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NBA - Semana #33

El sargento de hierro

 

Toni Castarnado

Fotos: NBA

 

Con el paso de los años, Clint Eastwood se ha convertido en un personaje entrañable, hasta cierto punto tierno. Nos cuenta historias en sus películas que nos llegan al centro del corazón, como director no escatima en esfuerzos para que soltemos un puñado de  lágrimas (que no de dólares, como en el viejo Oeste que tan bien conoce) cuando un guión suyo nos toca la fibra. Desde que en “Puentes de Madison” narrase la historia de amor más bonita jamás contada en una pantalla o, con “Million Dollar Baby”, con el cuento de hada caída de una boxeadora nos dejase tirados en la lona, cada uno de sus films son una oda al cine, a la vida. Nada que ver con aquél tipo insaciable con cara de enfadado que aniquilaba a enemigos con su revolver y una mirada asesina…

 

Y a Gregg Popovich, el técnico de San Antonio Spurs, le ha pasado algo parecido: ya no es aquél sargento de hierro de sus inicios; más moderado, más listo, es un psicólogo desde su puesto en el banquillo, sabe mover con inteligencia las piezas, motiva al personal, consigue que todos, del primero al último, se sientan útiles. Sus declaraciones, cortas y a veces insolentes, en los descansos de los tiempos muertos a la prensa son un clásico. Su entorno sabe que forma parte de una estrategia, es una de las claves de su personaje, la gente espera eso cuando contesta, que no lo hiciera sería un fraude. Incluso Manu Ginobili hizo broma hace poco con un guiño a su guía espiritual, en conferencia de prensa respondió con monosílabos y al cabo de un segundo se moría de la risa. Y su entrenador también lo hacía, de pie detrás de una cortina, un síntoma más de la complicidad entre él y su cuadrilla. Porque, a veces, ir a ver un partido de NBA es como acudir a una función de teatro. En este caso, Popovich es el director, los jugadores son los actores y el público que asiste al foro en primera persona, atónito ante ese espectáculo, aplaude y se divierte.

 

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En el tercer partido de las finales, sobre todo en la primera parte, combinaron acción y comedia, cine de autor del bueno (Mourinho dixit). El suspense y la intriga lo dejaron para otro día, han ganado tan fácil que no ha hecho falta acudir a este género. El drama fue cosa de su rival. El maestro Popovich propuso una novedad: el francés Boris Diaw de titular. Tony Parker lo dijo tras el cuarto partido, el día en que su amigo, compañero y compatriota se quedó a una canasta, una asistencia y un rebote del triple-doble: “Yo lo veía desde hace muchos veranos, cuando competíamos con la selección de mi país, Boris es un jugador extraordinario. En Charlotte Bobcats no estaba su sitio en la liga, aquí ha encajado como una pieza importante. Estoy orgulloso de él”. En los dos primeros cuartos del primer acto disputado en Miami tras el empate en la eliminatoria, lo nunca visto por los Spurs ni ningún otro equipo en unas finales: un 76 por ciento de acierto en tiros y 41 puntos anotados al finalizar el primer cuarto (70 a la media parte). Imposible luchar contra eso, y menos aún cuando en Miami dependen tanto de un solo jugador como es Lebron James. En San Antonio lo tienen muy claro. “Cuando nosotros tenemos la pelota en nuestras manos más de tres segundos seguidos y no la soltamos, no funcionamos bien, nos atascamos”, añade Ginobili.

 

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Pases y más pases, y un jugador que está de dulce, Kawhi Leonard, un magisterio sobre cómo jugar a baloncesto en sus partidos en Miami. Como se ha demostrado en la serie ACB entre Valencia y FC Barcelona, cada vez influye menos el factor cancha, aunque en partidos definitivos sÍ es fundamental el apoyo del público. Eso sí, en San Antonio se han vuelto locos, han celebrado el título tras el quinto cruce en la eliminatoria (para el recuerdo, el mate de Ginobili tras apartar a Allen y los triples del canguro Mills), tanto o más que aquel primero de la franquicia, con David Robinson como jefe de operaciones y Tim Duncan como estilete. Les separan quince años entre un triunfo y otro. Solamente Kareem Abdul-Jabbar puso más distancia en el tiempo, diecisiete para ser exactos. “Amor y pasión por este juego, capacidad de adaptación”, la cita de Tim Duncan sobre Popovich nada más acabar el encuentro con lágrimas en los ojos y las pulsaciones a mil por hora. Felicidad absoluta. No es para menos, han practicado el juego más bonito visto en los tres últimos lustros en la NBA. Palabras mayores.

 

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El jugador de la semana: Cuando tus compañeros, repartidos entre nueve nacionalidades distintas, la ONU del básquet, celebran con tanto jolgorio la proclamación de un MVP de las finales, en este caso a Kawhi Leonard, es porque el ambiente en el vestuario es inmejorable, porque el jugador que lo recibe es muy querido. Nunca antes se había visto una reacción así en un podio, todos agitaban la cabeza y sonreían, inclusive las vacas sagradas. El jugador de 22 años es el tercero más joven en la historia en ganar este premio, Magic Johnson y precisamente su compañero Tim Duncan eran todavía más novatos que él. No tardará mucho en llevarse más galardones.

 

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Toni Castarnado

Toni Castarnado es un crítico musical que escribe también de manera puntual sobre cine y, ahora, deporte en Blisstopic. Es autor de los libros “Mujer y música: 144 discos que avalan esta relación” y de su segundo volumen, “Mujeres y música: 144 discos más que avalan esta relación”.Colomense de pro y residente en el Maresme, es colaborador casi desde sus inicios en Mondo Sonoro, y en cabeceras como Ruta 66 o Rock Zone. Escribe artículos para el blog La Ruta Norteamericana de El País, y ha hecho radio en varios medios, dirigiendo el espacio “Canvi de Ritme” en COM Radio, en el cual combinaba música y deporte. Por su grabadora han pasado un gran número de artistas; entre ellos, Arcade Fire, Antony & The Johnsons, Patti Smith, Marianne Faithfull, Mötley Crüe, Rammstein, Muse, The Black Keys, Tori Amos, Frank Black, Kings Of Leon o Mavis Staples.

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