Vida Festival 2016
29/06/2016-02/07/2014 Masia Cabanyes, Vilanova i La Geltrú
Fotos Eric Altimis
La tercera edición del Vida Festival nos ha dejado otro éxito de público y la confirmación de que su modelo está tan consolidado que ni siquiera es necesario que los dos cabezas de cartel hagan un gran concierto para que la gente se vaya a casa totalmente satisfecha. Cosa que nos plantea la siguiente disyuntiva, ¿es tan positivamente abrumadora la “experiencia Vida” (un entorno agradable sin masificaciones y sin necesidad de preparación olímpica para ir de un escenario a otro), que la música ha pasado a un segundo plano o es que sencillamente la gente sólo va a los festivales a pasar el rato y a actualizar cotilleos y le da igual si los grupos por los que ha pagado están bien, mal o regular? En cualquier caso, ninguna de esas dos posibilidades plantea una perspectiva demasiado halagüeña… Supongo que la respuesta está más bien en que, a parte de la comodidad, la mayoría del cartel era de un gran nivel e hizo honor sobre el escenario a lo que de ellos se esperaba.
VIERNES
No podía empezar mejor la jornada que con un concierto íntimo de Kiko Veneno (9,5), acompañado por las guitarras acústicas y eléctricas de Refree, en el Vaixell, el mejor escenario del mundo (si estás cerca; si no lo estás, al menos te enteras de los últimos cotilleos). Con la simpatía que le caracteriza y un repertorio sencillamente impresionante (“En un Mercedes blanco”, “Los Delincuentes”, “Seré mecánico por ti” la letra más romántica del pop en castellano,“Estaba lloviendo”, una toma espeluznante de “La Leyenda del Tiempo”, una reflexiva y cadenciosa “Joselito” y otras muchas joyas hasta desembocar en el bis apoteósico con “Dice la Gente”,), el sevillano nacido en Figueres bordó un grandísimo concierto. En cambio, el escenario La Cova es el peor del mundo; cuesta abajo y con aspecto de embudo, enseguida se queda pequeño y es imposible ver nada. Al menos a The New Raemon (8,1) se le oyó muy clarito y muy seguro de si mismo, inapelable con esa dupla imparable que forman “La Cafetera” y “Sucedáneos”.
Los irlandeses Villagers (8,5) abrieron el escenario La Masia y casi lo cierran por la intensidad de su folk acelerado y apasionado, con una “Memoir” sencillamente desbocada y un final ya un poco desmadrado con “Hot Scary Summer” y “The Waves”. Mientras los vilanovenes Biscuit (8,1) repartían leña y buen garage en el escenario La Cabana, los barceloneses Manel (7,6) inauguraron el escenario grande frente a una multitud ya entregada de antemano que, pese al buen nivel de las canciones del ecléctico “Jo Competeixo” (Warner, 2016) no se desmadró (con accidentados intentos castellers) hasta la tríada “Ai, Dolors”, “Benvolgut” y “Teresa Rampell”
En el extremo opuesto (de todo: del recinto, de la estética, de la esencia y de la actitud) estaban ZA! (8,5). La banda más democrática del planeta pregunta a su audiencia no qué tema quieren sino cómo lo quieren (“subidón bailongo” se impuso en el referéndum) y encima samplean a Rajoy: ¡¡geniales!!
De nuevo en La Masia, los neozelandeses Unknown Mortal Orchestra (8,9) se hicieron los amos de la noche con la irresistible mezcla de psicodelia, R&B y disco de “Multi-Love” (Jagjaguwar, 2015) y el carisma escénico de un Ruban Nielson en estado de gracia.
Nunca creí que diría esto, pero hemos visto demasiadas veces a Wilco (7,2) en directo y verles de nuevo sencillamente cumplir el expediente me deja bastante frío. Está claro que hay que promocionar “Star Wars” (dBpm, 2015), pero el paso excesivamente distante por “Random name generator” y “The joke explained” casi sugería desavenencias con el sello, cosa imposible ya que en este caso es el propio grupo. También dolió verles desaprovechar la esencia experimental de temas como “Spiders (Kidsmoke)” y caer de nuevo en la autocomplacencia (¿cada vez el solo es más largo o sólo me lo parece a mi?) en “Impossible Germany. Por supuesto, no fue ningún desastre, pero tampoco ninguna apoteosis. Pocos festivales puede enorgullecerse de cerrar su primera noche con los de los grupos más interesantes, y con mejor directo, del panorama nacional. Tanto Triángulo de Amor Bizarro como Delorean, ya sólo ante los más aguerridos, cumplieron con creces con el encargo.
