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Kate Boy One  

Kate Boy

One

Fiction

6,2

Electropop

 

Brais Suárez

 

Cuando hace tres años escuchábamos “Northern Lights” al mismo tiempo que a los debutantes Chrvches, era lógico pensar que Kate Boy tendrían una progresión, sino similar, bastante superior a la de los autores de “Recover”. Era una música igual de fácil y digerible, pero el single de Kate Boy empezaba con más enjundia, con ese synth más pegadizo y más contemplativo que evolucionaba sin prisas hacia un estribillo más ecléctico y colorido, siempre con la voz de Akhurst poderosa, dominante.

 

kate boy

 

Sin embargo, el álbum debut de Kate Boy, “One”, no profundiza mucho más. Es cierto que las pretensiones de este electropop, como ellos mismos asumen, no van más allá de “algo que nos haga sentir y cantar a todos juntos”, por lo que escucharlo con un oído demasiado crítico quizá sea incompatible con la esencia del disco. Pero es que algunas letras son incluso más planas que todo el conjunto instrumental.

 

 

Dicho así parece dramático. El apartado de las letras lo es: Akhurst parece todavía anclada en la época que pasó como cantante de Disney en Los Angeles, pero hay partes del disco que sí sobresalen y están más que a la altura para conseguir lo que buscan, que cantemos y saltemos. Aun acogiendo cuatro singles de los últimos tres años, el conjunto es muy uniforme y coherente, con las canciones dispuestas de tal manera que no se pierde el interés, con un equilibrio muy bien logrado entre la propia “Northern Lights” o “Midgnight Sun” y propuestas más suaves como “When I Was Young”, que es un alivio entre el torrente de estribillos tan sofocantes como los de “Burn” o “The Way We Are”. Entre tanto, “Higher” o el inicio (toda una declaración de intenciones) con “Midgnight Sun” rellenan un disco que alcanza su punto más digno en “Human Engine”, más ecléctica y original, y “Lion For Real”, cuyas guitarras del principio evocan la Lykke Li más bailable.

 

Para hacerse una idea, los parecidos con Charli XCX son un impacto del que cuesta reponerse, pero si se le presta la atención justa, si se entiende como lo que es, un pop electrónico para pasárselo bien, se podemos llegar a pasárnoslo realmente bien.

 

Brais Suárez

Brais Suárez (Vigo, 1991) acaba de estrellarse con su idea de vivir escribiendo aun sin ser escritor. Dos periódicos gallegos se encargaron de dejarle claro que mejor le iría si recordara mineralizarse y supervitaminarse, lo que intenta gracias a colaboraciones esporádicas con algunas revistas y otros trabajos más mundanos que le permiten pagarse su abono anual del Celta y un libro a la semana. Por lo demás, viajar, Gatsby y estroboscopia lo sacan de vez en cuando de su hibernación.

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