The Strain 01x05

“Runaways”

6

Rodolfo Santullo

Ah, “The Strain”. Esa serie dónde cada cosa que hace bien, hace tres mal. Y aún así, con todo y los tremendos tropezones que uno se lleva en cada capítulo, podemos asegurar que nos encontramos aquí ante su mejor entrega. Una que revive, cual contagiado de esta plaga, las esperanzas de ver si bien algo no maravilloso, al menos entretenido. Porque este quinto episodio sí propuso, finalmente, una historia pasarratista medular acertada y, si bien no faltaron las digresiones molestas, ha sido la entrega más divertida hasta el momento.

Arrancamos bárbaro, ya que finalmente uno de los sobrevivientes del avión -el castrati Bolivar- se pone a hacer cosas de vampiro y se papa a todo lo que se pone al alcance. A todo esto, mi teoría de que el concepto "vampiro" no existía en este universo es descartada ruidosamente cuando el nuevo tándem cazamonstruo Setrakian-Goodweather hablan lo más panchos de que estos tipos son una suerte de vampiro. ¿Y entonces como nadie pensó en vampiros antes, con parásitos que te hacían beber sangre, decapitación como solución y cajones con tierra? Ah, a mí no me pregunten.

Lo mejor de este episodio se centra, cuando no, en Abraham Setrakian. Tanto en el presente, donde se pone en campaña acompañado por Eph a liquidar contagiados, como en un flashback dónde se muestra su primer contacto con El Maestro: en un campo de exterminio nazi. Como rinden los nazis, que lo tiró, sean nazis-zombis, nazis-vampiros, lo que sea. Poner nazis te da un +20 en tu efectividad. David Bradley tiene además los mejores momentos del episodio, con una pistola que dispara clavos bañados en plata o un plan de armar un pequeño contingente que combata a los vampiros. Obviamente, Peluquín resuelve irse a hacer otra cosa, en vez de ayudar al único tipo que sabe contra qué se están enfrentando.

Por su lado, tenemos el regreso del exterminador de plagas Vasily Fet quien, siguiendo los movimientos extraños de las ratas, termina encontrando lo que cualquier espectador avezado ya había imaginado: los 200 y pico de muertos del avión son ahora vampiros de alcantarilla. Aunque aparece menos, el camino paralelo que realiza Fet al de Setrakian es igual de interesante y uno piensa que si la serie se centrara en ellos dos tendríamos mucho mejor material. 

Pero no lo hace, qué le vamos a hacer, por tanto tenemos una extensa secuencia con la Dra. Latina Anónima, de la que conocemos a su madre con demencia senil (¿para qué? ¡por favor!) y que la tiene internada en una casa de salud. También vamos con la cuarta sobreviviente, quien está a punto de comerse a sus hijos. Ah, y Samsagaz reaparece brevemente para contribuir en abrir un par de puertas (literalmente). Utilísimo, sí.

¿Y a que no saben qué? ¡El Apocalipsis vampiro ha llegado! Bueno, casi. Empezamos a tener los primeros ataques random aquí y allá y la cosa se va de control en cualquier momento. Esta vez podemos casi que asegurar que el episodio que viene será de ese tenor. Probablemente cuando ocurra ese eclipse solar del que hablaron a la pasada, como disimulando. Y cuando uno pasa balance y encuentra que el saldo es más divertido que otra cosa, siente como un alivio (sobre todo si se comprometió a reseñar toda esta primera temporada) a la hora de seguir con “The Strain”.

Lo mejor: Setrakian, no me canso de decirlo.

Lo peor: lo inútil del trío protagonista y que cada vez que parece que van a dejar de ser inútiles, la propia serie no los deja.