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Constantine 01x07

Blessed are the Damned"

6,1

 

Rodolfo Santullo

 

Bueno, al fin. “Constantine” parece encontrar finalmente un ritmo y una cadencia propia que, si bien no es exactamente la de las historietas –convengamos que este John Constantine es muchísimo más "bueno" que su contrapartida del noveno arte– sí empieza a tener lo suyo en la pantalla chica. Mucha de esta construcción se la debemos a Matt Ryan, quien ha logrado que el personaje sea propio desde un primer momento, incluso en capítulos dónde las demás cosas no funcionaban exactamente bien.

 

En cambio, en este episodio siete tenemos bastantes cosas funcionando bien e incluso muy bien. Comenzamos con Zed, que está en su clase de pintura (¡así que estas eran las clases que no la dejaron acudir al capítulo anterior!) cuando tiene una visión de serpientes que la vincula directamente a un pastor evangelista que debería haberse muerto tras la mordedura de una cascabel pero no sólo no está muerto, sino que anda repartiendo milagros a diestra y siniestra. Como si Constantine se hubiera tomado unas vacaciones en Kentucky y, más precisamente, al Kentucky de "Justified". Para allá marchan John y Zed (una vez más, la serie no logra manejar a todos sus secundarios y el que se va al banco de suplentes esta vez es Chas, "a visitar a su hija" –¿de dónde salió esa hija?­–) y terminan metidos en flor de problema.

 

Primer punto a favor de este episodio: el guión de Sneha Woorse es complejo. Plantea aspectos sobre la religión, Dios, el creer o no en algo, al tiempo que propone unos buenos cuarenta minutos con suficientes niveles de variabilidad como para irse sorprendiendo paso a paso. Segundo punto a favor: Sneha entiende al fin para qué rayos tenemos a Manny el Ángel y LO UTILIZA. Casi que podemos festejarlo con el coro de trompetas celestiales correspondiente.

 

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El tercer gran hallazgo de este episodio está en la construcción de su antagonista, que no villano. El pastor Zachary (muy bien Patrick Carroll, confirmando el buen nivel de los actores invitados) sólo busca hacer el bien y no se cuestiona las razones o motivos que le permiten hacerlo. Se anota a aquello de "los caminos de Dios son misteriosos" y es respetuoso con su personaje. Y, cuando las cosas se giren y le exploten en la cara, seguirá siendo coherente consigo mismo. Es un gran ejemplo de creación de un personaje en tan solo un episodio.

 

Después, tenemos de todo: gules atraídos por la mala magia, ángeles a tope, poderes, hechizos, peleas a mano limpia. Y todo orquestado y debidamente servido bajo la batuta correcta de Nick Gomez (mucho gusto). Mucho sabor sureño –qué compleja es la adoración religiosa por esos pagos ¿no? – y un plato debidamente sazonado.

 

Luego de unas semanas de alarma, cuando la primera temporada de la serie era recortada a trece episodios y se ignoraba si continuaba, se confirmó, sí, una segunda temporada para el año próximo. Sin llegar a ser todavía una serie imprescindible, de mantenerse el nivel de este episodio estaríamos ante una serie entretenida. Algo que no es poca cosa jamás.

 

Lo mejor: El ángel Manny se ensucia las manos.

Lo peor: John Constantine se pasa de bondadoso.

 

Rodolfo Santullo

Rodolfo Santullo (Mexico D.F., 1979) es periodista, escritor, guionista y editor de historietas al frente de Grupo Belerofonte. Ha publicado novelas, cuentos e historietas en Uruguay, Argentina, Ecuador, Alemania, España, Chile, Gran Bretaña, Perú, Italia y Chipre. Actualmente prepara su debut como guionista de cine con la película "La teoría de los vidrios rotos".