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Primavera Sound 2017 Viernes

02/06/2017, Fòrum, Barcelona

 

Textos Javier Burgueño, Albert Fernández, Lídia Noguerol y Rosario López.

Fotos Rosario López 

 

SHELLAC

Este año se los llevaron a las fosas abisales del adidas Originals, justo a la hora en que toda la marabunta se atropellaba para ver a Mogwai. Pero hace falta mucho más que eso para hundir a Shellac. Como cada año, Shellac tocaron en el Primavera, y como cada año miles de fieles cumplieron con el ritual hasta desbordar el escenario más angosto del festival. Nosotros estuvimos y Shellac fueron lo que siempre son: matemáticos, incisivos, cortantes. Los de Steve Albini volvieron a ser justo lo que tienen que ser, un aluvión de guitarras rítmicas álgidas, fraseos sólidos, y percusiones en una conjunción agitada y metódica. Golpes precisos que sacuden el suelo y se nos anudan en la garganta; una hora de música poderosa, que te hace abrir los ojos del todo mientras te lanzan rocas a la cara. Lo único que cambia de año en año es la meteorología. Lo demás es volver a gozar de una tradición. Alguien comentó que lo único que se les puede tachar a Steve Albini, Bob Weston y Todd Trainer a estas alturas es que, después de tantos años siendo la constante del Primavera, todavía no hablen catalán. AF

9   


 

SLIM CESNA'S AUTO CLUB

Pecado y redención, la comunión a través del rock de raíces, el góspel y el blues. La atracción hacia el predicador oscuro siempre acaba siendo inevitable, las dos caras (los dos puños) de Harry Powell proyectadas en las coreografías gestuales entre Slim Cessna y Munly; dos voces, dos caras de la misma moneda, un único propósito, que caigas atrapado bajo su hechizo, que entres a formar parte de su culto. Y lo consiguen, vaya si lo consiguen, si al acercarnos más tarde a la zona de playa nos hubiéramos encontrado a Slim y Munly rodeados de seguidores mientras bautizaban acólitos en la orilla no nos hubiera extrañado nada... JB

7,7

 

SAMPHA

Fue salir e ir al lío. El productor londinense saltó al escenario acompañado de tres músicos y de un público entregado, como él, desde el principio. Empezó Sampha en solitario a los teclados con “Timmy’s Prayer” y su melodía hechizadora. El resto de músicos se le unió en “Under” y realzaron de manera magistral los momentos más dramáticos de la canción. Ver los instrumentos que llevaba Sampha y su banda fue revelador. El productor consigue ese R&B sedoso, futurista y soulful con pads electrónicos, media batería clásica y media electrónica, sintetizadores y samplers y un set de percusión tuneado para la ocasión en una esquina. 

Además de tocar y cantar, Sampha, muy metido en el concierto, seguía el ritmo con el cuerpo y cuando bailaba lo hacía con movimientos suaves que se propagaban entre el público a quién el cantante pregunto “ Can you feel it?” La respuesta fue un entusiasmado “Sí”.  Con “Reverse Faults”  Sampha se dedicó en exclusivo a cantar y bailar iluminado por un acertado juego de luces, que iba cambiando de color según le convenía a la canción. Volvió en solitario al piano con “Too much”.
Junto con el atardecer cayó “Plastic 100º”  con un público embelesado y la esplanada del Ray-Ban llena. Le siguió “Incomplete Kisses . Y a partir de aquí –o dos canciones antes- cambio completo de registro. Sampha abandona las melodías nocturnas y aterciopeladas e ilumina su repertorio con pasajes instrumentales largos y ritmos tropicales y festivos, que le llevaron junto con sus músicos a una esquina del escenario para tocar juntos un set de percusión. Ya en la recta final del concierto sonaron “Kora”, “Without”, “Blood on me” y como final, “Like the piano”LN

9,5

 

 

PHURPA

Oscuridad, en la penumbra se intuyen tres personas vestidas de oscuro sentadas en el suelo entonando armónicos utilizando la técnica del canto difónico (o canto de garganta, también conocida como  voz tántrica), acompañados de instrumentos tradicionales tibetanos (tambor, platillos, oboes..) que utilizarán en contadas ocasiones. Un canto inspirado en la música Bon (una forma temprana de budismo) que envuelve y aturde, llevando al oyente a otro plano, sepultándolo bajo toneladas de reverberación, hipnotizándolo y dejándolo en un estado de semi inconsciencia, en un trance como el que provoca la música sufí o el qawwali (o un concierto de SunnO))), con los que han compartido cartel en alguna ocasión). JB

9

  

 

