Seward
Home is…
Fotos Pablo Leoni y Óscar García
Seward, uno de los secretos a voces mejor guardados de la escena musical barcelonesa, han abandonado durante un pequeño periodo de tiempo, apenas un instante, su hábitat natural, el directo, para cerrar una etapa con su tercera grabación, “Second Two: Chapter Home” (Foehn, 2015). Hablamos con la banda sobre el disco, el pasado, el presente y el futuro, ¿y qué mejor forma de ponernos en situación que empezar por uno mismo?
¿Cómo definiríais qué es Seward a alguien que no os conoce?
Seward es un atentado, una respuesta y un espectáculo. Seward es un transporte público. Seward es un reto, una aventura. Una serie de infinitas temporadas dirigida por infinitos directores. Seward es cuarteto, es quinteto, es sexteto, es... Cientos de preguntas. Un nombre de una música que se descubre a sí misma constantemente. Seward es un hogar y te pertenece.
Acabáis de presentar vuestro tercer lp de la mano de Foehn Records, hasta ahora habías auto editado vuestros discos, ¿cuál es la razón de este cambio?, ¿qué ganáis y qué perdéis (si es que perdéis algo) con ello?
¡No perdemos nada! Al contrario. Cuantos más aliados, mejor, y Foehn Records está en el bando correcto. ¡Bienvenido sea! Juntos ganaremos todo.
Sin embargo habéis vuelto a trabajar con Matt Pence, ¿es una forma de enlazar con vuestras primeras grabaciones?
Este álbum es el tercero de la colección HOME, formada por multitud de grabaciones y etapas del grupo, de nombre "Home: Chapter One" (2011), "Home Was A Chapter Twenty Six" (2013) y "Second Two: Chapter Home" (2015). Existen ciertos hilos conductores que conectan las partes con el todo, sí, aunque ese todo ha ido surgiendo al compás cambiante de nuestras vidas a lo largo de estos últimos cinco años. Como los títulos intuyen: ¿Capítulos? ¿Qué capítulos? ¿La figura del libro como forma y el objeto de la casa como método y viceversa? Hemos ido construyendo juntos ese hogar común, ofreciendo puntos de vista radicalmente distintos en cuanto a la producción del sonido de cada disco, así como a la forma de tocar, de conocernos, de saber o no qué queremos transmitir con una grabación... Matt ha sido vital en esa búsqueda y ya es un miembro más de la familia. Estuvo, está y estará.
¿Cuál es la relación de “Second Two: Chapter Home” con vuestros dos anteriores trabajos?
"Second Two: Chapter Home" retrata dos momentos muy diferentes del grupo. La mayor parte del disco fue registrada en 2011 en La Casa Murada cuando Seward tenía 12 brazos. Esas tomas fueron mezcladas y masterizadas durante los años siguientes por Matt Pence, amadas y rechazadas por el grupo, y queridas de nuevo gracias a Foehn Records. Dibujan un Seward explorador y prematuro, que rápidamente mutó al cuarteto que viajó a Texas en 2012 para actuar en SXSW y grabar la otra parte del disco en The Echo Lab en dos días, con Matt Pence por fin presente. En este sentido, "Second Two: Chapter Home" es un reencuentro con el pasado cercano, una ampliación necesaria del catálogo de Seward que cierra media década de investigación sonora y abre la siguiente con una sonrisa amable, irónica y luchadora.
¿Dónde encontráis la inspiración (si es que la buscáis)?
De la vida misma: De las personas que perdemos, de la gente que tenemos a nuestro lado y de los que todavía no conocemos y queremos abrazar, sean enemigos o no. Encontramos inspiración en incontables libros de poesía y en otros tantos apasionantes autores y disciplinas. Nos absorbe la ciencia y la filosofía. La danza contemporánea nos impulsa en todas direcciones y felices. Cuando se nos lleva el viento quizás más de la cuenta, nos amarra a los postes una música tradicional de cualquier época y lugar. Con todos esos ímpetus juntos, nunca olvidamos la historia de nuestra historia, la seguimos estudiando y nos mantenemos firmes por su combate. Nos iluminan Andrew Keen, Jaron Lanier, Byung Chul-Han, Slavoj Zizek... Por pioneros del presente. Por tomar las riendas con bravura, originalidad y contenido cuestionando la Revolución Constante que vivimos.
¿Qué proceso seguís habitualmente a la hora de componer?
Desayunamos, almorzamos, comemos, merendamos, cenamos. Bebemos poco, muy poco. Hablamos mucho, pero nunca cuando tocamos juntos. Reírnos, nos reímos todo el rato. Y las canciones... Las canciones son libres. Escapan del origen, que es solitario por naturaleza, y luego salimos a cazarlas juntos. En esa batida, las armas que se respetan son una letra que poco varía en torno a su composición original y muchos vocabularios de dinámicas mutantes que se disparan en todas direcciones, convirtiéndose a veces en un solo cuerpo único, a veces en toda una orquesta sinfónica donde todos los integrantes son directores.
Corregirme si me equivoco: creo que sois esencialmente una banda de directo y pienso que vuestras canciones son entidades cambiantes, ¿qué supone para vosotros entrar al estudio y fijar la canción en un vinilo? ¿Consideráis que en ese momento la canción está “acabada” o se trata tan solo de una fotografía en el tiempo?
Son imágenes de un instante, sí, pero no han de considerarse caducas. Siguen siendo entidades vivas. Una de nuestras intenciones futuras es grabar todo el repertorio de diferentes maneras, mezclarlo una y mil veces, seguir estudiando sus posibilidades. Ofrecer al oyente todo tipo de visiones, al igual que hacemos en cada concierto: Seguir sorprendiéndonos juntos.
