Primavera Sound 2017 Sábado
03/06/2017, Fòrum, Barcelona
Textos Javier Burgueño, Albert Fernández, Lídia Noguerol y Rosario López.
Fotos Rosario López
SURFIN' BICHOS
"Hermanos Carnales”, el intento de asalto a los cielos de Surfin’ Bichos, cumple 25 años, algo que bien merece una (nueva) reunificación temporal para celebrarlo por todo lo alto; así que Alfaro, Pascual y compañía han vuelto a juntar fuerzas para recordarnos por qué el disco está considerado una de las cumbres del pop rock español. Efervescencia y melodía, guitarras hirientes, bossanova, medios tiempos, todo tiene cabida en un disco que abrió el camino para muchas bandas de indie rock que llegarían después. En el Hidden Stage Surfin’ Bichos se entregaron a ello, como si el tiempo no hubiera pasado volvieron a elevarse sobre el escenario las guitarras de “Viaje de redención”, desparramaron imaginería religiosa (“San José experience”,”Hey, Lázaro”), removieron sentimientos y entrañas (“Mis huesos son para ti”, “Harto de tu amor”). Canciones hirientes y necesarias, de las que llegan hasta el tuétano y se quedan a vivir dentro de ti (“¡Fuerte!” y”Hermanos carnales” siguen siendo tan poderosas como el primer día) que volvieron a sonar sobre las tablas. Una gran celebración de un disco atemporal. JB
8
POND
La psicodelia de los australianos contribuyó a hacer más luminoso el sol perezoso que caía a media tarde en el fórum. Su música recordó los efectos ópticos y las figuras geométricas que son capaces de crear los rayos del astro rey. Se aproximaron a él comandados por los sintetizadores y propulsados por su incombustible mezcla de space-rock y glam que tiene momentos de caos ácido, ratos bailables y melodías en las que mecerse. Tocaron las canciones de su último álbum “The Weather”, pero también de “Man it feels like space again” (“Waiting Around for Grace”) y una, “Giant Tortoise”, de “Hobo Rocket”. LN
8,5
ROYAL TRUX
¿Llegué tarde y en medio de una canción? ¿O quizás estaban afinando? ¿Qué buscaba Jennifer Herrema en su mesa? ¿Era una flauta lo que intentÓ tocar? ¿Quién iba peor, ella o Neil Hagerty? Yo diría que ella. No se le oían los alaridos, le costó acercarse el micro a la boca, no aulló y se movía errática por el escenario, fumando y bebiendo sin parar. Bueno, hizo una pausa para secarse la boca con la manga de la camiseta. Mientras Neil Hagerty rascaba su guitarra y cantaba con dicción borrachil, los otros dos miembros de la banda iban haciendo su parte del trabajo. La cosa mejoró ligeramente cuando la emprendieron con “I’m Ready” y Jennifer encontró su gorra, que debía ser lo que buscaba. O no, porqué continuó rebuscando en su mesa, donde encontró un libreta de notas y un bolígrafo. También buscó dentro de su bolso de piel y cola de zorro, que le colgaba por detrás y asomaba por entre sus piernas. Hubo un momento en el que Hagerty se acercó y le dijo algo, a lo que ella respondió “you're fucking killing me”. Al final del bolo, chocaron las manos y ella se marchó recogiendo sus pertinencias. Royal Trash. LN
4,5
WEYES BLOOD
Natalie Mering, de nombre artístico Weyes Blood, lo tiene todo para triunfar: Una colección de canciones oscuras y tristes, de esas que dejan huella, la capacidad de no tomarse demasiado en serio a uno mismo, y una personalidad abrumadora que se despliega sobre el escenario. ¿Cómo si no podría meterse tan fácilmente como la hizo al público en el bolsillo en unas circunstancias a priori complicadas para sus canciones (escenario Primavera, seis de la tarde, pleno sol)? Y para finalizar, una guinda: versión de “Vitamin C” de Can. A seguir muy de cerca. JB
7,7
JARDÍN DE LA CROIX
El cuarteto madrileño lo dio todo sobre el escenario y su mezcla de post-rock, math-rock y rock progresivo se convirtió en una de las propuestas metaleras más originales de las que pasaron por el escenario adidas Originals. Consiguieron captar la atención constante del público con sus explosivos comienzos, sus melodías futuristas y sus riffs pesados. Fue todo un espectáculo ver a sus dos guitarristas tocando con ambos manos el mástil y al bajista, de espaldas y con el instrumento completamente vertical mientras el batería repartía golpes certeros. Acabaron por los suelos y ovacionados. Se lo merecieron. LN
8,5
VAN MORRISON
