![]() |
WhitneyLight Upon The LakeSecretly Canadian 8,5Pop / Folk |
A pesar de su insultante juventud, Julien Ehrlich y Max Kakacek llevan casi diez años en el negocio de la música: junto a Cullen Omory formaron Smith Westerns, uno de esos pequeños milagros que surgen de vez en cuando en el cinturón residencial de Chicago, y que era capaz de mezclar todo tipo de influencias (la psicodelia de los sesenta, el power pop de los ochenta, el glam, el indie pop más guitarrero, el lo-fi militante) en el interior de canciones redondas y brillantes como soles. Pues bien, tras tres discos notables y medio lustro largo de carrera, los tres amigos decidieron partir peras: Omory fichó por Sub Pop, un sello en el que hace un par de meses publicó un entrañable disco de indie pop canónico, “New misery” (Sub Pop, 16), y nuestros amigos decidieron montar una nueva banda, con la que llevar aún más lejos esa amplitud de miras que ya habían demostrado, pero dejando a un lado la épica guitarrera que su antiguo compañero aportaba a la banda madre. Apostando antes por el arreglo sutil, la composición puntillista y el suave tallado de melodías que por la pirotécnica instrumental y el músculo vocal.
De hecho, el punto más débil de “Light upon the lake” (el único que tiene, en realidad) reside precisamente en las voces solistas, dominadas por un falsete que puede llegar a ser irritante en determinadas ocasiones. Todo lo demás es orfebrería compositiva de nivel superlativo: una colección de canciones que utiliza elementos muy reconocibles (unos cuantos gestos folk, algunas pinceladas de americana, grandes dosis de pop de hechuras clásicas), para dar forma a un pequeño universo, coloreado en tonos sepia y teñido con un grueso velo de melancolía, en el que abundan las estampas pastorales, las road movies de bolsillo, las pequeñas historias de relaciones que no terminan de funcionar bien.
Canciones que se sostienen sobre una instrumentación sobria y emocionante, que se crecen gracias a unos arreglos medidos y luminosos (ese momento en el que aparecen los vientos en “Polly”, por ejemplo) y a una producción tan efectiva como discreta. Canciones, en fin, que parecen haber estado ahí fuera toda la vida, esperando a que alguien las rescatara, y que evocan asociaciones lujuriosas: imaginen a Felt grabando versiones de Big Star, a The Zombies intentando sonar como Burt Bacharach, imaginen a The Go-Betweens encerrados junto a los Apples In Stereo en el estudio de grabación de Wilco, porque ese es el tipo de fantasías que se esconden en “Light upon the lake”. Un disco hermoso y delicado hasta decir basta, ideal para aportar algo de equilibrio a este año tan convulso que nos ha tocado vivir.

Vidal Romero
Como todos los antiguos, Vidal Romero empezó en esto haciendo fanzines (de papel) a mediados de los noventa. Desde entonces, su firma se ha podido ver en infinidad de revistas (Go Mag, Rockdelux, Ruta 66, Playground, aB, Era y Clone entre muchas otras) y algún que otro periódico (Diario de Sevilla, Diario de Cádiz). Es también uno de los autores del libro “Más allá del rock” (INAEM, 08) y ha trabajado como programador y productor para ciclos de conciertos y festivales como Arsónica, Territorios o Electrochock (US). Incluso le ha quedado tiempo para ayudar a levantar España ladrillo a ladrillo con lo que es su auténtica profesión: la arquitectura. Es uno de los mejores analistas de música electrónica de este país.