La primera vez de Crushed Beaks
El pop rápido y sutil de la banda londinense llega a Be Cool el sábado 23 de enero
Hacía tiempo que no nos llegaba una ráfaga de noise pop tan poderosa como ésta: Crushed Beaks son un trío londinense capaz de prender llamaradas punk y tirar de ese hilo de tensión anímica con la sencillez de unas melodías pop que no titubean ni un solo segundo, solo avanzan con una determinación contagiosa.
Si te gustan los acordes que engorilan a la primera y los ritmos que sacuden cabezas sin llegar al punto de fractura, el concierto de Crushed Beaks es lo mejor que te puedes tirar a la orejas ahora mismo. El concierto de los londinenses, que debía realizarse el sábado 23 de enero en el mítico Heliogàbal de Barcelona, finalmente cambia su ubicación a la Sala Be Cool, y cuenta para la ocasión de dos sensacionales teloneros: Nueva Vulcano en formato semi-acústico y Las Ruinas. Las puertas abren a las 21:30 y las entradas tienen un precio de 8€.
Es la primera vez que los ingleses visitan nuestro país, y a la vez una de las pocas ocasiones en que los astutos programadores de la sala Heliogàbal se enredan en la producción de un concierto, trayendo a la banda expresamente para el bolo, en vez de seguir su práctica habitual, más humilde, que consiste en aprovechar su paso para invitarles a tocar en su íntimo nido del barrio de Gràcia. En esta ocasión, la música se sirve en la Sala Be Cool a primera hora de la noche, y las copas se podrán acabar en el carismático Heliogàbal.
Crushed Beaks iniciaron sus andanzas como dúo, cuando Alex Morris (batería) y Matthew Poile (guitarra y voz) empezaron a compartir sus filias como por el trash rock y las películas de serie B. Tras unos conciertos de etílico recuerdo, unieron fuerzas con Scott Bowley al bajo, y se lanzaron a la grabación de su primer disco, "Scatter". La grabación tuvo lugar en Roma, y se hizo bajo la batuta de Fabio Frizzi, reputado compositor de bandas sonoras de terror, que conoció a la banda precisamente en una fiesta de Halloween.
El pulso vívido de su debut,“Scatter” (Matilda, 15), es un despliegue apoteósico de noise pop en constante magreo con el punk y las coordenadas más entendibles del indie rock. Con la pica en Flandes puesta gracias a su hit incontestable, "Overgrown", el álbum alcanza varias cimas de encantadora euforia entre distorsiones, caso de "Rising sign", "Feelers", "Memory loss", o la tajante "Grims".
Con Crushed Beaks, la empatía está servida. Si quieres contarlo, y no que te lo cuenten, ya sabes dónde empezar la juerga el sábado 23 de enero.

Redacción
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