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The Pains Of Being Pure At Heart Hell  

The Pains Of Being Pure At Heart

Hell

Painbow

3,5

Pop

Vidal Romero

 

Vaya por delante que a mí The Pains Of Being Pure At Heart (su propio nombre ya da pistas acerca del grado de afectación que puede llegar a transmitir) siempre me ha parecido una banda tramposa. El perfecto ejemplo de que una gran parte de los artistas que se subieron al tren del (ya no tan) reciente revivalismo shoegazer lo hacía para esconder sus carencias técnicas o compositivas; es decir, que no estaban tan interesados en experimentar con texturas, o en “esculpir” un sonido propio a partir de masas de ruido, como en añadir una pátina de modernidad a las canciones que escribían. Canciones que, por lo demás, se plegaban a los estándares más convencionales del indie pop. Que semejante pastiche haya gozado de éxito (o incluso de mucho éxito, como en el caso que nos ocupa) es algo que un servidor asocia a otro factor: la certeza de que gran parte de su público potencial es demasiado joven como para haber conocido las bondades y defectos de la generación C-86 (una generación a la que TPOBPAH saquea sin ningún tipo de reparos), o que está demasiado resabiado como para pararse a escuchar la música que hacían aquellas bandas. Una música que, en demasiados casos, exige atravesar producciones con pátina ochentera, pobres y carentes de brillo, para llegar al hueso de las canciones.

 

The Pains Of Being Pure At Heart

 

Todo lo anterior se puede apreciar con prístina claridad en “Hell EP”, un artefacto tan breve como revelador, que incluye una canción nueva de la banda –en realidad un descarte de su último disco, “Days of abandon” (14)-, y dos versiones de bandas crecidas en el fértil semillero del pop británico de mediados de los ochenta: Felt y James. Grabada sin apenas artificios, rozando casi el terreno acústico, “Hell” hace un flaco favor al proyecto de Kip Berman, porque deja al descubierto el expolio de influencias que realiza al componer, la literalidad con la que se acerca a sus héroes particulares. El riff de guitarra saltarín, la producción opaca, una caja de ritmos voluntariamente naíf y un estribillo agridulce; todos los elementos se alinean para dar forma a una canción que, en el mejor de los casos, podría haber servido de cara B para algún single de Orange Juice, Pale Fountains o (si obviamos el tono optimista de la melodía) The Smiths.

 

Las versiones escogidas ahondan en la herida. Primero, porque vuelven a dejar en evidencia las carencias compositivas de “Hell” (es por hacer un símil cinematográfico, como enfrentarse a “Zoolander” después de haber visto “Ocho apellidos vascos”). Y segundo, porque las tomas originales son mucho mejores que las relecturas de Berman, algo que resulta especialmente sangrante en el caso de “Ballad of the band”, precisamente porque Felt utilizaba sus escasos recursos (la dicción nasal de Lawrence, la producción enmarañada, la luminosidad de los teclados Farfisa) para esculpir un sonido propio, que TPOBPAH traslada a territorios banales. Pero que también se nota en “Laid”, una de las canciones emblemáticas de James, y que aquí está tocada sin brillo y casi sin brío, despojada por completo de esa épica solemnidad que transmitía la banda de Tim Booth. Un cúmulo de circunstancias, en fin, que convierten a este “Hell EP” en un fiasco absoluto; un artefacto que posiblemente se planteó como una especie de homenaje (“estos son mis maestros, esto lo que yo hago con sus enseñanzas”), pero que al final sólo admite una lectura: la de que más bajo resulta difícil caer.

 

Vidal Romero

Como todos los antiguos, Vidal Romero empezó en esto haciendo fanzines (de papel) a mediados de los noventa. Desde entonces, su firma se ha podido ver en infinidad de revistas (Go Mag, Rockdelux, Ruta 66, Playground, aB, Era y Clone entre muchas otras) y algún que otro periódico (Diario de Sevilla, Diario de Cádiz). Es también uno de los autores del libro “Más allá del rock” (INAEM, 08) y ha trabajado como programador y productor para ciclos de conciertos y festivales como Arsónica, Territorios o Electrochock (US). Incluso le ha quedado tiempo para ayudar a levantar España ladrillo a ladrillo con lo que es su auténtica profesión: la arquitectura. Es uno de los mejores analistas de música electrónica de este país.

 

vidal@blisstopic.com