Javiera Mena en Barcelona

15/04/2015, Music Hall, Barcelona

8,3

Sergio del Amo

Foto Álvaro García Montoliu

Sin ser el carisma personificado ni lucir unas cuerdas vocales de infarto (incluso llegó a decir durante la velada que no tenía la garganta en condiciones), Javiera Mena se metió en el bolsillo al público que anoche abarrotaba la sala Music Hall de Barcelona aun habiendo un crucial partido de la Champions a esa hora. Bien es cierto que el público objetivo de la chilena no es muy futbolero por razones que no vienen al caso, pero eventos deportivos aparte, la artista ofreció uno de los mejores conciertos que jamás ha ofrecido en nuestro país.

En anteriores visitas, ella únicamente se limitaba a cumplir, sin más. Pero este periplo español de la gira de presentación de su notable “Otra Era” nos ha traído a una Javiera crecida, mucho más suelta sobre el escenario (¿quizás el amor le ha hecho ganar en seguridad?) y, lo que es más importante, con una voluntad de ofrecer un show enérgico sobrado de coreografías y bombos machacones que hubieran sabido a gloria bendita si el concierto, en cambio de un miércoles, hubiera acontecido a altas horas de la madrugada durante el fin de semana.

Sin banda (se valió de poco más de un teclado y un laptop que escupía pregrabados) y respaldada por cuatro jóvenes bailarinas con una sonrisa tatuada en la cara que demostraron su elasticidad pierna arriba pierna abajo, la nueva Javiera Mena juega a ser una diva del mejor hedonismo ilustrado. Se le puede echar en cara que obviara muchos de los mejores momentos de su anterior “Mena” (sólo sonaron “El Amanecer” y “Luz de Piedra de Luna”) y de su puesta de largo, “Esquemas Juveniles” (se guardó para el final una celebradísima “Yo No Te Pido La Luna”). No obstante, conocedora del potencial de su último “Otra Era”, decidió interpretarlo casi en su totalidad con momentos divertidísimos como “La Joya”, una “Espada” menos bakala pero igual de explosiva en las distancias cortas con espadas láseres inclusive, y “La Carretera” con la ayuda de Gerard Alegre Dòria, El Último Vecino (días antes en Madrid hizo lo propio, pero con El Guincho).

Durante la hora y cuarto que duró el bolo solamente hubo un atisbo de relax cuando interpretó “Quédate Un Ratito Más” con un pianillo. Y lo agradecemos, porque aunque aquí la técnica es del todo secundaria, el show ciertamente cumplió con su cometido: hacernos bailar como locos y quitarnos cinco quilos de encima de una tacada. Por haber hubo hasta una versión pseudo-karaokera de ese “Ritmo de la Noche” que siempre es una apuesta segura  en cualquier guateque que se precie, así que ya pueden imaginarse que divertido lo fue todo un buen rato. Ojalá todas las mamarrachas que pululan por el universo pop nos ofreciesen siempre conciertos así de disfrutables.