El león de Belfast hizo escuchar su rugido la tarde del sábado sobre las estepas de Mordor (también conocido como escenario Heineken). Siendo un león viejo y sabio, sabe que su rugido no volverá a ser el mismo que el de su juventud, y también que a donde no se llega con fuerza bien se puede llegar con carisma y profundidad, algo que aplica de forma magistral. A los 71 años Van Morrison sigue siendo un grande y una de las mejores voces del soul, pudiendo hacer gala de un cancionero impresionante. De “Too Late”, single de su último álbum, “Keep me singing”, al cierre con “Gloria”, pasando por “Moondance”, ·Days like these”, o “Brown eyed girl”, Morrison impartió una lección magistral, un goteo constante de soul (y blues, y folk, y swing, y jazz..) que caló hondo, recordando a las nuevas generaciones que él sigue viéndolos desde lo alto de la montaña. JB
8,5
JOEY PURP
El de Chicago salió con tantas ganas y entusiasmo que consiguió llenar el escenario con su presencia, su energía y sus bailes. Una chica le lanzaba las bases y él disparaba su flow de tropecientas palabras por minuto sin dejar de bailar y animando al público constantemente. En una ocasión en que pidió que el público le acompañara con palmas, hizo parar la música porqué el respetable no había pillado el ritmo. Purp enseño de nuevo el patrón a seguir y volvió a empezar. Habló bastante de su ciudad y aunque el sonido no le ayudó, le puso tanta actitud que las canciones concienciadas y el realismo sucio de “iiidrops” brillaron como merecían. LN
8
ANGEL OLSEN
Entre la Angel Olsen de hace 3 años en la Sala BARTS (actuó un domingo memorable del festival, después de Grouper y Joana Serrat) y la de el sábado de este Primavera Sound 2017 hay un par de estadios de diferencia. Durante su actuación, el escenario Ray Ban del Fòrum se desbordó de público, de manera que si te acercabas a su concierto cuando empezaban a sonar los acordes de su celebrada "Shut up kiss me", lo tenías más que negro para acomodarte ya fuera frente al escenario, en las gradas, en cualquiera de los costados, o incluso en la parte más alta de la meseta del Fòrum. El éxito masivo y todavía creciente de nuestra folkie favorita de St. Louis se consumó con un solo vistazo a su aforo desmedido, y Olsen respondió como tocaba, con un repertorio que empezó siendo más aguerrido que íntimo. Su privilegiada voz galopaba entre rasgueos y era aupada por unos coros formidables, que elevaban aún más el tono de las notas que ella lanzaba al viento, por momentos con tono tierno y susurrado, las más de las veces con rugidos de hembra furiosa. Más tarde, entabló por primera vez contacto con el público con algunos comentarios distraídos, justo el respiro que la tarde necesitaba para declinar hacia la parte más íntima de su cancionero. Y así, con un aire de nueva diosa de las tablas, algo así como una diva del rock humilde pero imbatible, la Olsen engarzó las perlas de "My woman" y "Burn Your Fire for No Witness", para dar rumbo a todo lo melifluo y lo violento y lo sexual y lo trascendente que habita en su música, hasta hacer ver a todos que, más allá de modas puntuales, Angel Olsen se ha convertido en una grande de la escena de nuestros días. AF
8,7
HAMILTON LEITHAUSER
Tras el paréntesis indefinido que se han tomado The Walkmen, Hamilton Leithauser ha sabido jugar sus cartas sabiamente, en busca de una figura propia lo suficientemente alejada de “el cantante de”, algo que ha conseguido plenamente con su nuevo álbum “I Had a Dream That You Were Mine”, a medias con Rostam (Vampire Weekend). En directo, Leithauser da muestras de su enorme versatilidad (no en vano es una de las mejores voces del indie estadounidense), tan pronto nos encontramos ante un crooner como adopta maneras de cantante de folk o de rock, fortalecido por unas canciones en las influyen el paso del tiempo y las vicencias pasadas (“You Ain’t That Young Kid,”,” A 1000 Times”,”1959”) y tienden un puente entre el pasado y el presente. JB
8
TEENAGE FANCLUB
Teenage Fanclub siempre sientan bien. Las canciones de Norman Blake, Raymond McGinley y Gerard Love animarían al más despistado, por eso cuando empezaron a sonar los primeros acordes de una de las favoritas de cualquier acólito de los de Glasgow, todo lo que se podía ver bajo los focos del escenario Primavera eran caras sonrientes y dedos en alto resaltando las frases más memorables de unas letras que nos sabemos de toda la vida. Personalmente, cuando se arrancaron con los fraseos estirados hasta la euforia de "About you", me di por por más que satisfecho. Pero claro, todavía quedaba mucho más, y así se fueron engarzando las perlas de "Bandwagonesque", "Grand Prix", "Songs of Northern Britain" y lo que hiciera falta para que la endorfina siguiera planeando por el ambiente. Como todos ansíabamos, allí hubo "Sparky's Dream", hubo "Everything flows" y hubo "The concept", pero lo mejor fue que todas conjugaban a la perfección con el reciente y dignísimo último disco de la banda, "Here", que dejó caer joyitas tan candorosas como "I'm in love" y "Thin air". Puro amor y felicidad nivel Champions, a la hora en que el Madrid conquistaba la doceava. AF
