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L7 Azkena Rock 2015

Azkena Rock Festival 2015

19-20/06/2015, Recinto Mendizzabala, Vitoria-Gasteiz

 

Anabel Vélez

Fotos Rosario López

 

Tras la espantada del año anterior, parece que el Azkena Rock Festival ha remontado un poco el vuelo. Muchos fueron los que abandonaron el barco después de años de fidelidad. El cartel de este año parecía haber recuperado a los fieles de nuevo para la causa. Estos dos días estaban por demostrar si lo habían hecho definitivamente o no. Con un cartel atractivo y variado, acercarse hasta Vitoria-Gasteiz implica mucho más que escuchar buena música: se crea un ambiente propicio para el festival, un lugar de encuentro, de disfrutar de la buena comida y de la mejor música. Chuletones y pintxos a parte, siguen tan exquisitos como siempre eso si, este año el festival empezó cojeando con unos escenarios en los que el sonido dejaba mucho que desear, algo que podía llegar a destrozar un concierto y que un festival como este no se puede permitir. Por suerte, el segundo día mejoró la cuestión, pero no la de las colas kilométricas en los lavabos de las chicas (la reducción del número de sanitarios se hizo notar). La queja por la coincidencia de horarios en algunos conciertos por el tercer escenario continua desde que apareció.

 

En lo estrictamente musical, la jornada del viernes prometía grandes conciertos con ZZ Top como cabezas de cartel. Abrimos boca con Sven Hammon Trio, el poderoso soul rock de la banda holandesa nos hizo bailar en los primeros momentos del festival. Con un cantante con carisma, se hicieron con el público al momento. Calentaron motores para la siguiente actuación, lástima que The Dubrovniks dejaran bastante fríos. Por suerte, The Last Internacionale prendieron la mecha de nuevo con su explosiva propuesta. Con una Delila Paz sinuosa adueñándose del escenario con furia. Combativos, denunciaron la masacre racista acaecida hace apenas unos días en los EEUU cantando “1968” mientras Paz nos decía en castellano que “el pueblo tiene el poder”. Tremenda descarga rockera de una de las pocas presencias femeninas del cartel junto a las incombustibles L7.

 

Tras ellos, el escenario principal se llenó del rock de los 50's de JD McPherson. Concierto para bailar y pasarlo bien con una banda solvente respaldándolo. Uno de esas buenas actuaciones de rock añejo con un soplo de aire fresco que siempre piensas que en sala disfrutarías más. La esperada vuelta a los escenarios de D-Generation no defraudó. Jesse Malin se mantiene en forma y la banda original le secunda a la perfección con su enérgico sonido mezcla de punk rock y garaje con toques de glam. Sonaron sus grandes clásicos. No podían faltar temas que se convirtieron en banda sonora de nuestras vidas a finales de los 90 como “She Stands There”, “No Way Out” o “Waiting for the Next Big Parade” de su excelente “No Lunch” o “Vampire Nation”, “Helpless” y “Stealing Time”, entre otros. Graban nuevo disco para el año que viene y prometieron volver pronto, esperemos que sea así. Nos lo pasamos teta con ellos, como las L7, que se pasaron buena parte del concierto bailoteando al ritmo frenético que impartían Malin y los suyos en uno de los laterales del escenario.

 

Una lástima que Tom Verlaine y sus Television aburrieron en el escenario principal, al contrario que Black Mountain que nos hipnotizaron con su rock psicodélico. Los canadienses liderados por la guitarra lisérgica de Stephen McBean y la voz de Amber Webber lograron poner en trance a los asistentes del festival. Progresiones psicodélicas, voces hipnóticas y melodías adictivas.

 

ZZ Top prometía ser uno de los conciertos del día, los texanos tenían que habernos volado la cabeza con su rock explosivo, pero no lo consiguieron. El volumen bajo de la música, no ayudó demasiado, seguíamos sin poder disfrutar de un buen sonido en ninguno de los tres escenarios. Problemas de sonido a parte, Billy Gibbons, Dusty Hill y un Frank Beard, escondido tras su batería mientras parecía dormitar, aburrieron soberanamente. Sonaron vacíos, sin garra y forzados. Una gran decepción. 

