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Little Cobras

Rockeros de base

 

Vidal Romero

 

Durante diez años, y desde las calles de El Puerto de Santa María, los tres miembros de Little Cobras se han esforzado por cultivar una visión del rock espartana y musculosa, rasposa y desprejuiciada, en la que la velocidad y la ausencia de florituras se erigían en protagonistas. Una visión a la que ayudaban tanto su particular formación (dos guitarras y batería, algún bajo ocasional, colaboraciones aún más ocasionales) como su ética del trabajo, que les ha llevado a ir perfeccionando una puesta en escena contundente e incendiaria, a la que pocas bandas nacionales pueden hacer sombra. Dos discos largos –“Songs for dogs and planets” (13) y el reciente “Fire monkey” (Clifford Records, 16)- y un EP, el vitaminado “Tiger in your tank” (11), conformaban hasta la fecha la discografía de semejantes rockeros de base.

 

Al menos hasta esta semana, en la que verá la luz un nuevo single, “Rotten seafood/Plain gold ring“ (Beatnik Moon, 17), que supone su particular carta de despedida. Y es que, a pesar del envidiable momento de forma que atravesaba la banda, los chicos han decidido aparcar sus instrumentos y disolverse de manera amistosa. Eso sí, antes de que eso suceda habrá tiempo para una última descarga en directo: será el jueves 10 de agosto, en Sevilla, dentro del ciclo Pop CAAC, y en compañía de Guadalupe Plata. Poca broma.

 

Dice un conocido mío que en esto del rock "o gritas o te callas, pero cantar es de nenazas". ¿Qué tenéis que decir al respecto?

(Daniel Rejano) Yo grito porque no sé cantar. Al mismo tiempo, soy muy nenaza.

(Sergio Rejano) No sé si tu conocido lo dice en sentido literal o figurado. En cualquier caso, que cada uno haga lo que le dé la gana.

(Raúl Rivas) ¿Estás llamando nenaza a Nino Bravo?

 

Lo que sí está claro es que os gusta la velocidad: vuestros dos discos son cortos pero intensos. ¿Mejor breve y contundente, para no perderse por el camino?

(DR) Creo que es el espíritu de la banda: hazlo simple, hazlo rápido y no des rodeos.

(SR) ¿Actualmente, quién va a grabar un buen disco largo de rock’n’roll? ¿Quién va a escucharlo?

 

 

También me llama la atención que se trata de discos prensados a 45 revoluciones, algo que para muchos rockeros podría ser un anatema. ¿A qué se debe esta decisión?

(DR) Es un formato que siempre nos ha gustado. Como los maxis de electrónica: surco gordo para ganar en calidad de sonido.

(RR) A 45 rpm da más vueltas y agarra mejor.

 

A diferencia de lo que pasa con la mayoría de las bandas, que intentan cosas más complicadas en cada grabación, vuestros discos se han ido haciendo más sencillos y directos a medida que pasaba el tiempo. ¿Hay que estar curtido para conseguir eso del "más con menos"?

(DR) Sí, menos es más. Fíjate hasta qué punto lo hemos perfeccionado que ya ni vamos a volver a grabar. Ahora en serio, siempre hemos creído en esa máxima y en los últimos trabajos creo que hemos logrado lo que buscábamos, esa sencillez pero con sonido salvaje.

(SR) Por limitación y por convicción siempre hemos sido bastante esquemáticos, minimalistas.

 

Al mismo tiempo, habéis ido prescindiendo de elementos accesorios. En "Fire monkey", por ejemplo, apenas suenan bajos.

(DR) Teniendo en cuenta que no tenemos bajista, muchos han sonado en los discos. Me parece que en cada uno hay una canción con bajo, o por lo menos con un efecto para que la guitarra lo parezca.

(RR) El solo de bajo de Dani en “Bubble” es sublime.

(SR) En realidad, “Songs for dogs and planets” es nuestro disco más desnudo.

