Mainstream 2013
La dimensión desconocida
Venid, amigas, venid. Este es el resumen del año que más os interesa. El resumen para imprimir y guardar bajo la almohada para que nadie lo vea. Para que nadie se entere cuánto os gusta Katy Perry o Miley Cyrus. Porque luego, a las reuniones con tus amigos, vas con camisetas de la Velvet Underground. Esos ''placeres culpables'' que, a veces, nos entretienen más que esos aburridos tostones experimentales que, seamos honestos, solo escuchamos cuando cocinamos o leemos "50 Sombras de Grey". Comenzamos.
ELLAS
Vamos a empezar por las mujeres, que se note que en Blisstopic somos los más feministas. Miley Cyrus y su lengua, más vista por un servidor que la cara de mi santa madre, ha sacado el disco de la llegada a la edad adulta. O lo que para ella es ser adulta: Hacerse fotos enseñando pezón con Terry Richardson y refregarle un dedo de gomaespuma por el nardo a Robin Thicke. Es la artífice del baladón adolescente del año, “Wrecking Ball”, una canción que haría llorar a un nazi en Barbados y de “We Can't Stop”, grandiosa apología del MDMA.
Por otro lado y la otra cara de una misma moneda, su hermana católica Katy “pechotes” Perry ha parido un trabajo noventero impropio de su edad. Si descartamos “Roar”, nuevo himno de feministas a las que no les importa ir guapas, y los típicos baladones mojacalzones, “Prism” es un batiburrilo de funk chicle y subidones house a los Crystal Walters perfecto. La Britney, sin embargo, nos ha decepcionado un poco con ese “Britney Jean”, aunque “Work Bitch” sea uno de los mayores pepinazos del año. Y le pega muy poco. Mariah Carey, o la mujer que se ha comido a Mariah Carey, ha sacado tres canciones, una de ellas con Miguel y A$AP Rocky fantástica. Ariana Grande, discípula directa de la Carey, y su “Yours Truly” es el disco soul femenino del año: lujoso, sedoso e idóneo para la horizontalidad.
Pensaréis, dónde esta la Gaga... LA GAGA, POR DIOS, DÓNDE. Pues, si no espabila, me la veo en Italia haciendo carbonaras con las axilas. Su “Artpop” es un truño infumable al que quiere quitarle el mal olor pringándolo de purpurina cara y lujosa. Exceptuando “Applause”, que tiene así como una producción raruna, el resto es un despropósito que ni queriendo le sale. Un flop mayúsculo.
ELLOS
Antes citábamos a Robin Thicke, un tío al que no lo conocía, creo, ni su madre cuando lo parió y que, de repente, medio plagia a Marvin Gaye y su “Got to Give it Up” y se hace el dueño del mundo. Bueno, de iTunes que, a fin de cuentas, es lo mismo. Con su estética de proxeneta a lo Cotton Club de extrarradio y bien acompañado del ubicuo Pharrel, el disco entero es un poco plomizo cuando quiere ir de moderno y más bonito cuando imita a gente como DeBarge y su “Rythm of the Night”. Ya saben, la Motown más hortera y que más nos gusta. Carne, sin duda, de one hit wonder impepinable.
Drake se ha dejado de tanta pena y le ha dado más al pornopop de sábanas de terciopelo en una de las mejores canciones del año “Hold On, We're Going Home”. Todo el mundo sabe que Kanye West ha sacado el disco del año, un “Yeezus” inabarcable como las tetas de Katy Perry, arriesgado y con más capas que una cebolla de huerto ecológico. Su técnica al micrófono sigue sin sobresalir, pero qué más da cuando luego te lanza a la cara barrabadas como “Hold My Liquor” que nos transporta al bayou más sucio, autotuneado y delirante. La canción que ya Tricky no sacará nunca desde que es feliz y buena persona.
Dejando a la negritud aparte, las boybands han sacado gran tajada este año. Volvieron los Backstreet Boys con una balada, “In a World Like This” perfecta para divorciadas y solteronas que aún sueñan con encontrar su príncipe azul. Sigue volviéndolas locas One Direction que, humildes ellos, nos cantaban “Best Song Ever”, perfecto ejemplo de perfecta canción pop que no se va de tu cabeza ni escuchando a Fennesz en un amplificador al once.
Y el padre de todos ellos, Justin Timberlake, ese hombre que lo hace todo bien y a quién incluso yo, heterosexual confeso, le comía lo que es toda la boca, decide no sacar uno, no, sino dos discos, de duración generosa, además. Batiendo jazz, soul, tropicalismos, baladones, ruiditos futuristas y producidos por su inseparable Timbaland, nos ha legado para la posteridad el MONUMENTO SENSIBLE del 2013: "MIRRORS". Canción de épica eterna e insondable, con una hondura que para sí quisiera la totalidad de cantautores lo-fi indies pelmazos pero sin la pretensión de estos. 8 minutos que comienzan con una guitarra AOR, siguen las percusiones habituales del citado Timbaland, continúa con un estribillo demoledor que convertiría en MILF lujuriosa a la mismísima Cospedal; y tres minutos que combina la epopeya de cuerdas y orgasmos aéreos con una orgía de falsetes, coros marcianos y distorsionados, xilófonos que caen como gotas de agua, interferencias del espacio exterior y todo se va agotando como el cuerpo que se ha retorcido después de eyacular y ya no puede más. 8 minutos por los que ha merecido la pena sobrevivir al 2013.
Ah, se me olvidaba. Unos franceses que van disfrazados del futuro y llevan cascos han sacado una canción que se llama "Get Lucky" que mola bastante. Es así como disco y colabora el guitarrista de Chic. Seguro que lo peta en 2014.

Antonio Bret
Nacido hace 36 años en el sur de España, Antonio Bret estudia producción de cine y TV pero se dedica, durante dos años, a contar historias de copleros en “Se llama Copla” de Canal Sur. Cinéfago y heterosexual solo de cintura para abajo, es fan de Lucio Fulci, David Cronenberg, Hayao Miyazaki y Mónica Naranjo. También es adicto a los one hit wonders de los 80 y el porno de los 70. Rechaza la depilación púbica y quiere abrazar, un día, a Phil Collins