American Horror Story 04x11

“Magical thinking” 

6,1

Héctor Ortega

Después del parón navideño (y de la inoportuna muerte de mi ordenador que ha provocado un pequeño retraso en las reseñas, disculpen) la serie de Ryan Murphy y Brad Falchuk ha vuelto a nuestras pantallas. Y quizá no lo haya hecho con toda la fuerza que esperábamos. Veamos.

Habíamos dejado a Jimmy Darling en chirona, pasando sus horas más oscuras a la espera de que se aclarase el turbio asunto del asesinato múltiple en la fiesta del tupperware. Para ello necesita pagarse un abogado y Stanley se ofrece a financiárselo a cambio de una de sus manos de langosta. Como no podía ser de otra forma, la cosa acaba con Jimmy luciendo dos muñones y sin un maldito penique. 

Después de la reconciliación paterno-filial, Dell Toledo está dispuesto a todo para salvar a su hijo, cosa que consigue mediante la algo inverosímil alianza con Eve, la otra forzuda del circo, (recordemos que intentó matarla unos capítulos atrás). Juntos liberarán a Jimmy de las garras del sistema penitenciario de Jupiter, Florida, y lo devolverán al lugar al que pertenece.

En la carpa del circo de Elsa Mars también hay novedades. Las siamesas se sienten al fin bien consigo mismas, realizadas, liberadas y ávidas de perder, de una vez por todas, la virginidad. El cásting para buscar al hombre adecuado entre la retahíla de freaks no da sus frutos pero una llegada inesperada hará que se les encienda la bombilla de la libido. 

Chester Creb (Neil Patrick Harris, a la sazón protagonista de Cómo conocí a vuestra madre y persona algo desmejorada si recordamos al adorable médico precoz que fue en los primeros 90) hace acto de presencia en el circo con la esperanza de actuar como mago. A sus casposos trucos hay que sumarle otras actividades como la venta de camaleones o sus dotes como ventrílocuo. El caso es que acabará de contable, pero ésa es otra historia, centrémonos en la faceta de titiritero. Chester no sabe vivir si no es al amparo de su muñera, Marjorie (interpretada en su versión imaginaria de carne y hueso por una Jamie Brewer que ya vimos en las temporadas Murder House y Coven), en una relación enfermiza que le provocó no pocos problemas en el pasado. Para disgusto de Dandy Mott, Chester se encapricha de las siamesas y ellas quieren acostarse con él, aunque la muñeca venga a completar el rocambolesco... ¿trío?

Algo de sangre por aquí, algo de intriga por allá, pero lo cierto es que, más allá de la gracia o no que pueda hacer el uso de las estrellas invitadas en la serie, Neil Patrick Harris cumple pero no aporta nada. De hecho resta. Y es que a dos episodios del final no parece una gran idea introducir nuevos personajes y abrir un nuevo arco argumental que, como toda la temporada hasta ahora, parece llevar exactamente a ningún sitio. 

Ni siquiera la supuestamente epatante muerte de Dell Toledo en la última escena logra levantar el vuelo de una American Horror Story que, teniendo unas cuantas virtudes y resultando un entretenimiento de lujo, anda bastante lejos de las grandes series de la televisión actual.