 

Otra cosa que me interesa es el (buen) gusto que tenéis para hacer versiones, escogiendo muchas veces canciones que parecen a priori muy alejadas de vuestro estilo. ¿Cómo decidís que una canción es versionable? ¿Es una cuestión de sonido, o es más bien sentimental?

(SR) Tiene que gustarnos, tenemos que ser capaces de imprimirle nuestro sello, el resultado tiene que ser igual o mejor que un tema propio.

(DR) Es totalmente sentimental.

 

Eso sí, lo que soléis hacer con esas canciones es quitarles todas las florituras; es un poco la idea de las remezclas en la música electrónica, pero más a lo bruto. ¿Cómo es ese proceso?

(DR) Cuando se nos han ocurrido versiones, hemos querido hacer eso: versiones, jugando con la canción, desmontándola y volviéndola a montar, tocándola de manera que nos sintamos cómodos y se aleje de la original. Intentado, con mayor o menor éxito, aportar algo y no hacer una mera reproducción.

(RR) Las hacemos para nosotros, son como nuestras criaturas, hay incluso quien piensa que lo son.

 

 

Tanto a nivel estético como en ciertos guiños de títulos de canciones o letras ("Carajillo", sin ir más lejos), parece que preferís apostar por un imaginario de andar por casa -bares de barrio, copa de fino, mística del buen tiempo- antes que por tópicos más clásicos del rock. ¿Es una decisión estética premeditada, o es que no se puede pretender que eres de Wisconsin cuando vives en el Puerto de Santa María?

(DR) Es premeditado, nos mostramos como somos sin necesidad de un disfraz o una pose. Lo importante es la música, no hacen falta ni unas botas vaqueras ni un collar de huesos para hacer lo que hacemos.

(RR) Prefiero una copa de fino a un chupito de Jack Daniel’s.

(SR) No sé, unas veces hemos podido reivindicar esos aspectos locales y rancios y otras quizás hayamos pecado de esnobs, o todo al mismo tiempo. ¿Somos auténticos? ¿Somos modernos? ¿No tenemos ni puta idea? Básicamente, hemos hecho lo que nos ha apetecido.

 

Acerca de esto último, ¿estar en el Puerto ha supuesto un hándicap para el crecimiento de la banda?

(SR) Este espléndido aislamiento tiene sus ventajas e inconvenientes.

(RR) El Puerto está lejos de todo. Nos retroalimentamos entre camarones y burgaíllos, aunque desde que llegó internet sabemos que existe vida más allá del Guadalete.

(DR) Gracias a los chicharrones y los molletes del Bar Vicente, yo personalmente he crecido mucho a lo ancho.

 

En ese sentido, siempre os he visto un poco como rockeros de base: gente que se ocupa de todo lo relativo a su banda de una manera directa, que se arremanga cuando alguien de fuera viene a tocar a su territorio, que hace por crear un circuito más o menos estable tirando de bandas hermanas y conocidos. ¿Es esa la única manera de hacer rock en este país?

(RR) Rotundamente sí.

(DR) Al nivel que estamos nosotros y en el circuito en el que nos hemos movido, siempre ha funcionado eso, hoy por ti y mañana por mí.

(SR) Es la ética del hazlo tú mismo del punk.

 

Por otro lado, también sois responsables directos del Rock Action Sur, esa serie (no estable) de conciertos, en las que se junta media docena de bandas andaluzas a tocar en algún punto de la comunidad. ¿Es una forma de reivindicar el talento que hay por aquí abajo? 

(DR) Por supuesto, y una excusa para juntarnos unos cuantos amigos y echar unos días de cachondeo.

(SR) Sí, aunque no solo participan bandas andaluzas.

 

¿Y seguirá existiendo el RAS ahora que Little Cobras ya no van a estar?

(SR) Sí, aunque no depende exclusivamente de nosotros.

 

Os separáis después de diez años de existencia, y en el que para muchos (yo mismo) es el momento más dulce de vuestra carrera: la banda suena muy engrasada, las canciones nuevas son las mejores que habéis escrito... ehm, ¿por qué?