Solamente publicáis en vinilo, ¿a qué se debe? ¿no es una forma de poner trabas para que vuestra música llegue a potenciales oyentes?
No. En absoluto. La potencialidad es relativa hoy en día, cuando la estadística se compra a golpe de talonario y se vende como humo en una nota de prensa. La elección del vinilo es un camino más lento, pero los destinos son los mismos y el relato del objeto en sí es infinitamente más acorde con nuestra forma de hacer música y más respetuoso con el diálogo con el que escucha.
No tenéis página web ni bandcamp, Seward tampoco habita en las redes sociales, pero habéis lanzado gran parte de las canciones de este disco y el anterior vía internet, ¿me explicas esta aparente contradicción?
No es una contradicción. Es un malentendido, un teléfono roto. Desde el principio hemos dicho que no es que estemos en contra de las redes sociales, es que queremos encontrar una manera más humanista de utilizarlas. Nuestro objetivo es alcanzar un equilibrio entre la inversión de trabajo, los beneficios y la responsabilidad profesional que nos compete después de quince años de rumbo incierto tras el auge de internet y el derrumbe de la industria cultural, las artes y del periodismo tal y como los conocíamos y su consecuente pérdida de poder en lo social, en lo económico y en lo político. Sea cual sea nuestra edad, somos todavía jóvenes en esta nueva etapa industrial y tenemos que reaccionar como tal, encontrando soluciones novedosas que hagan de nuevo viable nuestra forma de vida. Nosotros queremos dedicarnos a la música en exclusiva y no perder el tiempo siguiendo los cánones y las exigencias del mundo digital, que, bien es sabido, roba todo el tiempo disponible y tampoco propicia estabilidad económica, sino más bien acaba antojándose una lotería cultural admirada por propios y extraños para adolescentes temporalmente inspirados, community managers de pacotilla y demás brokers del marketing de masas. Si juegas, "if you go viral", quizás puedas ganar un dinero, pero el trabajador, la clase media, el profesional de largo plazo, que quiere dedicar su vida en ello, es eliminado de la ecuación y ha de buscar otras fuentes de supervivencia si es que tiene el coraje de continuar su carrera artística. "You Are A Gadget" y "Who Owns The Future?", del tecnólogo y músico Jaron Lanier, son dos ensayos muy acertados, visionarios y más que recomendables para abrir una vía de reflexión constructiva al respecto.
Por otro lado, el lector también puede o podría llegar a otra conclusión esclarecedora que tampoco hemos negado desde nuestros comienzos: ¡Que cada uno haga lo que quiera con nuestra música! ¿Alguien quiere subirla a su plataforma? ¡Adelante! ¡Seward os pertenece! Tampoco hemos negado nunca la exposición en internet. Simplemente se la ofrecemos al resto para que tomen el relevo, apoyando su dedicación y facilitando la construcción de una escena colaborativa, activa y de respeto mutuo. Por eso, ya en 2013, "Home Was A Chapter Twenty Six" se editó con forma poliédrica, sugiriendo a diferentes medios que publicaran las canciones en exclusiva y en diferentes formatos; y por eso es ahora cuando Foehn Records se ocupa de focalizar de alguna manera la atención de nuestro público, abriendo una brecha más, pues ya lleva 15 años al pie del cañón y merece el respeto de todos.
Hace poco estuvisteis de gira por USA, contarme, ¿cómo fue la experiencia?
Pasamos veinte días encerrados en The Echo Lab con el productor Scott Solter (St. Vincent, Mountain Goats, Superchunk, Dirty Projectors...) y con nuestro habitual Matt Pence. La experiencia sirvió de apertura de puertas hacia un nuevo ciclo de vida del grupo. Estamos muy contentos. Aliviados, incluso. Por fin lo hemos conseguido: Las canciones han crecido como nunca y han sufrido de todos los inventos posibles, expandiéndose hacia una nueva personalidad sonora, más libre, amplia y poderosa que todas las anteriores.
¿Volvisteis con nuevo material grabado bajo el brazo?
Sí... 13 canciones. ¡Bienvenido seas, 2016!
¿Tenéis algún proyecto o concierto particular en mente para los próximos meses?
Tocamos este Fin de Semana de Los Muertos en Heliogàbal, a sexteto el sábado y con motivo de la inauguración de la exposición de Pedro Strukelj y sus crónicas ilustradas de nuestros últimos shows, y a cuarteto el domingo con nuevas canciones, presentando también a Maskeliade, un artista electrónico alucinante que conocimos después de actuar en el Festival Beseda de República Checa el pasado Julio y que visita por primera vez nuestro país. También estamos más que ilusionados por visitar por primera vez Praga y tocar en el Festival Alternativa.

Javier Burgueño
Javier Burgueño pasó su juventud en el Vallés Oriental (Barcelona) donde se inició en esto de la crítica presentando y coordinando un programa musical de la televisión de su pueblo durante la bendita locura analógica de las televisiones locales de principios de los 90 (asegura que ya no quedan copias de los programas, se encargó personalmente de ello una noche de verano). El experimento fue divertido y dejó un poso latente que volvió a aflorar con el cambio de siglo cuando empezó a colaborar asiduamente con la web del programa de radio madrileño “El otro lado del telescopio” y más tarde con www.pinypondjs.com. Ha sido colaborador de Go Mag desde el 2007 hasta su desaparición de los quioscos el pasado junio de 2013.