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NBA - Semana #16

Estrellas y alma sureña

 

Toni Castarnado

Fotos: NBA

 

Siempre que viajo pienso que sí, que me gustaría volver al lugar que he visitado. En unas ocasiones estoy seguro de que un día u otro voy a pisar de nuevo esa tierra. Y en otras sé, en el fondo, que eso no pasará. Pero Nueva Orleans es una ciudad en la que me encantaría poner los pies otra vez, la experiencia allí es única. Su ambiente, sus calles, la gente, la sensación de peligro, la comida… y la música. Sobre todo, la música. Y los pantanos, las mansiones, el vudú. Todo ello en una urbe como no hay otra, con un antes y un después, el que marcó el huracán Katrina.

 

Yo viví el antes, justo con doce meses de antelación al suceso, ahora me gustaría observar cómo han cambiado esas calles, las del Barrio Francés y el resto de distritos. Esos que muestran con realismo y colorido la serie “Tremé”, ese barrio que a la entrada tiene una figura de Louis Arsmtrong, y al que tanto los taxistas como el personal del hotel te recomiendan no entrar, o al menos no cuando la luz desaparece. Tras rendirle homenaje tras el famoso desastre con la celebración del All-Star en 2008, la NBA volvió al lugar del crimen, lo que indica que les fue de maravilla, que se sintieron a gusto. Precisamente, en su única temporada en la NBA, Juan Carlos Navarro participó en el partido de rookies contra sophomores, ese que inaugura el fin de semana, y que sigue siendo más de lo mismo, un ejercicio en el que cada jugador va a su bola, un concurso de saltos sin sentido, el partido menos serio del año. Este curso el protagonista fue Andre Drummond, el pívot de Detroit Pistons.

 

En cuanto a los concursos, con la entrada del nuevo comisionado, Adam Silver, ha habido cambios, y algunos discutibles. El de lanzamiento de tiro lo ganó el trío encabezado por Chris Bosh -metió dos desde el centro de la cancha-, el jugador que ha pasado de ser el más sobrevalorado al más infravalorado. En el de habilidades, que este año era por parejas, ganó Damian Lillard -pasará a la historia como el jugador que participó en cinco eventos- junto a Trey Burke, de Atlanta Hawks. El concurso de mayor nivel, el más atractivo, el de triples, con el chasco de tres estrellas, Curry, Johnson y Love, y el placer de ver como ganó un europeo, Marco Bellinelli, capaz de completar carros al completo combinado con air-balls. En este caso, la novedad de incluir cuatro balones más con puntuación doble, resultó adecuada. El de mates, como avanzamos la semana anterior, fue un desastre. Se salvó sólo el baile entre John Wall y Paul George. Como decía Cruyff, “no hace falta decir nada más”.

 

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Los que sí tuvieron algo que decir fueron los veinticuatro participantes del partido estelar, el momento cumbre del domingo. Competitividad, egos, ganas de mostrarse, la remontada del Este al Oeste tras años de dominio, cómo Kevin Durant –excelso como siempre, pero demasiado chupón- y Blake Griffin –se infló a hacer mates- se quedaron con la miel en los labios con el MVP, el recital de Carmelo Anthony desde la línea de tres puntos, el gen competitivo de Noah, la presencia de un Lebron James siempre imperial y sabiendo ceder el protagonismo. Y Kyrie Irving, una demostración de que se puede ser generoso en un partido de estas características y lucir. Como lo hizo también la música. Impresionante, el despliegue. En la presentación, con Pharrell Williams y su cohorte de hip-hoperos, con guiños a Daft Punk y Robin Thicke, los dos hitazos del pasado año en los que él participó. El recital del descanso dejó al de la Super Bowl en una broma. Con Trombone Shorty como alma musical en la actualidad de la ciudad, todo carisma, energía, clase. Un gustazo verlo en uno de los escenarios del Crüilla, y a los pocos meses como líder ceremonioso en un evento que ven millones de personas por televisión. A su lado, Dr. John, Gary Clark Jr. -también cantó el himno americano-, una Janelle Monae de bandera y la nostalgia de Earth, Wind & Fire. Colosal.   

 

El jugador de la semana: Kyrie Irving no llevaba una gran temporada, la de debutante fue infinitamente mejor y sus Cleveland Cavaliers no chutan, pero él es un jugador como la copa de un pino. Es un base esplendido, penetra con la habilidad y el temple de aquellos jugadores de antaño, y además tiene cara de ser buen chico. A Shaquille O´Neal le avisó: ganaré el MVP. Con 31 puntos y 13 asistencias. Se hizo mayor en la fiesta del año. Ya tiene galones. 

 

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El partido de la semana: Oklahoma City Thunder vs. Miami Heat. Jueves 20 a las 2 de la madrugada. Durant vs. James.

 

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Toni Castarnado

Toni Castarnado es un crítico musical que escribe también de manera puntual sobre cine y, ahora, deporte en Blisstopic. Es autor de los libros “Mujer y música: 144 discos que avalan esta relación” y de su segundo volumen, “Mujeres y música: 144 discos más que avalan esta relación”.Colomense de pro y residente en el Maresme, es colaborador casi desde sus inicios en Mondo Sonoro, y en cabeceras como Ruta 66 o Rock Zone. Escribe artículos para el blog La Ruta Norteamericana de El País, y ha hecho radio en varios medios, dirigiendo el espacio “Canvi de Ritme” en COM Radio, en el cual combinaba música y deporte. Por su grabadora han pasado un gran número de artistas; entre ellos, Arcade Fire, Antony & The Johnsons, Patti Smith, Marianne Faithfull, Mötley Crüe, Rammstein, Muse, The Black Keys, Tori Amos, Frank Black, Kings Of Leon o Mavis Staples.