(DR) Coincido contigo en eso, la banda está en muy buena forma pero, por otra parte, estamos cansados. Creo que como Little Cobras hemos dicho todo lo que podíamos decir.

(RR) Con el último disco hemos conseguido lo que buscábamos. Se agradecerá el descanso después de un gran parto.

(SR) Este es el mejor momento para todo, incluso para dejarlo.

 

 

Eso sí, a modo de despedida habéis publicado un single que, encima, suena a versión evolucionada de los Little Cobras que grabaron "Fire monkey". ¿Qué nos podéis contar de él?

(DR) Pues que es puro Little Cobras: rápido, corto y a 45 rpm. Contiene una versión alocada del “Plain gold ring” de Nina Simone y un tema propio, “Rotten seafood”. Hemos contado con las colaboraciones de Jesús Guisado a los teclados en la primera y de Lidia Pérez a los saxos en el segundo. En cuanto a que suene a versión evolucionada, me alegra que nos lo digas, siempre hemos intentado que cada disco supusiera un pequeño avance en todos los aspectos.

(RR) No se puede tener mejor despedida.

(SR) Estoy muy orgulloso de estos dos últimos trabajos a todos los niveles.

 

Me gusta mucho el diseño del single, por cierto. ¿Es una manera de irse por la puerta grande, o existe alguna intrahistoria que contar?

(DR) Es una salida por la puerta grande. Esta vez le hemos puesto los cuernos a nuestro querido Pedro Perles, ya que el single se publica con la discográfica Beatnik Moon y sus capos son unos diseñadores muy locos, los que han hecho esta barbaridad. En parte, es una manera de dejar claro que nunca nos gustó estar sujetos a ningún cliché estético.

(RR) El diseño es una pasada. Mejor así, perfectamente refrigerado.

(SR) Le estoy muy agradecido a mis amigos Jesús Racer y José Luís Cochambre por haberse implicado de la manera que lo han hecho, llegando al extremo de resucitar Beatnik Moon para la ocasión.

 

Vuestro concierto de despedida es el próximo jueves, junto a Guadalupe Plata. ¿Habrá sorpresas, o será el típico concierto incendiario y revienta oídos?

(SR) Ninguna sorpresa, típico concierto de Little Cobras. El single de despedida estará a la venta, eso sí.

(DR) Después del concierto haremos una subasta de los instrumentos.

(RR) Hemos preparado una piñata gigante llena de camarones… lo de siempre.

 

Para terminar: ¿Habrá vida después de los Little Cobras? Quiero decir, ¿hay algún otro proyecto que os esté rondando la cabeza?

(DR) De momento, descansar y soltar la guitarra por un tiempo. Soy un culo inquieto, así que en unos meses me picará el gusanillo y me embarcaré en algo, pero no tengo nada pensado.

(RR) De momento, descanso. Ya no tendré excusas de ensayos y conciertos y habrá que currar más. Echaré de menos las curas de sueño en la furgoneta.

(SR) Ningún proyecto relacionado con el rock’n’roll, por ahora.

 

Guadalupe Plata + Little Cobras. Pop CAAC (Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Camino de los Descubrimientos s/n. Sevilla). Apertura de puertas 21.00 h. Entradas: 10 euros (ticketea.com)

Vidal Romero

Como todos los antiguos, Vidal Romero empezó en esto haciendo fanzines (de papel) a mediados de los noventa. Desde entonces, su firma se ha podido ver en infinidad de revistas (Go Mag, Rockdelux, Ruta 66, Playground, aB, Era y Clone entre muchas otras) y algún que otro periódico (Diario de Sevilla, Diario de Cádiz). Es también uno de los autores del libro “Más allá del rock” (INAEM, 08) y ha trabajado como programador y productor para ciclos de conciertos y festivales como Arsónica, Territorios o Electrochock (US). Incluso le ha quedado tiempo para ayudar a levantar España ladrillo a ladrillo con lo que es su auténtica profesión: la arquitectura. Es uno de los mejores analistas de música electrónica de este país.

 

vidal@blisstopic.com

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