Counting Crows
Clase Trabajadora
Counting Crows podría ser uno de esos grupos que recuerdas como de paso por tu adolescencia, aquellos que tuvieron una canción de éxito y que durante un par de veranos la escuchabas en todos lados, sobre todo si frecuentabas bares nocturnos, y que una vez ha pasado el efecto, pasan a mejor vida. Pero en su caso no fue así, aunque podían ser carne de cañón de eso. Es decir, su suerte es que en la cosecha de “August and Everything After” había más caldos apetecibles, caso de “Round Here”, “Omaha” o “Time And Time Again”.
Counting Crows tocará el 7 de julio en Razzmatazz (Barcelona) y el 9 de julio en el Bilbao BBK Live.
Lejos de acomodarse siguieron su camino, aprovechando esa circunstancia sin dejar que esta les devorara. Cuando publican su siguiente disco –“Recovering The Satellites”– renunciaron a otro petardazo de ese estilo. Desde luego, en muestras sucesivas siempre había algún tema con ese talante, lo llevan en su ADN, sin embargo a ellos lo que les importaba era el conjunto. Combinando discos en directo (una constante en su carrera), con obras que nunca han bajado del notable, Counting Crows se tropezaron de nuevo con un éxito mayoritario en 2004, de manera cómica y simpática, gracias a una canción para “Shrek 2”, una película de dibujos animados. Pero ni así se despistaron ni desviaron, en 2008 graban un disco muy especial, dividido en dos partes, una más íntima, la otra más movida, sin pretensiones comerciales, de título “Saturday Nights & Sunday Mornings”, con un productor para cada travesía. Justo hasta ahora, con el espléndido “Somewhere Under Wonderland” tras siete años de sequía y cuando nadie lo esperaba, con la excepción de “Underwater Sunshine (Or What We Did In Our Summer Vacation)”, una colección de versiones en 2012 (si bien su mejor adaptación fue la que hicieron anteriormente de “Big Yellow Taxi” de Joni Mitchell). Jim Bogios tiene la deferencia de conversar conmigo, él se ocupa de transmitirme los valores del grupo: cercanía, orgullo y positivismo. Una gozada.
Hola Jim, ¿qué tal? Por lo que me comentan, estáis de gira, ¿dónde exactamente?
Hemos iniciado una gira de tres semanas por Canadá. Hacía años que no veníamos por aquí, a ver como nos va.
Tú llevas en el grupo desde 2002, antes de que llegarás hubo muchos baterías, pero por lo que parece, tú si te has afianzado en el puesto. ¿Cómo te sientes?
Es una situación ideal para mí, me miro a un espejo y veo pasar todo este tiempo, y simplemente saco conclusiones positivas. Sobre todo por las relaciones personales, han pasado muchas cosas, en Counting Crows somos como hermanos, luchamos a diario por continuar unidos. Hay un gran grupo de gente, honesta, sencilla y trabajadora, esperemos que sea una larga historia. Aunque cada uno tenga diferentes proyectos, pero el embrión es Counting Crows.
Desde 2008, siete años sin publicar disco. Parece mucho tiempo, ¿no?
Visto desde fuera así es, y es lógico que dé esa sensación, en cambio para nosotros no es tanto, pues primero estuvimos más de dos años de gira, la correspondiente promoción. Nos hemos tomado un respiro, pero no hemos parado de trabajar, siempre estamos creando, escribiendo, siempre hay algo detrás de todo esto que no se ve, y es normal que no se sepa. Además, tres de los chicos han visto crecer la familia, han estado atentos a esa nueva situación para ellos. Y hemos esperado a ese momento en el que empieza a haber una explosión de ideas, y no llega nunca cuando tú lo deseas. Hubo dos que se fueron dos días a Nueva York y volvieron con tres canciones escritas. Somos creativos cuando nos juntamos, a veces es fácil, a veces más difícil, somos siete integrantes, tratamos de capturar ideas frescas.
“Somewhere Under Wonderland”; escuchándolo tienes la sensación de que una vez más, habéis publicado un disco que tiene vuestro sello, pero que es distinto a los anteriores. No tiene el patrón de “Saturday Nights, Sunday Mornings”, tampoco el concepto de los anteriores.
Amo este disco, estoy muy orgulloso, por cómo funcionamos como colectivo humano es una de las razones por las que me siento tan atraído por este grupo.
Es un álbum tremendamente optimista, escuchas la primera canción y ya se te dibuja una sonrisa en el rostro.
Cierto, yo también lo veo así. Estamos en el sitio correcto, tenemos un buen plan. Inspirados y con energía, personalmente me coge en un muy buen momento, estoy muy integrante, he sido parte importante de este proceso, y además le he podido dedicar este disco a mi hija, nació mientras lo grabábamos.
