La Liga - Jornada 22
El Barça sí quiere este título
Texto de Milo J. Krmpotic'
Fotos LFP / Vídeos de Canal +
Con su convincente asalto al Nuevo San Mamés, el Barça hizo dos veces buena la debacle del Real veinticuatro horas antes, cuando el Atlético aplastó a un conjunto merengue que, todo sea dicho, no pudo contar por lesión con sus dos centrales de cabecera, Sergio Ramos y Pepe. No parece casualidad que, de los cuatro goles rojiblancos, tres se dieran en el área pequeña y uno la atravesara libremente sin una triste pierna que le plantara oposición. Cuatro puntos vuelven a separar a los tres de arriba en un campeonato que amenaza seriamente con ponerse bonito.
Athletic de Bilbao-FC Barcelona
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UN PARTIDO CATEDRALICIO
ATH. DE BILBAO 2 – FC BARCELONA 5
(Messi 15’, Luis Suárez 26’, Mikel Rico 59’, De Marcos 62’ p.p., Neymar 64’, Aduriz 66’, Pedro 86’)
Comentaba Luis Enrique en la previa que esta última había sido la mejor semana de entrenamiento de sus pupilos en lo que llevamos de temporada. Y lo cierto es que tan positivas sensaciones fueron a traducirse en uno de esos encuentros que, por juego y escenario, suelen suscitar adjetivos hiperbólicos y conceptos fronterizos, en cuanto dibujan la raya entre lo que se venía realizando hasta el momento y una supuesta forma de consagración. El desempeño barcelonista, sublime en el toque y la movilidad, se vio además enaltecido por la lucha constante de su rival, si bien fueron menos los méritos defensivos de los de casa que la falta de puntería de los visitantes lo que impidió un marcador tirando a histórico.
Como viene siendo norma en los Athletic-Barça desde la final de Copa que marcó el inicio de la exitosa era Guardiola, los rojiblancos buscaron poner a prueba la querencia azulgrana por el pase desde la presión alta y los apoyos en medio campo. Y, aunque Bravo, Piqué y Alba redoblaron entonces la apuesta (tal y como en 2009 Touré Yayá inició numerosas jugadas desde la línea misma de fondo), el trío medular compuesto por Xavi, Rakitic y Busquets tardó algunos minutos en desembarazarse de la asfixiante presión de los Leones. A ello contribuyó decisivamente, claro, el 0-1, fruto de una falta lanzada por Messi que tocó en la barrera y pilló a contrapié a Gorka. No tuvo el 10 la mira mucho más afinada que sus compañeros de tridente: lo que debería haber sido su segundo tanto, el 1-3, fue adjudicado a De Marcos porque el remate del argentino salió paralelo a la línea de gol en vez de atravesarla incisivo.
Los errores ante puerta, de hecho, fueron una constante. Jugaba el Barça cómodo y veloz al contragolpe, exprimiendo cada instancia en la que los de Valverde se veían descolocados, pero ora Luis Suárez redimía a Gorka con un cabezazo a bocajarro para el que el guardameta sacó una mano portentosa, ora Neymar pecaba de blando en las una-dos-tres llegadas francas de las que dispuso. Así las cosas, el recital que siguió al 1-2 del uruguayo, un chut de primeras desde la frontal después de que Messi atrajera a tres defensas antes de retrasarle el balón, resultó tan bello como estéril, lo que permitió que el Athletic volviera a entrar en el partido cuando Bravo repelió un disparo de Aduriz y Mikel Rico agradeció lo centrado de su rechace. Y merece un gora especial el delantero guipuzcoano, capaz de volver a afear la noche del cancerbero chileno con un latigazo tan falto de ángulo como sorprendente y que significó el 2-4.
Pese a las dos muescas en su retaguardia, el Barça siguió gustándose y errando, errando y gustándose, hasta que el partido murió cuando Etxeita clavó los tacos en la rodilla derecha de Luis Suárez y fue enviado a los vestuarios por Mateu Lahoz, árbitro tan amigo del choque que en él las rojas directas deberían valer doble. Durante el cuarto de hora restante, con el pundonor intacto pero ya muy escasa de aliento, la escuadra vasca luchó por escapar a la humillación pero no puedo impedir que un desmarque de Busquets hiciera bueno el caracoleo de Messi por la frontal, y que el sutil pase del argentino se tradujera en una asistencia definitiva del catalán para la llegada infalible de Pedro. Entrenó bien el Barça y jugó mejor, pues, en una incontestable conquista de la nueva Catedral que vuelve a dejar la Liga en un pañuelo.
Lo mejor: El juego orgánico y veloz de los azulgranas, y las maneras y personalidad del chaval Unai López, 19 añitos apenas.
Lo peor: La excesiva tendencia de la delantera barcelonista a deleitarse durante el viaje y menospreciar el destino… y eso que entraron cinco.

Milo J. Krmpotic’
Milo J. Krmpotic’ debe su apellido a una herencia croata, lo más parecido en términos eslavos a una tortura china. Nacido en Barcelona en 1974, ha publicado contra todo pronóstico las novelas “Sorbed mi sexo” (Caballo de Troya, 2005), “Las tres balas de Boris Bardin” (Caballo de Troya, 2010), “Historia de una gárgola” (Seix Barral, 2012) y "El murmullo" (Pez de Plata, 2014), y es autor de otras tres obras juveniles. Fue redactor jefe de la revista Qué Leer entre 2008 y 2015, y ejerce ahora como subdirector del portal Librújula. Su firma ha aparecido también en medios como Diari Avui, Fotogramas, Go Mag, EnBarcelona, las secciones literarias del Anuari de Enciclopèdia Catalana…