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Riplay. Historias para no creerJorge Carrión y Reinaldo Laddaga (eds.)Adriana Hidalgo editora 8,8208 págs. 16,50 €. |
Robert Ripley fue un tipo excesivo. Lo fue en una tierra abonada para la ficción, y supo convertir en show su gusto por las rarezas que ponen en entredicho la idea de lo verosímil. Empezó en la prensa americana de los 30 con notas breves entre la anécdota y el freak, y terminó como gran icono de la televisión con “Believe it, or not”, un programa que hizo época a mediados del siglo pasado. De ese género híbrido de relato y noticia que él consagró, a ratos grotesco, siempre listo para detonar el asombro, nace ahora “Riplay. Historias para no creer”. El libro ha sido coordinado por Jordi Carrión y Reinaldo Laddaga, edita Adriana Hidalgo (en España y Argentina, simultáneamente) y cuenta con la participación de alrededor de una cincuentena de creadores, entre quienes escriben y quienes ilustran.
Si algo ha caracterizado el mundo del arte en los últimos 200 años ha sido la provisionalidad, su aceptación de la inestabilidad como presupuesto, su deuda con la inquietud y la crisis. De acuerdo a la opinión más extendida se espera de un artista que actúe como explorador de nuevos modos expresivos, que remoce el temario del arte adecuándolo a su tiempo. Que sea esencialmente un creador. En efecto, hay quien perpetúa formas y/o replica esquemas ampliamente representados, e incluso hay quien lo hace y a la vez cosecha el éxito, pero según esta opinión difícilmente se les puede asignar el título de creador. Identificamos creador como un ser inquieto y en guerra continua, consigo mismo y con el adocenamiento, pero muy especialmente consigo mismo. Entre los creadores actuales los hay más audaces, más terribles, más certeros, más melancólicos, y la verdadera suerte es que siga habiéndolos del tipo que sea en estos tiempos revueltos. Todo esto viene a que Jordi Carrión y Reinaldo Laddaga, Reinaldo y Jordi han dado muestras más que suficientes de que representan como pocos ese espíritu del desasosiego en la búsqueda que es propio del creador. Así se han mostrado como críticos y como autores, y con “Riplay. Historias para no creer” no parecen sino volver a insistir en que la literatura innovadora es mucho más que una simple excursión hacia lo exótico. La recreación del estilo ripleyano por parte de una serie de autores actuales se materializa en este libro de relatos, que es también un repertorio de posibilidades, y un punto de encuentro entre autores de todo el ámbito del español. Nombres como los de Mario Bellatin, Sergio Chejfec, Edgardo Cozarinsky, Fernández Mallo o Alan Pauls se confunden con Jon Bilbao, Juan Carlos Márquez, Manuel Vilas, Laura Fernández, Robert Juan-Cantavella, Rodrigo Fresán o Juan Fco. Ferré gracias al recurso ideado al efecto por los editores, que esconden la firma de cada relato (sólo al final aparecerá un listado de créditos) en algo que parece una apuesta por un autor colectivo. Contribuyen a esa sensación de autoría única la atmósfera ripleyana que logra el conjunto, donde sucesiva y a veces simultáneamente se encontrará el lector la fascinación, el desconcierto, el culto al freak, el enciclopedismo, el arte conceptual y abundantes canalladas, tamaño XXL.
No hay más que hojearlo para entender que se trata de un libro atípico; innovador, en consecuencia. Un libro así formulado sólo podía proceder de dos autores y teóricos de las nuevas formas como Carrión y Laddaga. El primero es tan asiduo de las notas de actualidad literaria (cómo no, también en Blisstopic) que no requiere presentación. Tal vez sí Laddaga, Reinaldo, argentino de Rosario, profesor de la Universidad de Pennsilvania, inquietísimo: ha dedicado sus últimos estudios a indagar en las nuevas formas del arte (“Estética de la emergencia” y “Estética de laboratorio”), ha analizado esas figuras extrañas que han determinado la identidad americana (“Tres vidas secretas”, sobre Rockefeller, Disney y Bin Laden) ha escrito el posfacio titulado “Prólogo a las obras de mi padre”, y con un enfoque similar a “Riplay” dio a luz en 2014 la obra “Cosas que un mutante tiene que saber”. Otra delicia que recomendamos en la que Laddaga propone una selección de textos formidable, planteada como segundo tomo de los “Relatos breves y extraordinarios” que Borges y Bioy publicaron en 1956, y de los que nunca hubo más entregas. Allí recoge textos extraños e inclasificables de autores que van de Herodoto a Emmanuel Swedenborg, de Julio César a D. H. Lawrence, con al añadido de una banda sonora compuesta al efecto por diversos músicos experimentales, entre los que se encuentra el propio Laddaga. La obra está afortunadamente disponible AQUÍ, y junto con “Riplay” conforma un pack de todo punto irrenunciable, acaso el más original que pueda encontrarse hoy entre lo que se pueda considerar literatura de vanguardia.

Santiago García Tirado
Soñó con llevar subliminalmente en su DNI una cifra capaz de avivar el deseo, pero llegó al mundo en 1967, con dos años de antelación para la fecha correcta; desde entonces no ha hecho más que constatar que siempre estuvo (contra su voluntad) en el tiempo equivocado para ser cool. Con empeño, y en contra de la opinión de las hordas hipsters internacionales, ha llegado sin embargo a crear la web PeriodicoIrreverentes.org, y colaborar en Micro-Revista, Sigueleyendo, Quimera y Todos somos sospechosos, de Radio 3. Sus últimas obras de ficción son “Todas las tardes café” (2009, relatos) y “La balada de Eleanora Aguirre” (2012, novela). En 2014 verá la luz su novela “Constantes Cósmicas del Caos”, con la que espera coronar su abnegada labor en beneficio de la entropía universal.