Prime Suspect
¿Un clásico a la altura de "The Wire"?
Entre 1991 y 2006 se emitieron las siete extrañas temporadas (quince capítulos en total, a veces se trató prácticamente de telefilms) de este “police procedural” británico que merece ser comparado con “The Wire” gracias a su verismo, la profundidad con que trató temas como el odio racial o la pedofilia, y, sobre todo, la interpretación de Helen Mirren como la DCI Jane Tennison, una mujer obsesiva en un mundo de hombres tan alcohólicos como ella misma.
Jane Tennison, detective chief inspector de la estación de policía de Southampton Row, Londres, es una mujer enojada. También es una mujer brillante, fuerte, irritable, tenaz. Pero, principalmente, es una mujer enojada. Su enfado se debe a que sus compañeros de trabajo son irresponsables, bastante ineptos, anticuados y machistas. A que no le permiten hacer su trabajo y la ningunean en los ascensos. Además de con sus compañeros de trabajo, Jane está enfadada con los criminales, justamente por serlo, y con la sociedad, por permitir, y quizás también, en un oscuro sentido, por fomentar, la existencia de esos criminales. En realidad, pareciera que Jane Tennison está enojada con el mundo; es decir, con ella misma.
Cuando Jane Tennison se enoja, que es siempre, es un enemigo formidable. Sus compañeros y sus superiores, los criminales, y también ella misma, lo experimentan en carne propia. Obsesiva en grado enfermizo, Jane pone en riesgo su vida sentimental y su carrera para resolver un caso. Incluso su propio cuerpo, estragado por el alcohol, los cigarrillos y, cuando el futuro se presenta negro, un aborto. Jane Tennison tiene la cara maravillosa, cargada de emociones, de Helen Mirren (Oscar por La reina; sí, ella misma). Esto solo ya bastaría para considerar “Prime Suspect” como una muy buena candidata al tan socorrido puesto de “mejor serie de la historia”. Pero hay otros aspectos.
Por empezar, el formato mismo de “Prime Suspect” es irregular, difícil de asimilar al concepto de “temporada” norteamericano. Cada uno de los primeros tres capítulos se emitió en dos partes de 100 minutos cada una, en 1991, 1992 y 1993 respectivamente, por lo que su estreno era un acontecimiento especial. Obra de Lynda LaPlante, escritora y guionista que debe su éxito a esta serie, en estas primeras tres entregas vimos a Jane investigando una violación seguida de asesinato, un homicidio envuelto en tensiones raciales, y una trama de pornografía y prostitución infantil. La cuarta entrega, de una duración total de cinco horas, se emitió en tres entregas entre mayo y abril de 1995. La quinta volvió a la extensión habitual de poco más de tres horas, emitida en dos partes en 1996.
¿La mejor serie de la televisión finisecular? Estas cinco entregas, pletóricas en premios y nominaciones (Emmy, BAFTA), bastarían para afirmarlo. Pero siete años más tarde, en noviembre de 2003, Jane Tennison volvió a ocuparse de un caso muy difícil: la muerte de un refugiado bosnio, un homicidio relacionado con crímenes de guerra, mientras debía enfrentarse a una nueva manera de encarar la tarea policial y encontrarse con que sus antiguos subordinados eran, ahora, sus jefes. En 2006, Helen Mirren ya tenía candidaturas al Oscar y estaba a punto de ganarlo. Con compañeros de reparto como Tom Wilkinson o Mark Strong, “Prime Suspect”era una institución. Había llegado el momento de ponerle fin. “The Final Act”, el capítulo séptimo y último, se emitió, también en dos partes, en octubre y noviembre de ese año. A la vez que investiga la desaparición de una adolescente y debe soportar los comentarios despreciativos de sus compañeros, deseosos de que se jubile de una buena vez, Tennison decide, por fin, enfrentarse a su adicción al alcohol, en una especie de redención individual e insuficiente.
Con su estilo duro, seco y directo, con el retrato descarnado y preciso de una acción policial en la que los éxitos se miden con los fracasos, con su retrato de los grandes males de la vida urbana moderna como la homofobia, la discriminación sexual, la pedofilia, la xenofobia y el racismo, “Prime Suspect”parece ser una influencia directa más de las grandes series de David Simon (“Homicide”y, claro “The Wire”) que de la mediocre “The Closer”,con la que suele relacionársela más a menudo. Como en “The Wire”,los casos duran lo que tienen que durar y se enmarañan con la vida personal de los policías que los investigan de una manera indeleble. Como en “The Wire”,no hay finales felices. A veces, ni siquiera hay finales.
Hubo una versión norteamericana, protagonizada por Maria Bello. Duró una temporada. No estaba mal, pero da la impresión de haber naufragado. Mejor omitirla. Ahora que está tan de moda retratar esta época de la historia catódica como la era dorada de las series, no está mal recordar producciones como “Prime Suspect”, merecedora de, al menos, estudios tan sesudos y modernos como los que últimamente han acompañado a “The Wire” o “Los Soprano”.

Eduardo Hojman
Nació en Buenos Aires en un siglo en el que los diarios pedían las notas escritas a máquina y en hojas pautadas. La primera vez que llevó uno de sus artículos en un floppy disk sintió que el mundo había cambiado para siempre. Después de abandonar la carrera de Abogacía y de graduarse de licenciado en Ciencias de la Comunicación, colaboró en más medios gráficos de los que le gustaría acordarse. Entre ellos, los diarios Clarín, Nación, Página 12, Sur, ABC y las revistas Página 30, Cuadernos de Jazz, Jaç y Down Beat. Dirigió los programas radiales 70 Monos y Después de Hora en la Radio Municipal de Buenos Aires y Barcelona Jazz Bar en la radio Contrabanda de Barcelona. Es miembro intermitente de la Jazz Journalists Association. Trabajó como editor de ficción en Emecé Argentina y actualmente lo hace en Ediciones Urano.