SÁBADO
¿Valió la pena sacrificar un rato de siesta en la playa para llegar a Emilio José (8,9)? Pues sí y no. Valió la pena sin duda el solo de saxo de casi veinte minutos con el que Emilio José abrió el concierto: espacial, casi espiritual, por momentos casi parecía poseído por Coltrane, con un sonido profundo y certero a la vez. Y no valió la pena, por que esos fueron también los últimos veinte minutos del show ya que para desconcierto del público y de sus propios músicos Emilio José abandonó el escenario para no volver. Al menos pudimos coger buen sitio en El Vaixell para ver a Nacho Umbert (8,4) y, de nuevo a Refree, una vez más excelente como respetuoso acompañante a la guitarra, pero también preciso dejando su sello personal. Umbert hizo de El Vaixell ese rincón íntimo imprescindible para contarnos las historias cercanísimas (y mucho más enjundiosas de lo que aparentan) de “Familia” (Fina Estampa, 2015) –muy emocionante “Que lo Sepa Cary Grant”– y cerrar con dos de sus clásicos recientes: “El Mort i el Degollat” y “Colorete y Quitasueño”. Pero nada nos podía preparar para lo de Niño de Elche (9,5). No es sólo el atrevimiento de mezclar flamenco con rock y electrónica, no es sólo lo que dice (empezó recitando unos versos de “Porción del Enemigo” del valenciano Enrique Falcón y acabó dedicando “Miénteme” a la reciente campaña electoral), ni cómo lo dice (con un brutal dominio de los recursos), es que además cuando suelta ESA voz parece que no hay nada más en el mundo. Impresionante. Ni siquiera necesitó proyecciones para dejar a un público poco predispuesto a los desafíos totalmente hipnotizado.
Cuando llegamos a El Vaixell a ver a la canadiense Basia Bulat (7,9) nos tocó el sector cotilleo. Pese a la lejanía y a que parecía algo corta de voz, nos emocionaron las canciones folk-pop de su nuevo y doloroso “Good Advice” (Secret City, 2015), especialmente la magnífica “Time”. Hay que agradecerle su habitual y esforzada interpretación en castellano del “Tu nombre me sabe a hierba” de Joan Manel Serrat, pero quizás debería plantearse mejorar sus recursos interpretativos para que no parezca que no está comprendiendo lo que canta. En La Cova, las canciones de costumbrismo trascendente de los barceloneses Doble Pletina (7,8) (reforzados por los teclados del griego Evripidis Sabatis) sonaron redondas y convincentes, especialmente ese hit que es “Música para cerrar las discotecas”. Lástima que las voces sigan siendo su punto débil. The Divine Comedy (6,7) defraudaron. Quizás fueron las nuevas canciones que Neil Hannon se empeñó una y otra vez en presentar. Quizás fuera el formato de la banda, demasiado guitarrero y por momentos poco conjuntado y poco adecuado a los clásicos entre delicados y bombásticos de Hannon. Quizás fuera que Hannon estuvo algo desenfocado durante casi todo el concierto. El hecho es que pese al entusiasmo, a veces desmesurado –no es necesario silbar la melodía si en realidad no sabes silbar– del norirlandés salimos del concierto con tan sólo una media sonrisa.
Nada Surf (7,4) perdieron a uno de sus miembros en el caos aeroportuario, pero eso no afectó a su entusiasmo y a sus ganas de reverdecer viejos laureles a base de un power pop demasiado noventero.
También los noventa se quedaron clavados Kula Shaker (6,3), aunque lo peor es que ellos creen que están en los sesenta. Recrearon con gracia su propio sonido tan lleno originalmente de clichés y referencias que parecían una banda de tributo a si mismos. Los cántabros Baywaves (8,5) reinaron en La Cabana con su hypnopop (una contundente descarga entre psicodélica y funky llena de ruido glorioso), justo antes de que los murcianos Perro (8,3) estuvieran a punto de demoler el mismo escenario con un contundente set de rock lleno de mala leche, urgencia y melodías como las canciones de “Estudias Navajas” (Miel de Moscas, 2015). La noche se encaminaba a la recta final y nada mejor que la elegancia disco del noruego Lindstrøm (8,7) que, sin estridencias, convirtió con sus temas los (escasos) pastos en una gigantesca pista de baile llena de amor y buen rollo.
El hit “Lanzarote” dejó los ánimos a punto para la fiesta con los estadounidenses !!! (8,3) que aunque han perdido pegada a nivel estrictamente musical siguen teniendo a ese monstruo del escenario que es Nic Offer (la corista tampoco se quedaba atrás) que cantó y bailó más allá de la extenuación y saltó al público tantas veces como hizo falta para desconcierto de la seguridad y del realizador de las pantallas laterales. En el fondo, da igual que tema están tocando: ellos sólo quieren que bailemos y nosotros, encantados.

Half Nelson
Crítico musical que ha visto multitud de modas y estilos nacer, crecer, multiplicarse y morir desde que empezara a colaborar en Ràdio Ciutat de Badalona en 1993. Fan del jazz y del pop británico, aunque todavía impactado por el drum’n’bass, su firma se ha visto prácticamente en todas las cabeceras de prensa independiente (Mondo Sonoro, Go Mag, Rockdelux, Suite, Trax/Beat…) y radio online (ScannerFM) y por su grabadora han pasado muchos de los grandes (Costello, Lowe, Hitchcock, Mills, Craig, May, Saunderson, Gelb, Calexico, Goldie, Size, Flaming Lips, Bon Iver…). También ha contribuido con varios capítulos a “Loops” (Mondadori, 2002) y a “Teen Spirit. de viaje por el pop independiente” (Mondadori, 2004).
Artículos relacionados (por etiqueta)
- Hot Chip al Vida Festival 2019
- Vida Festival 2018
- Vida Festival 2017 cierra su cartel
- Vida Festival 2015
- VIDA Festival 2015 Concurso
- El VIDA'2015 ya tiene fechas
- 5 Artistas para no perderse el Vida Festival
- Vida Festival 2014
- Lana del Rey en el Vida Festival
- Fiesta Vida Festival: Sean Nicholas Savage + Vallès