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EnemyDenis VilleneuveCanada / España, 2013 8,5
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"El caos es un orden por descifrar", leemos al inicio de “Enemy”. La misma cita del “Libro de los contrarios” que contiene el epígrafe de la novela del portugués José Saramago en la que se basa la nueva película del canadiense Denis Villeneuve. Más abajo, en la misma página, también hay escrito: "Creo sinceramente haber interceptado muchos pensamientos que los cielos destinaban a otro hombre", atribuida al escritor y sacerdote inglés Laurence Sterne.
Saramago imaginó un hombre a quien el azar conduce hasta otro que es su réplica exacta, una copia hecha a su imagen y semejanza. Su doble. Su Doppelgänger. Doppelgänger es el vocablo alemán para definir el doble fantasmagórico de una persona viva. La palabra proviene de doppel, que significa "doble", y gänger, traducida como "andante". Su forma más antigua, acuñada por el novelista Jean Paul en 1796, es Doppeltgänger, “el que camina al lado”. El término se utiliza para designar a cualquier doble de un sujeto y, a menudo, es representado como un "gemelo malvado" y simboliza aspectos ocultos o reprimidos de la personalidad del protagonista.
El arquetipo del doble lo encontramos originariamente en la literatura. Un claro ejemplo es el relato corto “William Wilson” de Edgar Allan Poe (1839). El mismo autor afirmaba que el horror de encontrarnos con nuestro doble reside en la dolorosa revelación de que no somos únicos en el mundo. Precisamente en la película “Historias extraordinarias”(1968), tres directores adaptaron tres cuentos de Poe. Louis Malle optó por “William Wilson”. También aparece en “El doble”, la segunda novela de Fiódor Dostoyevski (1846), por citar sólo algunos. El tema del Doppelgänger nunca ha dejado de fascinar a escritores y lectores, pero también a directores y espectadores. Algunas de las primeras películas que abordan esa temática son "El estudiante de Praga” de Stellan Rye y Paul Wegener (1913) o “Metrópolis” de Fritz Lang (1927). Pero no hay que ir tan lejos para ver que la dualidad inspira a cineastas de todo el mundo y de todas las épocas. “La doble vida de Verónica” de Krzysztof Kieslowski (1991), ”Tierra” de Julio Medem (1996), “Adaptation (El ladrón de orquídeas)” de Spike Jonze (2002), “Cisne negro” de Darren Aronofsky (2010), “Looper”, de Rian Johnson (2012), o “La mirada del amor” de Arie Posin (2013) son algunos títulos más recientes.
En “El hombre duplicado” de José Saramago el protagonista Tertuliano Máximo Afonso descubre a los 38 años que en su ciudad vive un individuo exactamente igual a él al que no le une ningún vínculo de sangre. El guionista Javier Gullón ha sido el encargado de adaptar libremente la novela del Nobel portugués, pero la premisa sigue siendo la misma. En la película, Adam es un inestable profesor universitario que de pronto descubre la existencia de Anthony, un actor que es físicamente igual que él. Consumido por el deseo de conocer a su doble, Adam sigue la pista de Anthony y ambos se ven abocados a un obsesivo enfrentamiento que tendrá inesperadas consecuencias no sólo para ambos, sino también para sus respectivas parejas.
El director de “Incendies” y “Prisioneros” repite con Jake Gyllenhaal que interpreta a los dos hombres físicamente iguales, pero con temperamentos distintos (el actor está impecable en su doble rol), lo que hace pensar inevitablemente en “El doctor Jekyll y el señor Hyde”, otra referencia literaria. El concepto del otro, la alteridad como idea metafísica, es un punto de partida estimulante y, a la vez, aterrador con el que Villeneuve traza una especie de laberinto por los siniestros mecanismos de la mente humana. ¿Quiénes somos? ¿Qué nos define como personas? ¿Somos únicos, irrepetibles e irremplazables? ¿Hasta qué punto puede convertirse una persona en otra? ¿Podríamos intercambiarnos con nuestro doble sin que nadie lo notara? ¿Ese calco es real o imaginado? ¿Es alguien bueno o, como dice el título, es un enemigo? El cineasta profundiza sobre qué quieres ser y quién eres de verdad a través de interrogantes trascendentales como la identidad, la singularidad y la felicidad. Y parece constatar que, mientras el ser humano desee aquello que no tiene, nunca será feliz.
Con una atmósfera opresiva, malsana y perturbadora, gracias a un trabajo visual y sonoro excepcional (ese angustiante Toronto de tonalidades amarillentas), “Enemy” se convierte en una auténtica experiencia sensorial e intelectual, compleja e intensa, enigmática e inquietante que bebe de Cronenberg, Lynch y Hitchcock. Está llena de piezas por “descifrar” y, por lo tanto, abierta a varias interpretaciones, como ese plano final apabullante. Un rompecabezas oscuro, retorcido y fascinante.

Marta Armengou
Marta Armengou (Barcelona, 1976). Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Ramon Llull. Crítica de cine. Llevo 15 años trabajando en el ámbito de la cultura en general y del cine en particular. Actualmente, dirijo el programa cinematográfico "La Cartellera" de BTV. Durante cinco años fui Jefa de Cultura de los Informativos de Localia TV. También he ejercido de redactora en diversas publicaciones y de realizadora y guionista de programas para TVC o La2.