Tune-Yards Nikki Nack 4AD 7,2 Pop global

Toni Castarnado

Que el ukelele es el instrumento de moda en la actualidad nadie lo duda. Que en 2009 no lo era tanto como ahora también es muy cierto. A diferencia de todas esas bandas tan exitosas de folk-pop que han explotado su uso, Tune-Yards lo han rentabilizado de otra manera, con otro estilo. Esa es otra verdad como un templo. Y ahí, es dónde radica su gracia, la de la luminosa Merrill Garbus que esta vez ha querido grabarlo prácticamente todo ella sola, una visionaria que adapta a una fórmula estudiada con rigor loops y unas voces amplificadas deudoras del R&B. Tras dos discos fabulosos elogiados de una punta a la otra del globo terráqueo, “Nikki Nack” no va a desmerecer en nada a sus anteriores trabajos.

Tune-Yards siguen dentro de su propio bucle, tienen sus cartas en la mano, en esta ocasión con más percusiones presentes, más salvajes pero menos caóticos, hay más ritmo si cabe en su música, y ella empeñada en que esa fusión de folk, indie-pop y euro-beat tenga una patente muy particular. Converge el futuro abierto de M.I.A. y la tradición de miles de referentes que casan como un matrimonio enamorado, una base electrónica y melodías básicas e indiscutibles del pop, espontaneidad y creatividad junta, una idea atrevida y una resolución sencilla. Vibraciones intuitivas que funcionan desde el inicio del disco, con “Find A New Way”, y un single de envergadura como “Water Fountain”, y mientras, la alegría desbordada porque logran llegar vivos al último suspiro de “Manchild”.