American Horror Story 04x08
“Blood Bath”
7,1
Pues sí, el título del episodio resultaba bastante explícito y, efectivamente, ha habido baño de sangre en el circo de Elsa Mars. Nos acercamos al final y, jugando con la ventaja que ofrece crear de cero todos los personajes a cada nueva temporada, los guionistas parecen resueltos a no dejar títere con cabeza.
Jessica Lange y Kathy Bates, Elsa Mars y Ethel Darling, tanto monta, monta tanto, las dos solitas se despachan casi un tercio del episodio en un duelo interpretativo de altura. La mujer barbuda acusa a la alemana de haber matado a Ma Petite y conspirado contra las siamesas y eso es motivo suficiente para hacer añicos una amistad de muchos años. La tensión del largo diálogo llega hasta el punto de firmar un pacto de sangre, en el sentido más bestia, los términos son los siguientes: Ethel matará a Elsa y acto seguido se suicidará. Pero la señorita Mars no está dispuesta a morir y acabará con su vieja amiga de un cuchillazo.
Con la excusa de ahondar en su tormento vital, recuperamos felizmente el flashback del episodio 4 sobre el pasado de la alemana y vemos cómo, después de protagonizar la snuff movie, el doctor Massimo Dolcefino (el actor Danny Huston, quien ya tuvo un afer con Jessica Lange en la temporada anterior) se hizo cargo de su cuidado y le fabricó las prótesis en una escena de gran belleza plástica.
Elsa Mars parece haber encontrado la horma de su zapato en Stanley; ambos son cínicos, manipuladores y serían capaces de vender a sus madres. Juntos encubrirán el asesinato de Ethel Darling bajo la apariencia de un rocambolesco suicidio que sacudirá de arriba abajo todo el circo. Pero a rey muerto, rey puesto y pronto Elsa reclutará a un nuevo fenómeno para la feria, en este caso una mujer tremendamente obesa que, visto lo visto, podría convertirse en la nueva figura materna de Jimmy Darling.
Entre las tramas más prescindibles encontramos de nuevo la historia de Penny, la mujer lagarto, que es reclutada en la cruzada en contra del patriarcado de Desiree Dupre y que acabará con el padre de Penny atado a una silla y a punto de perder el miembro. Aunque esta vez no habrá sangre, sólo alquitrán y plumas.
Y para cerrar tenemos la historia de los Mott. Madre e hijo acuden a la consulta psicológica del misterioso doctor Feinbloom. Del terapeuta sólo escuchamos su voz, el rostro se nos niega intencionadamente, quizá se trate de un recurso cinematográfico o quizá estemos ante alguna sorpresa aún por desvelar. Sea como fuere, sus métodos no funcionan y todo desembocará en una escena final que da pleno sentido al título del episodio, donde vemos a Dandy Mott bañándose literalmente con la sangre de su propia madre muerta.
A ratos intenso, a ratos destensado, siempre elegante, este capítulo sirve para cerrar algunas tramas pero también para abrir otras. El devenir de la temporada está resultando algo errático, sobre todo teniendo en cuenta que a estas alturas ya se debería estar allanando el terreno de cara a un desenlace que, por el momento, no intuimos siquiera adónde nos llevará.

Héctor Ortega
Héctor Ortega (Reus, 1979). De un modo u otro la música siempre ha estado presente en su vida. Quizá el primer recuerdo sea el de Horacio Pinchadiscos y Teresa Rabal sonando en el comedor de su casa. Más tarde ya llegaron los cassettes de Iron Maiden y Megadeth y algo después la primera guitarra clásica con la que simultanear las clases de solfeo con el aporreo torpe de los acordes de Nirvana. Y luego ya los primeros grupos en Reus y el posterior traslado a Barcelona. Una vez allí, a la labor de escuchar y de tocar se sumó la de escribir, ya fuera en el Fanzine Chuck Norris, en Muzikalia o en las páginas de Mondo Sonoro. Y así hasta nuestros días, donde compagina la labor de tocar en bajo en la banda Sons of Woods con la eterna búsqueda de esos discos que le sigan poniendo la piel de gallina.