Ahora mismo las redes sociales son un buen termómetro para valorar si un grupo despierta interés o no, y curiosamente cuando se anuncio tanto la salida del disco como la gira, hubo muchas reacciones al respecto, la gente estaba esperando a que llegara ese momento.
Viajamos por todo el mundo, y vemos como reacciona la gente, es una sensación maravillosa, muy difícil de explicar. Nos sentimos afortunados porque creamos nexos de unión dentro de nuestra comunidad, y a veces no sabes la razón por la cuál conectas, y en algunos lugares hay sinergias inesperadas, como por ejemplo en Holanda.
Siempre me ha intrigado ese vínculo, tenéis discos en directo grabados allí, canciones con referencias a Ámsterdam. ¿Cómo es eso?
Es una larga historia, es desde que empezó el grupo, en las primeras giras siempre hay sitios en los que encajas mejor. Cuando fuimos a Irlanda, U2 vinieron a vernos, estuvieron con nosotros en camerinos, y Bono me comentaba eso, que hay ciudades o culturas con las que estableces historias de amor que son preciosas.
Counting Crows tiene un sonido propio, pero lo que os diferencia del resto es el registro de voz de Adam Duritz, no se parece a ningún otro cantante. Te puede gustar o no, pero es único. ¿Aceptáis el resto que esto es así?
Por supuesto, y presumimos de eso. Por regla general, en todos los grupos, los cantantes marcan el ritmo de las melodías. Y la de Adam es especial, no todo el mundo conecta, pues es muy personal, como bien decías, no se parece a ninguna otra. Y gracias a eso logramos nuestro sonido, él es nuestro chico. Dedicamos miles de horas a escuchar música, aprender, nos encanta tocar, y no tenemos un estilo definido, puede ser rock, puede ser pop, añadimos detalles de country, de funk. Nos sentimos cómodos cuando algo encaja adecuadamente en una canción y nosotros nos sentimos cómodos.
En 1994, con el single “Long December” sucedió algo curioso, entró en listas tanto en la de música adulta como en la de rock moderno, y esa es una de las cosas que más aprecio del grupo, tenéis traza de banda clásica, pero al mismo tiempo siempre sonáis actuales, para nada desfasados.
Definitivamente, es una buena apreciación, te agradezco la pregunta. Es lo que hemos perseguido desde el principio, tener un sonido reconocible, con sabor a clásico, pero con la libertad para experimentar, a veces te sale mejor, otra peor, son etapas distintos, pero lo más importante es el apoyo que nos damos los unos a los otros, esa es nuestra clave. Si tenemos un problema, abrimos las orejas y escuchamos a quien está a nuestro lado.
Todavía hay gente que puede pensar que sois un “one hit wonder” por “Mr. Jones”, pero lo que más aprecio del grupo es que aquello no os ha condicionado, y al mismo tiempo, no escondéis que es una canción muy popular que os ayudó, fueron siete millones de discos vendidos. Y habéis continuado con vuestra carrera con normalidad, con una absoluta naturalidad, sin ir a la caza de otro hit. ¿Es ese el verdadero secreto de vuestro éxito?
Si no fuese así, ya no existiríamos. Esa es la razón que mantiene la llama viva. El éxito no lo buscamos, no lo forzamos, y si llega, lo aceptas y lo disfrutas. Fíjate en “Accidentally In Love”, la canción de “Shrek 2”, todo lo que generó, la película, los Oscar, y al final lo único que importaba es que era una gran canción, que además encajó ahí, era ideal para la película. Y todos tan felices. Nunca pensamos en que pueda suceder, no lo prevés, los fans son los que deciden.
Os vi en el año 2004 en Nueva York, y me fascinó que cambiarais las canciones, dejabais mucho espacio a la improvisación. ¿Sigue siendo así?
Absolutamente, cada concierto es distinto, nunca hay dos iguales, ni por repertorio ni por espíritu. Es esa libertad de la que hablábamos antes.

Toni Castarnado
Toni Castarnado es un crítico musical que escribe también de manera puntual sobre cine y, ahora, deporte en Blisstopic. Es autor de los libros “Mujer y música: 144 discos que avalan esta relación” y de su segundo volumen, “Mujeres y música: 144 discos más que avalan esta relación”.Colomense de pro y residente en el Maresme, es colaborador casi desde sus inicios en Mondo Sonoro, y en cabeceras como Ruta 66 o Rock Zone. Escribe artículos para el blog La Ruta Norteamericana de El País, y ha hecho radio en varios medios, dirigiendo el espacio “Canvi de Ritme” en COM Radio, en el cual combinaba música y deporte. Por su grabadora han pasado un gran número de artistas; entre ellos, Arcade Fire, Antony & The Johnsons, Patti Smith, Marianne Faithfull, Mötley Crüe, Rammstein, Muse, The Black Keys, Tori Amos, Frank Black, Kings Of Leon o Mavis Staples.
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