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DemoliciónJean-Marc ValléeEstados Unidos, 2015 6 |
Tras obras tan arrebatadoras y sobresalientes como “Prisioneros” (Denis Villeneuve, 2013), “Enemy” (Denis Villeneuve, 2013) y “Nightcralew” (Dan Gilroy, 2014) y tras volver a tontear en las taquillas con la muy correcta “Everest” (Baltasar Kormákur, 2015), ponerse como un toro en la olvidable “Southpaw” (Antoine Fuqua, 2015) y su retorno a la comedia más tontorrona con “Un accidente llamado amor” (David O. Russell, 2015), esperábamos mucho más de Jake Gyllenhaal en su vuelta al cine independiente de la mano de Jean-Marc Vallée, el director de “Dallars Buyers Club” o aquella “C.R.A.Z.Y.” francesa tan recordada. Gyllenhaal no ha dado ni un paso en falso en su carrera desde que se quitase el turbante del pesadísimo blockbuster “Prince of Persia: Las arenas del tiempo” (y luego os quejáis de “Dioses de Egipto”, el engendro videojugonero de Mike Newell sí que era un horror) y comenzara a empalmar películas buenísimas tras sus recordados papeles en films como “Donnie Darko”, “Brokeback Mountain”, “Jarhead” o “Zodiac”. Pero su alianza con Vallée intentando dar sentido al alucinado guion de Bryan Sipe (no, yo tampoco sé quién es) se salda con una película que funciona muy bien con él solo en la pantalla, pero que se vuelve desesperante envuelta en una moralina made in USA final que lastra todo el producto.
Y eso que empieza bien. Davis (Gyllenhaal) es un joven ejecutivo bancario con mucha proyección que pierde a su mujer Julia (Heather Lind) en un accidente de coche. Su suegro Phil (un excelente Chris Cooper, como siempre), jefe de su empresa, lo quiere apoyar, pero Davis se da cuenta de que no siente nada por el fallecimiento de su esposa. Como no tiene muchos amigos, comienza a mandar cartas a una compañía de maquinas expendedoras contándole su vida. La encargada del servicio de asistencia de la compañía, Karen (una triste y olvidable Naomi Watts) se compadece de él y le deja entrar en su vida junto a su alocado hijo Chris (bien por el descubrimiento de Judah Lewis). Davis se siente atraído por destrozar cosas como su nevera, su casa, e, incluso, paga a una empresa de derribos para que le dejen trabajar destrozando edificios.
Mientras descubrimos la gris vida de Davis a través de sus cartas a la compañía de máquinas expendedoras todo funciona milagrosamente bien en esta película, con un estilo muy cortante y un montaje muy bien conseguido. Todo el peso de la película recae sobre los hombros de un sólido Gyllenhaal que aguanta todos los vaivenes psicológicos de su personaje con mucha convicción. Pero en cuanto Naomi Watts y su hijo entran en la ecuación, “Demolición” se va diluyendo sin remedio hasta que al final no nos importan demasiado esa falsa y moralizante “redención” del personaje interpretado por Gyllenhaal. Vallée hace lo que puede dirigiendo esta indigesta comedia negra que, francamente, no es nada divertida, sólo cuando Gyllenhaal baila alocado por el medio de Nueva York al ritmo del tremendo “Mr. Big” de Free.

Manu González
Hizo su primer trabajo periodístico entrevistando a Derrick May por fax en 1995 para la desaparecida revista aB. Desde entonces, este natural de Hospitalet de Llobregat (1974) ha colaborado en publicaciones como Qué Leer (donde se encarga de la sección de cómic), Guía del Ocio BCN, Playground Mag, Revista Trama, EnBarcelona Magazine, Terra Gum, Hoy Empieza Todo (RNE 3), Agenda San Miguel o los catálogos del Festival Sónar 1997 y el Festival Doctor Music 1998. Experto en cómic y literatura fantástica, ha colaborado con editoriales como RBA, Random House Mondadori y Círculo de Lectores. Pero sobre todo es conocido por haber sido el Jefe de redacción de la revista Go Mag desde mayo de 2001 hasta su último número en junio de 2013.