![]() |
KrengThe summonerMiasmah 8,5Dark ambient |
Hijo pródigo dentro del sello Miasmah, y posiblemente el mejor defensor de su particular ideario estético –ese dark ambient denso y opresivo, con ocasionales virajes hacia la neoclásica y el shoegaze más emborronado-, el belga Pepijn Caudron dio sus primeros pasos en esto de la música de la mano de la compañía de teatro Abattoir Fermé, donde además de actuar se encarga de escribir las bandas sonoras. Músico y productor autodidacta, sus composiciones están construidas a partir de la acumulación de samples y efectos de sonido, una manera de hacer que produce temas de vocación cinematográfica, con cierto regusto a jazz noir y apariencia de collage enfermizo. Ahí tienen para comprobarlo “Works for Abbatoir Fermé 2007-2011” (12), una impresionante caja de cinco vinilos que recopila varias de sus bandas sonoras, y que hasta la fecha se revelaba como el mejor de sus trabajos. Y digo hasta la fecha porque “The summoner”, su nuevo disco, lleva más lejos sus presupuestos estéticos, tanto a nivel de producción como a nivel de significado.
A nivel de producción, porque por primera vez nuestro hombre quita el protagonismo a los samples y la cacharrería electrónica y se lo cede a instrumentos acústicos y eléctricos: una orquesta de cuerdas de doce músicos en la primera parte del disco, y la electricidad al ralentí de Amenra, una banda de death metal belga, en la segunda parte. Pero también a nivel de significado, porque si antes Caudron convocaba alegremente a las fuerzas de la oscuridad, se dejaba llevar por una negrura impostada, ahora le ha tocado sufrir el horror en carne propia: varios de sus mejores amigos murieron en un periodo inferior a un año, y eso le sumió en un duelo que “The summoner” intenta exorcizar. De hecho, el título hace referencia a una sexta etapa imaginaria dentro del proceso del duelo; una que llegaría entre los periodos de “depresión” y “aceptación”, y en la que el protagonista convocaría de algún modo a sus seres perdidos para despedirse y liberar así su angustia.
La primera parte de “The summoner” hace referencia a las cuatro etapas anteriores a ese punto (negación, enfado, negociación, depresión) y comienza de manera discreta, con varios minutos en los que apenas se escucha un tenue murmullo de instrumentos desde la distancia. De repente estalla un fragor de cuerdas, que lanza al oyente hacia un universo en el que el sonido parece adquirir propiedades magmáticas y amenazadoras: maderas golpeadas, cuerdas arañadas, sonidos de naturaleza incierta y ocasionales toques de percusión (siempre con un aire marcial, un recurso habitual en el imaginario de Caudron) se van superponiendo en un juego de llenos y vacíos, punteado por brutales cambios de intensidad, en el que no resulta difícil adivinar ecos de Béla Bártok o de György Ligeti. Rica en silencios, esta primera parte crea un clima de tensión que crece a medida que pasan los minutos, pero que nunca llega a estallar. Antes bien, desemboca en el primer corte de la segunda parte, un “The summoner” que funciona como una especie de suite orquestal; una pieza larga y torturada, en la que se suceden varios pasajes sonoros que explotan de distintas maneras la crudeza instrumental de Amenra –no resulta difícil imaginar, por cierto, que cada una de esas partes está dedicada, o al menos inspirada, en los amigos perdidos-. Se trata, sin duda, del momento más abrasivo y doliente del viaje, un auténtico tour de fuerza emocional, tras el que sólo queda espacio para la tristeza: “Acceptance”, una pieza poblada por un piano y una galería de ecos misteriosos, que pone fin a un disco tan doloroso como fascinante.

Vidal Romero
Como todos los antiguos, Vidal Romero empezó en esto haciendo fanzines (de papel) a mediados de los noventa. Desde entonces, su firma se ha podido ver en infinidad de revistas (Go Mag, Rockdelux, Ruta 66, Playground, aB, Era y Clone entre muchas otras) y algún que otro periódico (Diario de Sevilla, Diario de Cádiz). Es también uno de los autores del libro “Más allá del rock” (INAEM, 08) y ha trabajado como programador y productor para ciclos de conciertos y festivales como Arsónica, Territorios o Electrochock (US). Incluso le ha quedado tiempo para ayudar a levantar España ladrillo a ladrillo con lo que es su auténtica profesión: la arquitectura. Es uno de los mejores analistas de música electrónica de este país.
Artículos relacionados (por etiqueta)
- Burial "Subtemple"
- Ambient y música experimental en 2016
- Niño de Elche & David Cordero "Nanas"
- Matmos "Ultimate Care II"
- Roly Porter "Third Law"
- Nonkeen "The gamble"
- Chihei Hatakeyama + Dirk Serries "The storm of silence"
- Edu Comelles "Agost"
- Kangding Ray "Cory Arcane"
- Frank Bretschneider "Isolation"