9,1
GRACE JONES
9,5
KELLY LEE OWENS
Cada paso de la confusa excursión al escenario Bacardí Live valió tanto la pena como a Frodo le acabó rindiendo atravesar la Tierra Media para tirar el jodido anillo al Monte del Destino. Porque después de atravesar puentes en contra de un viento malévolo y disuasor, avistar yates del puerto deportivo y Pachás de garrafón, desembocamos en una gloriosa acampada ajena al resto del recinto, donde la galesa Kelly Lee Owens había construido un formidable fortín de latidos sintéticos. Nos sumamos a su trance y vibramos y nos sacudimos con una desinhibición del todo cómplice, y ella hizo las veces de sacerdotisa perfecta, musitando sus frases reverberantes y ondulando delante y detrás de su mesa, hasta que las luces parpadearon más de la cuenta y los ritmos se aceleraron en un último crescendo que fue una pura gozada. Normal que haya gente que nunca salga de allí y, ehemm<<, se abstraiga del resto del festival. AF
8,9
ARCADE FIRE
Los vi la primera vez que tocaron en el Primavera Sound hace un montón de años, cuando presentaron su primer trabajo y después de tanto tiempo los volví a ver en el mismo sitio. Su concierto fue para mÍ una actualización de su repertorio en dos horas, ya que no los pude ver el jueves, cuando fueron la banda “unexpected”. Su concierto se englobaba dentro de la gira “Infinite Content” y repasó sus cuatro álbumes. Empezó con una sucesión de hits llenos de “Aaaahs”, “Oooohs” y “Uuuuhhhhs”. O sea con “Wake Up”, “Everything Know” y“Haiti”. Luego bajaron un poco las revoluciones, para volverlas a subir y ya no bajarlas hasta el final del show con canciones como “Neon Bible”, “Backseat of the car” o “Reflektor”. Le dedicaron “Intervention” a Trump y, tanto a nivel musical como visual, –sobre el escenario se iban proyectando imágenes características de sus álbumes: la biblia de neón, la parte trasera de un coche- fue un concierto espectacular y lleno de energia. LN
9
SLEEP
Alguien preguntó de camino al concierto de Sleep si lo de los de San José eran guitarrazos "pajilleros", y otro alguien respondió con entusiasmo que sí lo eran, pero "de los que molan". Y vaya si molan. El trío californiano salió a sacudírsela sin remilgos delante de una audiencia que sabía muy bien que la iban a rociar con los riffs más fornidos del planeta, y su conjura de oscuridad y distorsión resultó tan atronadora y gloriosa como aventurábamos. Su liturgia de doom metal de la vieja escuela se consumó en hordas apabullantes de rasgueos y batacazos venidos del averno. Destilaron algunas de sus más recordadas gestas de los 90, como "Jerusalem", aunque costó distinguir algún rastro de las nuevas composiciones que se le presumen a la banda desde su reunificación. Sin duda, la cosa fue puro onanismo metal; nada nuevo en el horizonte, pero cómo sonaba aquello, cómo nos dislocamos la nuca todos, cómo nos relamimos. AF
9,1
MANNEQUIN PUSSY
Cuatro de la mañana de la última jornada del festival: no se puede negar que el cansancio acumulado hizo que muchos que hubieran querido ver a los neoyorkinos se quedaran por el camino. Eso sí, los que llegamos (casi arrastrándonos) al Pitchfork sabíamos a lo que íbamos y esa determinación acabó jugando a favor de todos: allí no había espacio para charlatanes ni para mirar el móvil. Empezaron aturdiéndonos entre humo y estrobos con la grunge "Pissdrinker" y después de oír a Marisa Dabice aullar el "Tell Me What You Want Tonight" final, la ovación del público fue una respuesta muy clara a la pregunta. Y vaya si nos lo dieron: un revolcón musical mágico y rápido, punk sudoroso en mayúsculas, propinado con toda la fuerza que se puede concentrar en temas que no superan en ningún caso los dos minutos y medio. No les hizo falta más para hacernos sentir una auténtica montaña rusa emocional en la que pasar de la euforia juvenil a la mala leche, todo entre letras-himno tan desafiantes como bien paridas y guiños al shoegaze y al espíritu riot grrrl más combativo. Poco o nada se dejaron sin recorrer de sus dos brillantes discos, "Gypsy Pervert" y "Romantic", y cada nueva canción que sonaba era una especie de píldora infalible con la que nos poníamos un poco más las pilas. Tanto que al acabar todo, la duda era cómo podríamos irnos a casa a dormir después de semejante subidón de adrenalina. El gran descubrimiento del festival y la mejor manera posible de cerrarlo. RL
9,5
JAPANDROIDS

Redacción
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