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Mumford & Sons Wilder Mind  

Mumford & Sons

Wilder Mind

Glassnote

4

Rock

Sergio del Amo

 

Si cuando oíste los dos primeros discos de Mumford & Sons te gastaste tus ahorros en comprarte un banjo y arrasar con las camisas apolilladamente folkies del Humana, lo siento de corazón pero sólo se te puede decir una cosa: fuiste un gilipollas. Los británicos, lejos de repetir la fórmula de “Babel” que les hizo engrosar sus cuentas corrientes, en “Wilder Mind” han mandado su característico sonido a la mierda y se adentran a la nada más absoluta. Ni folk, ni banjos, ni nada que se le parezca. Los nuevos Mumford & Sons dan golpes de ciego y acaban de mutar en una banda de rock de estadios del todo aséptica y sin personalidad.

 

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Me parece muy bien que no quieran repetir cual fórmula matemática los ganchos de su trabajo predecesor, ya que si lo hubieran hecho ahora mismo les estaríamos diciendo que se repiten más que el alioli. Pero eso no quita que “Wilder Mind” suene tan escandalosamente genérico que no transmite nada, ni bueno ni malo. Por mucho que en “Believe” la banda se acerque a terrenos más propios de Coldplay (aun con esas el tema suena bien rebonico), lo que sí que clama al cielo son piezas como “Tompkins Square Park” o “Snake Eyes” que parecen una mala copia de The National. Que el habitual colaborador de Matt Berninger y los suyos,  Aaron Dessner, haya co-producido el disco, ciertamente,  no ha ayudado en absoluto.

 

Por los títulos de crédito también se pasea James Ford, quien puede que haya animado a la banda a electrizarse más de lo que nos tenían acostumbrados en momentos como “Only Love” o esa “The Wolf” que sí se puede rescatar  del conjunto aun siendo un pastiche sonoro  de otros vendidos a la radiofórmula como  Kings Of Leon. Aunque para que nos vamos a engañar, aquí poco más se puede rascar aparte de esa “Hot Gates” que me la imagino en boca de Bruce Springsteen.

 

 

A todo esto, está por ver cómo reaccionarán sus talifans cuando les vean durante los próximos meses en directo. ¿Serán implacables y les harán magia negra metiendo sus nombres en la nevera del mismo modo que Víctor Sandoval hizo con Terelu Campos? ¿Se comerán este fast food rockero con patatas y perdonarán este batacazo mayúsculo como marcan los mandamientos del buen católico? A mí me parece que habemus suicidio mediático en tres, dos, uno…

 

Sergio del Amo

Nacido en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) en 1986, Sergio del Amo es una de las últimas firmas que se ha unido a la familia Blisstopic. Apasionado de la cultura pop, la televisión más basurera y los marujeos del papel couché, una vez licenciado en Periodismo ha dejado su firma en medios como Mondo Sonoro, Neo2, H Magazine, el suplemento cultural ‘Tendències’ del diario El Mundo de Catalunya y PlayGround. Hasta que no le hagan una buena oferta en Telecinco seguirá dando guerra en la prensa musical.