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Hot ChipWhy Make Sense?Domino 7Electro foodie |
Sin escatimar. Así nos gusta, que vuelvan Alexis Taylor y Joe Goddard, después de habernos servido decenas de hits en la última década, y que todavía tengan el caldero rebosante. Para los insaciables de ritmos a base de aderezos synth, r&b, baladas para la pista, pop androide y orgánico a un tiempo, no puede haber mejor banquete que "Why make sense?", una nueva muestra del buen gusto de los londinenses, que vuelven a cocinar y repartir de plato en plato un buen reguero de perlas de baile. Aunque, claro está, como en toda buena comilona, siempre quedan algunos lamparones en la mesa.
Hot Chip son un poco como Tarantino: alucinamos con "Reservoir Dogs", entonces llegó "Pulp Fiction" y, todavía con la boca abierta, muchos pensamos: 'Esto está genial, pero este hombre no puede pasarse la vida haciendo esto mismo, y que siempre le salga bien'. Y ahí está, lustros después, haciéndonos aplaudir hasta dolernos las palmas con "Django desencadenado", y confiados en que "The Hateful Eight" nos va a deparar otra buena ristra de momentos antológicos marca de la casa. La misma aureola de infalibilidad se ha hecho fuerte en la carrera de la banda británica de electropop: todos sus discos, patinen por falta de homogeneidad o por puntuales descensos de gancho, aseguran una gran dosis de calidad, canciones álgidas y prácticamente perfectas, regalos bailables que animan el alma y los pies.
Y así suena su sexto disco, con el toque cool intacto, y su habitual derroche de electrónica de laboratorio y alquimia pop vital encauzados esta vez hacia un sonido mucho más traducible en directo, pero lo mismo capaz de recorrer varios estilos dentro del abanico de posibilidades de estos maestros.
Esta vez, Taylor y Goddard no están tan preocupados de impresionar con nuevas creaciones, como de seguir cocinando beats, entregarse a la vena del momento (no en vano escribieron todas estas canciones en menos días de los que tiene una semana), y llenar las mesas de sus recetas más actuales, por muchas reminiscencias que tengan de sabores practicados en discos anteriores. No se trata de hacer la mejor foto del plato, como esa peña que se pasa la vida haciendo instagrams de lo que come, sino simplemente de servir y zampar musicón sin miramientos. No tenemos un nuevo "Over and over", pero el nivel medio se mantiene cercano a "Boy from school", eso sí, sin alcanzarlo,.
A "Huarache lights" tal vez le quitaría los speech femeninos entre versos, porque su cadencia distraída y hedonista nos lleva muy arriba por sí sola, y para cuando llega la crecida con el solo, no podemos estar más enganchados a su trote vicioso. Ahí tenemos una de las perlas que asegura bailes entregados de veras. La cadencia hedonista y destensada de "Love is the future" es simplemente deliciosa, y plasma una querencia por la sofisticación de los sonidos negros que colmará al más sibarita.
Imposible no ponerse a cantar 'Still on my miiIIiind' cuando "Started right" llega a su culminación de sintetizadores juguetones, ritmos funk y espejos de voces, y, aunque algunos cortes como "White wine and fried chicken", con sus vocoders plomizos, o las algo monótonas y evidentes "Cry for you" y "So much further to go", no acaben de hacernos levitar, el satén noctámbulo de "Dark night" baja las pulsaciones hasta términos tremendamente sensuales, mediante voces profundas que planean sobre sintetizadores translúcidos, y una leve crecida de ritmo en el estribillo que va directa a la fibra, y el engatusamiento hotchipero vuelve a funcionar: this is fun.
El final del disco cede a la épica sintética, con las alfombras rojas puestas sobre "Need you now" y en la canción que da título al disco. La primera se entrega al garage disco sin coartadas más allá de las luces estroboscópicas y las danzas sudorosas de madrugada. "Why make sense?" es un gran epílogo repleto de tramos trascendentes, con crecidas ambientales y una química realmente bien ensamblada en las transiciones. Hot Chip de toda la vida.
A los hambrientos de baile sencillo y automático ya no les va a faltar una buena ración de sintes y beats desacomplejados, como para hartarse una buena temporada. ¿No querías Hot Chip? Pues toma dos tazas.

Albert Fernández
En el desorden de los años, Albert Fernández ha escrito renglones torcidos en publicaciones como Mondo Sonoro, Guía del Ocio o Go Mag, tiempo en el que ha tenido oportunidad de ir de tapas con Frank Black o escuchar a Patrick Wolf bostezar por teléfono. Además, ha sido jefe de redacción de las secciones culturales de H Magazine, y ha aportado imaginación tras los micrófonos de Onda Cero, Cadena Ser y Scanner FM, donde facturó la sitcom musical de creación propia “2 Rooms”. Aunque sabe que no hay lugar mejor que aquel de donde viene, a Albert no le hubiera importado nacer en Gotham City o en el planeta Dagobah. Con tendencia a la hipérbole y a la imaginación desatada, Albert sigue buscando el acorde que dé la vuelta a sus días.
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