![]() |
Boys NoizeMaydayBoysnoize Records 5,3Electro-EDM |
No es que Alex Ridha se haya anclado en la propuesta de aquel “Oi, Oi, Oi” de 2007, sino que va un poco más allá (atrás) en el tiempo con una obra cuya nostalgia se limita a la que puedan suscitar todos estos ritmos histéricos del rave noventero. “Mayday” conserva buena parte del sonido Boys Noize y aporta sus característicos tintes epiléptico-dubstep, pero para reinventarse ha optado por una propuesta más que machacada; su giro comercial, en vez de poner rumbo hacia el dancehall o un dubstep más pesado –como otros de sus contemporáneos– se dirige hacia el EDM clásico, un dance con la ambición de hacer polvo a quien se le ponga por delante. El problema es que no hay el menor atisbo de coherencia entre temas cuyos puntos fuertes divergen en exceso, más de una manera confusa que ecléctica.
“Overthrow” es digerible para empezar, como una especie de ataque alienígena del tipo Underworld que se difumina con un final muy pobre en “Mayday”, insultantemente chabacana. El disco toma intensidad, finge un cambio con el feat de Benga en “Dynamite” y de verdad consigue un punto interesante con “Rock The Bells”, aunque solo sea por aludir a un clasicazo como la “Unfinished Sympathy”, de Massive Attack, o por devolvernos a una atmósfera tan tan potente como la de los enfurecidos 90.
“Euphoria” rompe esta línea y “2 Live” consigue desempalagar el pastel del principio con un manejo muy ecléctico de sintes ácidos y, sobre todo, dando paso a “Would You Listen”, un tema todavía más bipolar, más misterioso, con sintes más clásicos y con unos bajos poderosísimos, paralizantes. Bajos es lo que “Revolt” utiliza de un modo casi abusivo que, sin embargo, es mucho más acorde al disco que el feat de Poliça, cuya voz no llega a aliviar el aburrimiento de este estribillo eterno. “Midnight” es, al contrario, una de esas canciones que se reivindican cuanto más se escuchan, con una línea principal repetitiva y toda esa amalgama bien tramada de detalles como base. De hecho, bien podrían ser el final de “Mayday” que, de ahí en adelante, no hace mucho más que desvariar.

Brais Suárez
Brais Suárez (Vigo, 1991) acaba de estrellarse con su idea de vivir escribiendo aun sin ser escritor. Dos periódicos gallegos se encargaron de dejarle claro que mejor le iría si recordara mineralizarse y supervitaminarse, lo que intenta gracias a colaboraciones esporádicas con algunas revistas y otros trabajos más mundanos que le permiten pagarse su abono anual del Celta y un libro a la semana. Por lo demás, viajar, Gatsby y estroboscopia lo sacan de vez en cuando de su hibernación.