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Diplo  

Diplo

F10rida

Diplodocus

9,8

Electrónica

 

Brais Suárez

 

Diplo relanza el "F10rida". El planteamiento es grotesco, doloroso, poco fiable. Vale que sea la época de las versiones y las reediciones, de impregnar con una pátina de cutrerío e impersonalidad todo lo que en su momento fue glorioso. Pasa en el cine, pasa en la música y pasa hasta con las ideas: se acabaron y hay que seguir produciendo, vendiendo. Se relanza el disco, precisamente hoy, para eso, para venderlo en el gran Black Friday de unos USA en los que Diplo, reconvertido a gangsta, se dedica a girar con Switch y a acribillar su pasado como visionario a base de un amago terrorífico de reggaeton. Pero el disco sale, Diplo es (o más bien fue) Diplo y el "F10rida" es el "F10rida". Es como si se volviera a rodar "Taxi Driver" con un De Niro septuagenario; habría que ir a verla, por muy a Coca-Cola-light-sin-cafeína que suene.

 

Play.

 

No empieza mal. Sigue siendo esponjoso, suave, delicado, con esa cuerda bajo la percusión que alisa el camino hacia el trascendental inicio de "Big Lost". De fondo, el rasgar aterciopelado de los vinilos. Así sigue girando el disco. Nada cambia. La cadencia recurrente de un piano incierto en Sarah, con sus trompetas y su calma infinita; "Into the Sun", su comienzo selvático y la voz de Martina Topley sugiriendo más imágenes que las propias progresiones que precipitan el ritmo del disco hasta la melodía emblemática de "Way More", de himno, acompañada por las cajas de ritmos. Perfecto hasta ahora, tan impecable y renovador como hace diez años. Y así se dirige al final, mezclando, experimentando, cuidado hasta el detalle. La trilogía de madurez que conduce de la voz del niño en "Money Power Respect" hasta el perverso speech de Diplo sobre las drogas en Works, pasando por la incitante "Diplo Rythm", tan Nintendo, tan increíblemente única con el "Have you Heard the News Flaaaash, yeah!". Cómanse los altavoces, incita. Después, recuperar los sonidos tribales de "Indian Thick Jawns" culmina la dosis de percusión y la alisa hasta la mansedumbre de "Summer´s Gonna Hurt You", un complot contra la productividad y cualquier actividad que no sea escuchar la canción. Todo puede esperar durante los 9 minutos en que nos arrastra por ese sendero de colores hirientes, agitados, subversivos. Para acabar, teclados setenteros, "This is Diplo!", y fin.  

 

Respiro aliviado porque todo sigue igual que hace diez años. Pero tengo miedo; ahora viene la otra mitad, la desconocida, las mezclas e incertidumbres de la verdadera novedad: "Epistemology Suite 1" solo puede estar resucitada de aquella época de lisergia infinita. Sigue habiendo cuerda, sigue habiendo viento y la caja de ritmos sigue imponiéndose con sabiduría, como un profesor que cuida de sus alumnos. Reincide en ritmos previos, pero lo ecléctico de estas tres epistemologías se prorroga como un auténtico vendaval de iluminación musical. "There was sooo many old people", canta una voz desde el abismo. Más ruidos Nintendo en la segunda parte y la fluidez del mar floridense en la tercera, otra vez con una vocecita sugerente y mecedora como las olas. "As I Lay Dying", como la propia novela de Steinbeck, es ya más inquietante: el principio, la música hitchkoniana de la mitad y lo huidizo del sintetizador de fondo, que va y viene, va y viene… Es perfecto. Volvemos a "F10rida" en 2004. Es totalmente sensitivo, totalmente sutil y totalmente renovador. Diplo exprime todo lo que utiliza, le saca brillo, lo embellece, lo transmite. También en "Flute" y en "Making It Hard", que devuelve a esa demencia oscura de que solo Prodigy eran capaces hace más de una década y que se extiende a "Now's The Time "y da paso a lo que tanto pavor teníamos: un remix, "Newsflash, " de la adictiva "Diplo Rythm". Pues resulta que también es impoluto. Metronomy hacen bien su trabajo: dejan su marca de oboe y teclados y renuevan la canción si olvidar ese estribillo que hace menear el cuello en el metro, caminando por la calle o recordando la canción en sueños. Un disco alegre, variado, distinto y nuevo a pesar de tener ya diez años solo podía terminar con otros dos remixes de bandera, de dos canciones de bandera: otra vez "Summer´s Gonna Hurt You", algo 'dubstepizada' nos suaviza para terminar con "Big Lost", completamente traída a este presente de ritmos pesados y contundentes.

 

Canciones distintas, canciones casi repetidas y canciones con una década de diferencia forman un conjunto perfecto, liso pero no plano, dulce y en absoluto empalagoso, alucinante, en fin. Si no se lo preguntó al escuchar el resultado del disco, tendremos que hacerlo nosotros: Diplo, ¿en qué te has convertido? ¡Vuelve!

 

Brais Suárez

Brais Suárez (Vigo, 1991) acaba de estrellarse con su idea de vivir escribiendo aun sin ser escritor. Dos periódicos gallegos se encargaron de dejarle claro que mejor le iría si recordara mineralizarse y supervitaminarse, lo que intenta gracias a colaboraciones esporádicas con algunas revistas y otros trabajos más mundanos que le permiten pagarse su abono anual del Celta y un libro a la semana. Por lo demás, viajar, Gatsby y estroboscopia lo sacan de vez en cuando de su hibernación.