MOGWAI

Cada año el festival Primavera Sound ofrece nuevas propuestas, una buena forma de mantenerse en forma y evitar anquilosarse. Esta edición Unexpected Primavera nos ha sorprendido gratamente, conciertos anunciados pocas horas antes del evento en diferentes localizaciones del festival que añaden intriga al cartel. Si el jueves apareció un pequeño escenario de la nada frente al escenario Primavera en el que tocaron Arcade Fire sin que casi nadie se enterara hasta pocos minutos antes, el viernes fue el turno de Mogwai. Una sorpresa no tan sorprendente, ya que la noticia corrió la misma mañana del viernes por las redes como la pólvora. No era para menos, ya que los de Glasgow presentaban en exclusiva mundial su nuevo disco, “Every Country's Sun”, que no verá la luz hasta el uno de septiembre. Los escoceses se lanzaron sin concesiones, centrándose en rodar las nuevas canciones sobre el escenario, con cero referencias a sus anteriores trabajos. Comenzando por “Coolverine”, el single editado hace pocos días los nuevos temas viajan por caminos contemplativos y preciosistas, dejando la electricidad extrema para momentos (y algunos temas) puntuales, siguiendo más el camino de sus últimas bandas sonoras que de sus álbumes en estudio. Complicado poder apreciarlo en su justa medida sobre un escenario al aire libre, tras el verano podremos apreciar el álbum, donde vuelven a contar con Dave Fridmann a la producción, en su justa medida. JB

7

  

DESCENDENTS

A ganas no les ganó nadie, ni a ellos ni a su público, como atestiguaba una memorable pancarta que rezaba "Today NOT everything sucks". Pero no se puede negar que ahora mismo Descendents parecen un grupete de iaios de l'Empordà que se juntan los sábados para cantar habaneras. "Parecen colegas de Joan Laporta", comentaba un amigo. Pero tanto da todo esto, cuando Bill Stevenson sabe levantar una y otra vez esas galopadas enfebrecidas aunque parezca repatingado a la batería, y cuando Milo Aukerman se abalanza como si le fuera la vida sobre cada uno de sus fraseos de minuto y medio. El problema es que, por mucho cariño que les tengamos a Descendents, ya hace mucho de Descendents, y bueno, pese a que canciones como "I'm the one" o "Myage" conecten varias gloriosas sinapsis adolescentes, estos californianos tienen otras tantas que no son demasiado buenas y, en esas, se te queda largo un concierto. AF

7,1

   

SWANS

Michael Gira y compañía lo dejan. Dicen adiós con una última gira que tuvo parada en el Primavera Sound y cómo no podía ser de otra manera en ellos, se despidieron del festival dejando el pabellón auditivo del respetable dañado y con la amenaza de sufrir tinnitus en un futuro y el listón muy alto. Antes de que la banda saliera a escena pudimos admirar el abarrotado escenario, que parecía un bazar de instrumentos y altavoces. Muchos altavoces grandes para hacer  físico el sonido.

La invocación de los decibelios comenzó con un Michael Gira de espaldas, que parecía un chamán de una logia negra y con una quebradiza melodía de piano a la que se fueron añadiendo instrumentos hasta crear una hipnótica masa que nos puso en trance a todos. Y cuando ya estábamos transitando por las carreteras perdidas de la mente, bang! Un golpe seco de batería, similar a un disparo –al que seguirían más hasta vaciar el tambor- nos alcanzó. Las mesmerizantes letanías del más allá de Gira llegaron en el momento justo para atraer de nuevo nuestra atención. Y como con si con la música no fuera suficiente , Gira empezó a mover las manos y a dibujar el sonido, proyectándolo hacía el público, describiendo sus vibraciones con las manos arriba y agitándolas, dibujando círculos y manteniéndonos en tensión durante dos horas intensas donde sonaron las canciones “The Glowing Man” junto con algunas de sus otros álbumes, como “Screen Shot”. Grandes. LN 

 

9

 

ARAB STRAP

Con la venia de Mogwai, los otros escoceses ilustres del festival fueron Arab Strap. El discurso de musical del vocalista Aidan Moffat y el multi-instrumentalista Malcolm Middleton ha quedado algo caduco a estas alturas de la función, pero hay que reconocer que ver su actuación desde las gradas a la hora del bocata nos sentó la mar de bien. Con su tono grave y confesional, más sus pasajes instrumentales heridos, las leyendas del slowcore marcaron la cadencia de unas horas extrañadas en el Fòrum, donde los escenarios ofrecían tempos más melancólicos de los que tal vez ansiaba en aquel momento una concurrencia de zapatillas iluminadas. Aunque en la desembocadura de alguna canción los escoceses tiraran de bombo fiestero como guiño final, está claro que lo suyo es la desolación sin mesura. Ellos nos quisieron tirar a su acantilado de distorsión y crepitaciones sensibles, y nosotros nos dejamos empujar; vaya si nos dejamos. AF

8,1

 

 

THE XX

Aunque yo los prefería cuando aparecían estáticos y completamente vestidos de negro sobre el escenario, musitando sus versos y lanzando sus bases a un horizonte muy muy lejano, lo cierto es que The XX han sabido ir moldeando y enriqueciendo su discurso de pop translúcido con el paso de los años. Ahora Romy Madley Croft, Oliver Sim y Jamie XX se enmarcan en un imaginario de discoteca y se contonean por momentos excesivamente en busca de una empatía que ya tienen ganada de buenas a primeras. Pero sus shows continúan teniendo un sonido tan impoluto como sus álbumes, y lo cierto es que la manera en que enhebraron con las perlas de su reciente "I see you" con himnos pretéritos como "Shelter" o "Crystalised" me convenció de principio a fin. Imagínate, para ir hasta Mordor y volver, si les tenía fe. AF