 

Por suerte, las L7 tomaron el relevo y cerraron la noche con su rock incombustible y gamberro. Aunque el sonido no fue para tirar cohetes, Donita Sparks y las suyas no defraudaron. Una de las reuniones más esperadas del festival, sin duda. Las L7 juntas de nuevo. Eso no podíamos perdérnoslo. Estábamos cansados, muertos de frío por la bajada de las temperaturas nocturnas pero las L7 consiguieron prender fuego al Azkena hasta quemarlo vivo. Contundente directo con una discreta Suzi Gardner parapetada tras sus eternas gafas de sol, una Dee Plakas efectiva y potente, una Jennifer Finch desbocada y una Donita Sparks explosiva. Sin concesiones, un clásico tras otro de estas cuatro rockeras que a pesar de llevar separadas más de una década, demostraron que no están muertas, ni mucho menos. El mejor concierto de la jornada. Sonido crudo y directo, golpeando el estómago y dejando k.o. al personal. Grandes.

 

 

El sábado era un día más contundente, con grupos pesados cercanos al metal. Rezamos para que el sonido mejorará y así fue. San Jimmy Hendrix que está en los cielos nos debió oír clamando por un sonido decente. Bajo un sol de justicia, Jesse Hughes con sus Eagles of Death Metal reventaron el escenario Bobby Keys. Divertidos y potentes, revolucionaron al público. Seguramente se estaban abrasando vivos pero convirtieron su concierto en una fiesta. Hughes es uno de esos animales del escenario, entertainer nato que se gana al personal con sus contoneos y sus declaraciones de amor incondicional. Le queremos, no podemos evitarlo. Brent Hinds de Mastodon se subió a tocar un tema con ellos en el escenario. La jornada prometía.

 

Cracker dieron sin duda, el concierto del festival desde el escenario B.B. King. Elegancia country rock personificada. Presentaban su nuevo doble disco “Berkeley to Bakersfield”. Hickman y Lowery están tocados por las musas, dos músicos que se complementan a la perfección con el resto de la banda, expertos en excelencia musical. Un Johnny Hickman exultante se comía el escenario a golpe de guitarra mientras un David Lowery pletórico nos desgranaba las canciones del grupo, sonando a verdaderos himnos. Un concierto en ascensión constante y que cerraron con un “Euro-trash Girl” coreado por un público convencido de que era si es el Azkena que nos merecíamos. Gracias a Cracker.

 

Los siempre efectivos Red Fang asaltaron el escenario Bobby Keys con su contundente propuesta. Estos chicos arrasan allá por donde van. Sus guitarras afiladas convierten su música en más metalera y stoner que nunca. Un directo arrollador y sin respiro que es imposible que deje indiferente. Un sonido abrasivo y demoledor de una de esas bandas que ha crecido a mejor con cada disco. Espectaculares. La contundencia continuaba en el festival de la mano de Mastodon, su propio nombre indica el cariz de su música. Contundente, elegíaca, colosal. Dentro del metal actual, una de las bandas con más proyección y con uno de los directos más atronadores. Aunque la verdad sea dicha, a veces aburrían un poco y fue uno de esos momentos bocata que todos tenemos en los festivales. Poco después nos divertíamos bailando con John Paul Keith, sonido 50's, muy Buddy Holly. Lástima de la versión popera del “Southern Nights” de Allen Toussaint. Aún así, perfecto para echarse unos bailoteos sin parar.

 

Lo de Ocean Colour Scene fue una pena. No era una banda para el Azkena y menos para la jornada más metalera. Su propuesta no casaba demasiado con el resto de bandas. Aún así, los de Simon Fowler, esta vez sin su guitarrista Steve Cradock que estaba en Londres tocando con Paul Weller, dieron un concierto digno que se hubiera agradecido en otro entorno. Kvelertak cerraron la noche metalera para los seguidores de las guitarras pesadas, mientras los amantes del trance hipnótico nos dejábamos mecer por las extrañas y hechizantes danzas del líder de Wovenhand, David Eugene Edwards. Desde que se han electrificado más, disparan directos a las entrañas con una contundencia digna de un final de Azkena. La única pega, fue demasiado corto. Cerraron otra edición de un festival que parece haber remontado en cartel pero que ha pecado de un sonido desastroso en algunos conciertos. Algo que un festival de la calidad del Azkena no puede permitirse si quiere seguir ofreciendo las grandes ediciones a las que nos tuvo acostumbrados durante años.

 

 

Anabel Vélez

La música, el cine y los libros son sus tres grandes pasiones así que dirigió sus pasos como periodista hacia ese camino. Hace más de diez años que escribe, disfruta y vive la cultura. Por eso habrás leído sus artículos en revistas musicales como Ruta 66 y Ritmos del Mundo o cinematográficas como Cineasia. También la habrás escuchado en Ràdio Gramenet haciendo programas de cine y música en el pasado, ahora lo puedes hacer como colaboradora del programa musical El Click de Ràdio Montornès. Colabora habitualmente en páginas web como Sonicwave Magazine o Culturaca y siempre, siempre escucha música.