezclaba a James Blake con beats bailables y contundentes. A destacar también su presencia escénica y su entusiasmo contagioso. Leon se lo estaba pasando tan bien y estaba tan metido en su música que conectó rápidamente con el público. Tocó las canciones de su reciente “Giants”, estrenó una canción nueva, mostró su faceta de bailarín con una pieza escrita para una danza y se despidió con una sedosa versión de “Sunny”. 7,5
TRIÁNGULO DE AMOR BIZARRO
“Nosotros también somos rurales, venimos del norte y estamos muy encabronados”. Así se presentaban los gallegos Triángulo de Amor Bizarro en el Era, justo en el momento en que más necesitamos nervio y fúria. Y nos lo dieron, pero tardaron un poco. Empezaron con las canciones del laureado “Salve Discordia” que sí, que tiene garra mala hostia y velocidad, pero el orden del repertorio no acabó de cuajar, y eso que tocaron canciones de sus discos anteriores. Es curioso porqué al mismo tiempo, Isa reclamó al público que fueran “más cabras y menos humanos” y el resto de la banda también animaba al público con los brazos arriba. Como no podía ser de otra manera su actuación fue un vendaval y cubrieron con creces la demanda de guitarras ruidosas que el festival necesitaba. 8,3
PLAYBACK MARACAS
Su propuesta es original y divertida, pero en su concierto esa mezcla de psicodelia, electrónica cósmica y ritmos tropicales no les funcionó. Las canciones no terminaron de coger forma y les faltó un hilo conductor que les permitiera hilvanar su actuación. 6,5
DARK SKY
El dúo británico empezó bien, pero para esas horas de la noche su propuesta, una introspectiva mezcla de dubstep, Uk Garage y house, con numerosos downtempos, se hizó un poco lenta y costó prestarle la atención que merecía. 7,2
OCTAVE ONE
Valió la pena esperar a dos de los nombres más destacados de la segunda generación techno de Detroit. Los hermanos Lenny y Lawrence Burden bordaron su directo en todos los aspectos. Fue grande verlos a los dos, casi sincronizados, doblando las rodillas para seguir el ritmo de la música. Con ellos la música de baile, el techno, el house y el electro, volvió a encontrarse con sus raíces negras: funk, hip hop, blaxplotation y ritmos tribales. Una experiencia soulful. 9

Lidia Noguerol
Lídia Noguerol comparte profesión con Barbara Gordon (Batgirl). Cuando no le toca lidiar con adolescentes descarriados, borrachos y indigentes, se dedica a seleccionar música, cine, libros y cómics. Por la noche, cuando no va al cine o se queda en casa leyendo, transita autopistas y carreteras secundarias y recorre los ejes de comunicación del país, en busca de conciertos de los que hablar por la mañana siguiente en prensa local, portales culturales, blogs y prensa especializada como la extinta Go Mag. Buscando un mundo mejor, ha ido a parar a Blisstopic, un lugar tan excitante como Gotham.