8,6

  

RUN THE JEWELS

Dos hinchables de su icónico logo –la pistola y el puño- colgaban del dintel del escenario Mango. En primera línea estaba una sonriente Kate Tempest. A lo largo de su actuación el emblema de El-P y Killer Mike se haría carne por las numerosas veces que el público lo haría con las manos. Un público que se sabía todas la canciones y que las bailó y cantó como si no hubiera mañana y accedió gustoso a todos las peticiones del grupo, como mover las manos para simular un océano. Junto a sus hitazos, ya de por si comprometidos, El-P yKiller Mike defendieron la diversidad sexual y reivindicaron su amistad para hacer frente al racismo, una “bullshit” promovida por los de arriba. Acabaron tan entusiasmados por la acogida que tuvieron en el festival que dijeron que dedicarían su próximo disco a la gente que había asistido al concierto.

 9.3 


 

SLEAFORD MODS

Sabíamos que eran unos persons, pero ayer Jason Williamson y Andrew Fearn se nos ganaron definitivamente. El inicio de la actuación de los de Nottingham fue un absoluto desastre, por causas propias y ajenas. Williamson pisó las tablas con su verbo ya encendido, pero, oh, infortunio, resultó que el micro no lo estaba. O simplemente no funcionaba, o alguien fumaba lo que no debía en la mesa de sonido. Podría haber sido un lapso momentáneo, pero la cosa se alargó inmisericordemente, de manera que durante un buen rato vimos al tipo a toda pantalla, del todo expresivo pero absolutamente mudo, musitando vete a saber qué mientras el personal no escuchaba ná de ná. La vergüenza generalizada hizo que se apagaran las pantallas y las luces del escenario, y entonces, claro, aparecieron los silbidos. Por fin la cosa parecía arreglarse y Sleaford Mods anudaron una o dos canciones con su rima aguerrida y sus bases engoriladas, hasta que nyyyekkk<<, el sonido volvió a desaparecer de una parte del escenario y Williamson decidió parar un momento y comentar la jugada con el respetable, derrochando acento british, como no. Parecía que sí, parecía que Ok, y cuando van a reemprender la marcha, Fearn no acierta a darle al play para lanzar la base del siguiente tema desde su portátil (Sí, un micro y un portátil, eso son Sleaford Mods. Williamson aún rapea febril y sudoroso, pero Fearn simplemente le da al play y se toma una birra, sin más. Boom<<, in yer face!). Ouch. Williamson no sabía donde meterse, y se puso a dar vueltas como un loco, farfullando que comenzaba a estar hasta... Todo ese desbarajuste inicial solo hizo que gozáramos aún más cuando el trote de los ritmos y la violencia de las rimas despegaron de verdad. Al final del día, todo el mundo amaba a Sleaford Mods. Eso sí, no me gustaría ser el micrófono de Williamson: vaya duchas. AF 

8,6

 

OPERATORS

Dan Boeckner (Wolf Parade, Handsome Furs..) está decidido a hacernos bailar con su nueva banda, Operators, y vaya si lo consigue. Tirando de pop electrónico y synth-pop, Boeckner y compañía pusieron el escenario Pitchfork patas arriba. El techno pop sucio de temas como “Rome”, “Control” o “Bring me the head” conforman una propuesta que a ciertas horas de la noche nadie puede rechazar. Sin duda tendremos que seguir de cerca sus futuros movimientos, prometen llegar muy alto. JB

7,9 

 

 

 

FRONT 242

El concierto de Front 242 sirvió para comenzar a servir chicha de la buena a los que ya se impacientaban por bailar algo festivo de veras, pero consumó del todo una reflexión de garrafón que se estuvo formando durante toda la jornada en mi cabeza: ¿no empieza a ser excesiva de veras la carga de nostalgia el Primavera Sound? AF

6,8 


  

WAND

Cuando hoy se habla de bandas que hacen garaje, muchas veces cuando los ves en directo de garaje sixties tienen poco. Esto paso un con Wand. Sonaron más indies y poperos que garajeros, aunque si que al principio de su actuación, en un par de canciones, mezclaron psicodelia con riff pesados, propios del stoner rock, pero a partir de aquí, su actuación siguió más el camino de la psicodelia pop que el del garaje. Y la verdad es que no estuvo mal. Largos pasajes instrumentales, algunos con interesantes dinámicas de guitarras y diferentes dosis de ácido, nos metieron en un entretenido calidoscopio  por el que perdernos cuando no mirabamos el peculiar estilo de tocar la guitarra del líder de la banda, a quién su madre vino a ver. La señora puede estar orgullosa.. LN

7,5

 

 

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