Homeland 03x08
Temporada 3, capítulo 8: "A red wheelbarrow"
6,7
Recapitulemos: Saul Berenson tiene un sueño. Quizá dos, de acuerdo, pero el de dirigir la CIA está a diez días escasos de desvanecerse por culpa de la nominación presidencial del senador Lockhart. Así que volvamos al principio: Saul Berenson tiene un sueño. Quiere cambiar las reglas del juego en Oriente Medio. Aspira a que la espiral de atentados y represalias que conduzcan a mayores atentados y nuevas represalias llegue por fin a su ídem. Para ello ha atraído a Estados Unidos a Majid Javadi, alto cargo de los servicios secretos iraníes y cerebro financiero del ataque a Langley, sirviéndose de Carrie como cebo. Y, a través del viejo arte del chantaje, se dispone a utilizarlo como topo en las más altas esferas del país de los ayatolás. Sucede que “El Mago” es un tipo de armas tomar, capaz de asesinar a su exesposa con el cuello de una botella. Y, antes de subir al avión de regreso a casa, ha diseminado un par de informaciones acerca de la inocencia de Brody, anzuelo que Carrie, embarazada del excongresista, ha mordido sin el menor reparo.
La hoja de servicios (con sus SPOILERS): “a red wheelbarrow” es el mensaje en clave con el que Carrie debe responder a la convocatoria “so much depends upon…” de cara a reunirse con los abogados norteamericanos de Javadi. Leídos en orden, se trata de los versos iniciales de un célebre poema de William Carlos Williams, pieza clave para entender la corriente del imagismo. Pero, más allá de su uso práctico y de su importancia puntual (el encuentro entre la agente y Paul Franklin en una iglesia ortodoxa vertebra la línea principal del episodio), la experiencia del precedente 3x07 (titulado, recordemos, a partir de otro muy simbólico poema de T.S. Eliot) nos invita a buscar segundas y terceras interpretaciones. Servidor, sin ir más lejos, apuntaría a que la carretilla “roja” abandonada en medio del jardín, mojada por la lluvia, aparentemente inútil pero de la que todo va a depender, es Brody. Que ha regresado como sorpresa final del capítulo y en una forma tirando a espantosa (por un momento creímos estar viendo “The Walking Dead”), pero a quien Saul podría recuperar como caballo de avance inesperado en su tremenda partida de ajedrez (y al César lo que es del César, una vez más… esta conclusión otorga sentido al celo carcelero de “El Niño” en 3x03, tal y como invita a pensar que Saul ha querido tener bajo control al exsoldado en espera de hallar pruebas que certificaran su inocencia o culpabilidad: otro punto en su casillero).
Por lo demás, también reconoceremos un acierto propio, si bien a medias: como anticipábamos la semana pasada, la búsqueda del terrorista de Langley nos dio una alegría relacionada con el bufete de Leland Bennett… pero esta no la firmó nuestro querido Martin Donovan y sí su lugarteniente, un Paul Franklin que ha demostrado tener su propia (brutal) agenda. Y, junto a los apartados que destacaremos en los siguientes párrafos como lo mejor y lo peor del episodio, hay que hacer mención del embarazo de Carrie. Porque su visita a la clínica no auguró un futuro demasiado glorioso para el bebé: alcohol, litio… y, cuando le recomiendan que se relaje laboralmente, va ella y se hace pegar un tiro (“classic Mathison”, que dirían en las barras y estrellas). Fue, en definitiva, una buena manera de sellar nuestra relación con la presente temporada: por fin nos interesa lo que estamos viendo, por fin le vemos un sentido general, por fin queremos saber lo que sucederá a continuación.
La medalla al valor: Quien firma estos análisis no es amigo de los francotiradores apostados en lo alto y dispuestos a cargarse a quien sea con tal de que la CIA pueda llevar a cabo sus más turbios manejos. Pero, cuando Carrie atraviesa el aparcamiento del motel para evitar la ejecución del terrorista de Langley, cuando por enésima vez decide saltarse la disciplina de equipo y tirar a la basura meses de trabajo (propio y ajeno) llevada por sus propios intereses particulares, cuando vuelve a vestir esa falta de profesionalidad y sentido común con una reacción tirando a histérica, bueno, en ese momento yo mismo hubiera apretado el gatillo. Quinn for president, oigan. Y no, no le echen las culpas a Dar Adal, que bastante paciencia ha tenido ya con ella.
La mención deshonrosa: Puesto que, como se ha confirmado una vez más con el punto anterior, “Homeland” dispone ya de una heroína devota de sus pálpitos antes que de cualquier confianza depositada en ella, la reacción de Fara a la liberación de Javadi y el affaire de Mira con un espía guaperas duelen por raspar sobre una herida abierta. En ausencia de los Brody, la serie ha buscado nuevos núcleos familiares que otorguen normalidad doméstica frente a sus apartados de acción y conspiración política, y la espada de Damocles que pende sobre la analista financiera (tiene familia en Irán) representa un filón dramático, pero nos encantaría dar con un personaje femenino que no amenace por activa o por pasiva los esfuerzos de sus pares masculinos en general y de Saul en particular.

Milo J. Krmpotic’
Milo J. Krmpotic’ debe su apellido a una herencia croata, lo más parecido en términos eslavos a una tortura china. Nacido en Barcelona en 1974, ha publicado contra todo pronóstico las novelas “Sorbed mi sexo” (Caballo de Troya, 2005), “Las tres balas de Boris Bardin” (Caballo de Troya, 2010), “Historia de una gárgola” (Seix Barral, 2012) y "El murmullo" (Pez de Plata, 2014), y es autor de otras tres obras juveniles. Fue redactor jefe de la revista Qué Leer entre 2008 y 2015, y ejerce ahora como subdirector del portal Librújula. Su firma ha aparecido también en medios como Diari Avui, Fotogramas, Go Mag, EnBarcelona, las secciones literarias del Anuari de Enciclopèdia Catalana…