×

Advertencia

JUser: :_load: No se ha podido cargar al usuario con 'ID': 974
Menu
Oneohtrix Point Never Garden of Delete  

Oneohtrix Point Never

Garden of Delete

Warp

8,6

Electrónica

Víctor Cañameras

 

Confieso mis temores iniciales cuando Lopatin anunció que la continuación de “R plus Seven” (WARP, 2013) estaría inspirada en las consecuencias de su gira conjunta teloneando a Nine Inch Nails y Soundgarden, complementado todo ello con inquietantes escuchas on repeat del grupo nu metal Slipknot, evocando tiempos de juventud. Con la calma electrónica poco sorprendente de “Child of Rage”, tema de avance del disco en su día, nada se podía intuir, pero una vez escuchado su décimo álbum propio de estudio queda clara su intención de fusionar ambos mundos creando un estilo nuevo, que el mismo ha dado a llamar jocosamente como “hypergrunge”, que sirviese de contexto a la historia de un supuesto diario de alien adolescente. Aunque sus trabajos previos incidían en un ambient minimal de vanguardia desasosegante, nada complaciente pero en ningún caso estomagante, aquí el norteamericano utiliza estructuras propias de la música industrial dando una vuelta de tuerca completa a su sonido previo y nos descubre que el también entiende el significado del término “canción”, obteniendo su obra más accesible a pesar de usar los sonidos más rocosos de su discografía, buscando una combinación aparentemente imposible entre lo bello y lo bestia que halla la armonía en su conjunto final, donde el concepto “imprevisible” es clave dentro del mejunje que se nos ofrece.

 

Reemplazando lo analógico por lo digital, mezcla de forma prodigiosa ambientes cristalinos fundidos intermitentemente a toda velocidad con voces filtradas de cualquier condición (desde aflautadas hasta “black metaleras”) manipulando el pitch a su antojo, al lado de sampleados de sintes o guitarras que acaban dominando la función en lo que es casi una constante a lo largo del disco: el sobresalto continuo donde se alternan momentos de la IDM más apacible con partes que podrían asemejarse al Squarepusher más desatado, caso de “Sticky Drama” que fluctúa desde los arpegios de teclado iniciales a guturales dignos del grindcore/death metal. Aún así el resultado es admirable por su capacidad, no sólo para no desentonar un solo instante sino en conseguir el efecto deseado como si estuviésemos leyendo una buena novela de ciencia ficción, la otra gran influencia aquí, donde a cada página descubrimos novedosas aventuras que nos impiden dejar de leer capítulo tras capítulo.

 

 

Exceptuando lo que podríamos considerar “intros” tan solo en dos cortes de descompresión, el mencionado “Child of Rage” y “Animals” (no por casualidad situados entorno al ecuador del minutaje), abandona esa tendencia esquizofrénica bajando las revoluciones y nos puede hacer retroceder vagamente a los precedentes de “Replica” (Software/Mexican Summer, 2011) en determinados pasajes. Tras ellos vuelve a la carga con “I Bite Through It” y “Freaky Eyes”, otro par de esquizofrénicas exhibiciones de collage sonoro donde los temas van enloqueciendo paulatinamente, e incluso se atreve en esta última hasta a frenar en seco para conectar por unos instantes con una emisora FM y volver otra vez en pos del frenesí, mostrándonos en todo su esplendor el arsenal completo existente en su biblioteca de muestreos vocales.

 

Una reflexión final, ¿es “G.O.D.” en cierta manera una crítica velada a todo el fenómeno “brostep”/EDM? Empleando los mismos recursos de ruptura constante entre sonoridades frágiles y desbocadas bacanales ruidistas nos enseña como es posible amalgamar ambas vertientes sin resultar zafio en modo alguno, demostrando lo dañino que puede ser cualquier sonido en las manos equivocadas, por muy delicado o agresivo que parezcan en su forma más primaria.