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Beyoncé

Lemonade

Parkwood Entertainment

6,9

Pop / R&B / Soul

Half Nelson

 

 

El gran defecto de las megaproducciones de las grandes estrellas del pop actual es que son discos hechos a retazos por un gran equipo de compositores y productores que no tienen otro interés que intentar incluir el mayor número posible de sus colaboraciones en el disco de la diva en cuestión. Igual que las sitcoms y las grandes producciones cinematográficas se preocupan en incluir a personajes de diferentes razas y perfiles físicos y psicológicos para intentar alcanzar el mayor target posible de consumidores, de ese mismo modo los discos de Madonna, Rihanna, Lady Gaga o cualquier otra “nueva diva del pop” contienen canciones de diferentes estilos, con diferentes estados de ánimo y mensajes contradictorios para intentar acertar con lo que el oyente espera. Haciendo un símil armamentístico, se desprecian los bombardeos de precisión para potenciar el uso de bombas de racimo que arrasan zonas enteras con la esperanza de acertar al menos una vez. Y sí, eso también lo hace la divina Beyoncé.

 

 

Beyoncé, la más carismática de las Destiny’s Child, bien protegida por su padre Mathew Knowles, a la sazón manager de las Destiny’s y después de la propia Beyoncé (hasta su anterior trabajo), ya hace tiempo que ha alcanzado un status, tanto musical como extramusical, que le permite esquivar los anquilosados mecanismos de promoción de las grandes discográficas. La Knowles saca discos cuando quiere y sin avisar. Si “Beyoncé” (Columbia, 2013) fue un aldabonazo al colgarse directamente en internet sin previo aviso e iniciar el difuso concepto de visual album en que cada canción venía acompañada de un videoclip, “Lemonade” remacha el clavo con lanzamiento exclusivo en la plataforma de streaming Tidal (no en vano, ella misma es una de sus principales promotores junto a Jay-Z, su todavía marido y propietario del invento) y una premiere simultanea de todos los clips (es decir, del LP entero como si fuera una TV movie) en la prestigiosa cadena por cable HBO.

 

 

La novedad que podría impulsar el valor artístico de “Lemonade” es que hay un concepto, una historia, que podría dar cohesión, fortaleza y lo más importante, sinceridad a las canciones en él contenidas: “Lemonade” son las confesiones de una despechada Beyoncé después descubrir una infidelidad de Jay-Z. Es casi ya un lugar común en el pop que las rupturas provocan grandes discos, pero este “Lemonade” no es la excepción que confirma la regla sino la gran oportunidad perdida por Beyoncé. La dispersión inherente a contar con hasta ocho productores diferentes (James Blake, Diplo, Jack White, Hit-Boy, Mike Dean, Vincent Berry, Just Blaze y Mike Will Make It) y los cameos del propio James Blake, Jack White (otro de los impulsores de Tidal), The Weeknd y Kendrick Lamar desvirtúan totalmente cualquier intención conceptual. Lo más cerca que estamos de un concept album es la outro de “Freedom” (después de un brutal freestyle de Kendrick Lamar) cuando se nos explica el origen del título del LP: “si la vida te da limones, haz limonada”, una frase de autoayuda que podía sonar ocurrente en 1959 cuando el folklorista Alan Lomax grabó el discurso de un innominado predicador del que se extrae el sample, pero que ahora ya suena a psicología de baratillo a lo Mr. Wonderful en un día de resaca.

 

 

Así, “Pray you Catch me” suena totalmente a Blake, aunque genera unas altísimas expectativas en el caso de que ambos se atrevieran a pergeñar un disco entero entre los dos (mucho más que una “Forward” de apenas un minuto en la que Beyoncé apenas interviene). El funk-rock setentero de “Don’t Hurt Yourself” junto a Jack White muestra a Beyoncé crispada (más que supuestamente desesperada) mientras que en “Sorry” la Knowles recuerda a Shakira al cantar aguda, acelerada y atropellada. Tesfaye le roba la función en “6 Inch”, mientras que el acústico sureño de “Daddy Lessons” sólo se entiende como un homenaje al padre que la enseñó a luchar. La azucarada “Sandcastles” sería la candidata a single navideño (no creo que la cosa se alargue tanto) que contrasta con el enérgico soul-funk de “Freedom” ideal para una blaxploitation movie con Richard Roundtree y Pam Grier repartiendo hostias y caderazos a partes iguales. Al final, hasta me gusta bastante el aire de soul elegante (esos vientos tan Curtis Mayfield) de “All Night”, sobre todo frente al R&B vulgar de la final “Formation”.

 

 

Hablaba antes de la sinceridad. Parece ser que en “Lemonade” Beyoncé quiere contarnos la historia de la infidelidad de su esposo Jay-Z (atención, porque parece ser que el rapero está estudiando la posibilidad de dar su versión a través de otro disco: ya estoy viendo el disco conjunto de reconciliación. Esperemos que Solange no se una también a este despropósito), pero después de múltiples escuchas es absolutamente irrelevante que lo que Beyoncé pretende explicarnos sea cierto o no, porque lo hace con la misma artificiosidad y los mismos lugares comunes que usaría si todo fuera simple ficción.

 

Half Nelson

Crítico musical que ha visto multitud de modas y estilos nacer, crecer, multiplicarse y morir desde que empezara a colaborar en Ràdio Ciutat de Badalona en 1993. Fan del jazz y del pop británico, aunque todavía impactado por el drum’n’bass, su firma se ha visto prácticamente en todas las cabeceras de prensa independiente (Mondo Sonoro, Go Mag, Rockdelux, Suite, Trax/Beat…) y radio online (ScannerFM) y por su grabadora han pasado muchos de los grandes (Costello, Lowe, Hitchcock, Mills, Craig, May, Saunderson, Gelb, Calexico, Goldie, Size, Flaming Lips, Bon Iver…). También ha contribuido con varios capítulos a “Loops” (Mondadori, 2002) y a “Teen Spirit. de viaje por el pop independiente” (Mondadori, 2004).

 

half@blisstopic.com

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