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All-Star Batman: Yo, mi peor enemigoScott Snyder y John Romita Jr.ECC Ediciones 7
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Imágenes: TM & © 2019 DC COMICS. All rights reserved
A los cinco números de “All-Star Batman” escritos por Scott Snyder e ilustrados por John Romita Jr. buena parte de la crítica y de los lectores les han dado palos hasta dejarla como la mitad fea del rostro de Dos Caras. La principal acusación que se ha vertido contra el cómic, recopilado por ECC en un volumen titulado “Yo, mi peor enemigo”, es que se trata de una historia sin sentido argumental que sirve únicamente como pretexto para que el dibujante se luzca y se divierta dando vida al Hombre Murciélago y buena parte de sus enemigos más temibles. Y sí, es probable que la presencia puramente accesoria de algunos antagonistas se deba al capricho de Romita Jr. de ofrecernos su versión de los mismos, pero calificar este arco argumental de desastroso y malérrimo sólo puede obedecer a la dinámica de este tiempo twittero en el que vivimos, en el que cualquier obra puede ser únicamente la mejor de la Historia o basura.
Mi tesis es que “Yo, mi peor enemigo” se puede situar, críticamente, en el amplio grupo de historietas de Batman que no alcanzan la excelencia de “La broma asesina” o “El regreso del Caballero Oscuro” pero que hacen disfrutar al lector y que respetan la esencia del batverso.
El tebeo arranca situándonos en plena acción. Batman huye. Y para huir, salta desde su avión, atraviesa paredes con su cuerpo, se esconde en un campo de mazorcas… Y tras los estallidos y fuegos artificiales que sirven para prometerle al lector una buena dosis de acción, Snyder comienza a explicarnos por qué y de quién. ¿De quién? De todo el mundo (casi literal). Del camionero y la camarera de un deli de carretera secundaria y de Killer Croc, de una turba enfurecida y del Máscara Negra. Y, sobre todo, de KGBestia, contratado por los principales capos mafiosos de Gotham. ¿Por qué? Batman sabe cómo eliminar la parte malvada de Dos Caras y rescatar a Harvey Dent de su propio abismo, y está dispuesto a hacerlo; pero Dos Caras ha ofrecido una fortuna como recompensa a quien lo libere de Batman y, peor, ha prometido que si eso no sucede, revelará los secretos más oscuros de todos los habitantes de Gotham. En esas condiciones, el Cruzado de la Capa debe conseguir llegar a un orfanato en el que Dent y él compartieron un verano.
La premisa es sencilla, no plantea ningún gran asunto filosófico, no hace que tiemblen los cimientos existenciales de Bruce Wayne, y es probable que tengan razón los que indican que no hay “tragedia” en estos cinco números, sin embargo, están aderezados con todo aquello que el lector le puede exigir a un buen tebeo de superhéroes. La narración avanza a buen ritmo, no da tregua, y lo hace al estilo road movie con Batman arrastrando a Dos Caras hacia su destino, mientras se cruzan con diversos enemigos dispuestos a liquidarlo. Las escenas de acción se despliegan con gran exuberancia gracias a los lápices de Romita Jr. y se convierten en uno de los elementos más destacados del volumen. Los intercambios de puñetazos e intentos de estrangulamiento entre el Hombre Murciélago y KGBestia, y la somanta de palos en el pantano con Killer Croc rozan la excelencia gráfica en su género.
Exigirle mucho más que entretenimiento, acción y que los personajes habituales sean reconocibles a una serie que lleva 80 años llegando a las librerías mes tras mes, en muchas ocasiones, con varias cabeceras simultáneas es ser poco realista. Inventar historias originales, intensas y con calado filosófico de un personaje tan escrito y reescrito es casi imposible, y precisamente por eso son tan celebrados hitos como los que lograron Alan Moore o Frank Miller. Tampoco creo, por cierto, que la mayoría de lectores aguantasen mes tras mes cuarenta y ocho páginas con mayores dosis de Nietzsche y menos ¡Zas! y ¡Boom!. Con todo, los mitemas y los mitologemas que nos interpelan incluso a nivel inconsciente y que han hecho de Batman un icono cultural leído y camisetizado por millones de personas en todo el mundo siguen estando presentes. Aunque Snyder no los explicite en los diálogos y no haya en este cómic una viñeta con una frase resultona que instagramear (recurso cada vez más facilón, por otra parte), reconocemos al héroe éticamente íntegro, puro, que necesitamos y que ha sido desterrado de otros ámbitos de la ficción. De esta forma, incluso que este cómic adolezca de falta profundidad resulta cuestionable.
Así que si éste es el resultado de que Snyder escriba un cómic de Batman para que Romita Jr. se luzca, empleando terminología de la era de Twitter, sólo puedo disfrazarme de Philip Fry, sacar un fajo de dólares de mi bolsillo y exclamar: shut up and take my money!

David Aliaga
David Aliaga es escritor y periodista especializado en literatura contemporánea. Ha publicado la novela breve Hielo (Paralelo Sur, 2014) y el libro de relatos "Inercia gris" (Base, 2013), algunos de cuyos cuentos han sido incluidos en las antologías "Cuentos engranados" (TransBooks, 2013) y "Madrid, Nebraska" (Bartleby, 2014). En su faceta académica destaca el ensayo "Los fantasmas de Dickens" (Base, 2012), un estudio sobre lo sobrenatural en la obra del inglés. Ha traducido al catalán a Dickens y Wilde. Es colaborador habitual de Quimera, Qué leer y Blisstopic.