Homeland 03x06
Temporada 3, capítulo 6: "Stay Positive"
6,3
Recapitulemos: Pues nada, que nos lo habíamos tragado: Saul no traicionó a Carrie, sino que su denuncia pública e ingreso psiquiátrico privado obedecieron a una maquiavélica trama entre ambos para poner a la segunda en el punto de mira de los servicios secretos iraníes. Estos picaron tanto como nosotros y Majid Javadi, “El Mago”, ha entrado ya en Estados Unidos para reunirse con la agente, previo secuestro nocturno de la misma ante las inoperantes narices de Quinn. Mientras tanto, Saul ha descubierto que el presidente le ha dado calabazas y piensa nombrar como director de la CIA al senador Lockhart, famoso por despreciar el factor humano en las labores de inteligencia para abogar por unos drones que maten bien sin mirar a quién. Y, ante la falta de noticias sobre Nick (prisionero en su torre de cristal venezolana), es Dana la Brody más activa: ha intentado suicidarse, ha hecho terapia, le ha robado el coche a su madre para fugarse con su novio… pura adolescencia norteamericana, vamos.
La hoja de servicios (con sus SPOILERS): ¿Qué tienen en común Carrie Mathison y el equipo guionista de esta temporada de “Homeland”? Pues que, se mire por donde se mire, ambos son sus respectivos peores enemigos. Los segundos, concretamente, están demostrando una insólita capacidad para desactivar cada uno de los (escasos) hallazgos con los que vienen dando: mientras mantienen a Brody en el congelador, han dedicado una única secuencia (de momento al menos) a un personaje tan atractivo como el del abogado al que daba cínica vida Martin Donovan y, ahora, cuando el secuestro de Carrie nos había hecho temer por su destino, se han apresurado a finiquitar de cualquier manera su faceta de agente doble. Porque la escena del polígrafo habrá sorprendido en su resolución, y a su vez habrá conducido al mejor momento del episodio (ver dos párrafos más abajo), pero cuesta escapar a la sensación de que las tramas más atractivas se nos escurren entre los dedos mientras que alguna otra, por intrascendente, se vuelve eterna (Mira, la seudopareja de Saul, se halla ahora mismo a medio dedo de alcanzar en inanidad a Chris Brody).
Fue 3x06, en cualquier caso, un episodio tirando a estimable. Junto a la secuencia ganadora de nuestra medalla al valor de hoy, el encuentro entre Dar Adal y el senador Lockhart nos hizo sentir el morbo de quien se asoma a la piscina de los tiburones. Constatamos, además, el porqué de la debilidad de Saul por Carrie: ¡él es igual de negligente o más! Su incapacidad para leer a Jamadi ha costado ya seis vidas, ni Quinn ni su rubia protegida prestan la menor atención a sus órdenes, no ha sabido moverse en la arena política, va a permitir que Dar Adal le dé la estocada por la espalda y, entre asesinatos extrajudiciales y reacciones violentas como la que cierra este capítulo, está arrastrando por el barro su antaño celebrado (al menos desde estas líneas) carácter de referente moral de la serie. Dicho lo cual, pese a todo, sigue siendo un señor personaje (o servidor padece un señor síndrome de Estocolmo hacia Mandy Patinkin, lo cual también es posible). Y, en tercer lugar, por fin descubrimos (quienes nos mantenemos ajenos a los ecos de sociedad) la razón de la caída en desgracia dramática de Jessica Brody: había que quitársela de encima para esconder el embarazo de Morena Baccarin (aquí ya notorio en la redondez de su cara y sus senos), y de ahí la decisión de Dana de cambiar de nombre e irse de casa, solución bastante satisfactoria que bien podría haber llegado un par de episodios antes, para evitarle tantos ires y venires al personaje. Aunque quizá la mejor noticia sea que, alcanzado el ecuador de la temporada, tras aceptar que ésta no se hallará a la altura de sus predecesoras, hemos decidido aceptar las pequeñas alegrías que nos vaya deparando. Sin duda, alguna bala queda en la recámara.
La medalla al valor: La visita de Jamadi a la casa de su exmujer nos recordó que “Homeland” es una serie donde suceden cosas atroces, capaces de salpicar y manchar al espectador. El actual villano, además, se veía menos temible tras las buenas maneras demostradas durante la prueba del polígrafo y, minutos después, al dejarse maltratar por nuestra Carrie. Pues bien, “El Mago” hizo honor a su fama de monstruo y demostró con hechos su carácter de horma para el zapato de Saul: si el director de la Agencia mata a día de hoy vía satélite, su némesis iraní no tiene el menor problema en hacerlo llenándose las manos de sangre (y la cara, y el traje, y la moqueta, y lo que sea).
La mención deshonrosa: Habrá servido como gag a la hora de entender el título del episodio y no le niego posibilidades dramáticas (es más, me solidarizo con unos guionistas que deciden darse el gustazo de llevar a la ficción la misma circunstancia que esta temporada les ha complicado la vida laboral, como hemos visto antes), pero el embarazo de Carrie exhala, a estas alturas, un cierto tufillo a desesperación creativa (tal y como debe apestar ese cajón en el que la buena mujer guarda todos los aparatos predictores sobre cuyas lengüetas, claro, ha tenido que orinar antes).

Milo J. Krmpotic’
Milo J. Krmpotic’ debe su apellido a una herencia croata, lo más parecido en términos eslavos a una tortura china. Nacido en Barcelona en 1974, ha publicado contra todo pronóstico las novelas “Sorbed mi sexo” (Caballo de Troya, 2005), “Las tres balas de Boris Bardin” (Caballo de Troya, 2010), “Historia de una gárgola” (Seix Barral, 2012) y "El murmullo" (Pez de Plata, 2014), y es autor de otras tres obras juveniles. Fue redactor jefe de la revista Qué Leer entre 2008 y 2015, y ejerce ahora como subdirector del portal Librújula. Su firma ha aparecido también en medios como Diari Avui, Fotogramas, Go Mag, EnBarcelona, las secciones literarias del Anuari de Enciclopèdia Catalana…