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Joana Serrat

Cross the verge

El Segell del Primavera

8

Americana

Aitana Colina (& Albert Fernández)

 

Existen muchas formas de alejarse de la realidad; “Cross the verge” es una de ellas. Todo amanece en “Lonely Heart Reverb”, donde una mano que ya no es inocente nos invita a dar un paseo por parajes oníricos. En los primeros acordes de su regreso, Joana Serrat nos sitúa en una ensoñación, nos pide que crucemos un océano de anhelos y re-descubramos junto a ella un lugar de sombras, desiertos y ecos infinitos. Allí donde en “Dear Great Canyon” escuchábamos una voz más desnuda y primeros planos de versos, encontramos ahora fraseos que se sumergen en la parte instrumental para crear una malla absorbente, una bóveda que te deja ver el cielo pero te retiene en un espacio de sueño.

 

“Cross the verge” camina entre la narcosis onírica y el exorcismo optimista, en un disco que funciona a dos niveles sonoros: una densa maraña de arreglos sutiles y oscuridad ambiental sobre la que de alguna manera se desenvuelven la acústica y la voz. Y no es una mala idea. En un primer momento, parece que esa hipnótica “Lonely Heart Reverb”, o el gentil trote de "Saskatoon (Break of a down)" quieran dejarnos a solas con el subconsciente, pero el juego de líneas rítmicas te mantiene a flote. Poco a poco, Joana nos urge a seguirle el paso.

 

 

Atravesado el primer tramo del disco, encontramos pasajes como “Desert Valley”, que empieza a enseñar las garras, con pedal steels surcando el cielo y acordes de eléctrica crepitando en el aire. Después, los dulces compases de “Lover” aparecen para desacelerar un poco el pulso. Una declaración envolvente gracias al lamento de una armónica con reverberaciones que nos llegan como caricias hasta una cresta final erizada y emocionante. Siguiendo esa línea de confesiones susurradas, “Oh, Winter Come” hace planear una súplica que vuelve a reivindicar los estados latentes con unos coros celestiales y punteos candorosos. Entonces, cuando estás segura de que te aguarda un remanso de paz, Joana Serrat te lanza por los aires aire con el desafío de “Tug of war” y ya no hay marcha atrás, estás a tope. Y aquí, en el pico de “Cross of the verge”, sobre un estribillo imbatible, una se acuerda de que quien manda es ella.

 

En este nuevo álbum, Serrat repite la fórmula que tan buen resultado le dio en “Dear Great Canyon”, contando de nuevo con el productor Howard Bilerman y la colaboración de los músicos Gavin Gardiner y su siempre fiel hermano, Toni Serrat, a la batería. Con su labor, Bilerman ha contribuido a elaborar un disco con una circulación perfecta . Se entra con suavidad, luego sacude y acabas sucumbiendo a un abandono exquisito. La esencia de “Cross the verge” es la valiosa suma de un trabajo instrumental impecable, una producción definida y las ideas de una chica que ama lo que hace. Joana Serrat ha creado un espacio sonoro donde se siente como en casa. Y, como buena anfitriona, consigue que nos sintamos a gusto allí donde nos lleve.

 

Además, Serrat ha encontrado complicidad en las voces del sin par Neil Halstead (Slowdive, Mojave 3), que proyecta un reflejo grave y roto de su voz en la sencilla y coreable “Cloudy Heart”, y de Ryan Boldt (The Deep Dark Woods), en ese relato de marcha orgullosa llamado “Black Lake”. La navegación errante cobra su acento más folk en los últimos compases del álbum, donde "Solitary road" nos recoge y "Cross the verge" nos vuelve a sacudir, antes de que las nieblas de "Your gold could be mine" hagan desaparecer el paisaje y lo conviertan en recuerdo.

 

  

Aitana Colina

Fuerte tendencia a serle infiel a la realidad. Hay tres acciones que la acompañan desde siempre; cantar, leer y soñar. Desde que tiene uso de razón alimenta sus oídos con melodías de diferentes partes del mundo, pero entra en trance con cualquier tipo de música que le muerda las entrañas. Entre sus debilidades musicales podemos encontrar a Eva Cassidy, Dobet Gnahoré, John Butler, Regina Spektor o The Wood Brothers. Cuando acabó la carrera de periodismo decidió apostar por la música, y ahora le dedica la mayor parte de su tiempo y energía.