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Ghostface  

Ghostface Killah

36 Seasons

Tommy Boy

7,1

Hip hop

Víctor Cañameras

 

Ajeno a la desidia de sus “hermanos” la carrera de Tony Starks vive uno de sus periodos más prolíficos. Este disco que nos ocupa veía la luz solo una semana después del último patinazo del clan y a los pocos días se anunciaba el lanzamiento para finales de enero de la segunda parte de su proyecto a  medias con Sheek Louch, Wu-Block; Todo ello con los constantes rumores de la aparición –¡este año sí!– del ansiado Doomstarks junto al “metalface” y habiendo confirmado, previamente para antes de la primavera, el debut en largo de su participación junto al combo de jazz alternativo BADBADNOTGOOD, tras el tema de adelanto “Six Degrees” junto a Danny Brown.

 

Y es que parece que Ghostface le ha cogido el gusto a esto de estar respaldado por una banda real. Si ya el año pasado nos sorprendió con “12 reasons to Die” (Soul Temple, 2013) y su épica de banda sonora italiana a cargo de Adrian Younge y sus colaboradores habituales, en este nuevo proyecto escoge a la formación soulera de New York The Revelations para proveerse de ritmos sobre los que sustentar esta nueva historia de buenos y malos, amén de rodearse de amigos, varios de ellos salidos del hall of fame del fraseado como Kool G Rap, Pharoahe Monch o AZ, asignando un rol a cada uno de ellos, sorprendiendo en esta ocasión la ausencia de miembro alguno de la “familia”, ni siquiera RZA en labores ejecutivas.

 

 

En esencia la trama no difiere demasiado de la sinopsis de cualquier blockbuster yanqui, utilizando el estereotipo de heroe pródigo regresado para reestablecer el orden al costo que sea. Aquí es el propio Tony que vuelve a su Staten Island natal tras nueve largos años en el anonimato (de ahí las treinta y seis estaciones del título) para encontrarse con que su novia le ha abandonado y las calles están sumidas en la corrupción más nauseabunda al amparo de la todopoderosa autoridad policial. Su antaño mejor amigo, ahora policía corrupto y nuevo chico de su ex, junto con la muerte de su hermano a manos del crimen organizado, como represalia por reventar el laboratorio de drogas, pondrán el componente pasional. El final ya te lo puedes imaginar. 

 

Con una rítmica mucho más cercana al sampleado de la década de los noventa, la cadencia lírica de Ghostface se adapta mucho mejor a los compases neo-soul que al intrincado score que tenía en ciertos momentos su anterior obra, como se demuestra desde los primeros instantes de la vibrante “The Battlefield”. El hecho de que este creado como si fuera un guión cinematográfico, otorgando a cada uno de los featurings un personaje del que no se desprenden en todo el álbum, le otorga al trabajo conceptual un carácter singular en una escena en la que el término “original” suele escasear. El neoyorquino se encuentra más que cómodo rapeando sobre venganzas en una situación en las calles no demasiado alejada de su realidad, aunque en cuestión de calidad interpretativa Kool G Rap le robe todos los actos en los que aparece con su papel de mafioso. Y aunque flojea en los números más empalagosos, como la versión de The Persuaders a cargo de los propios The Revelations, resumiendo la relación actual de la pareja, o el lamento de Kandance Springs (haciendo de ex) a modo de interludio, que rompen toda la dinámica adquirida, ésta recupera con rapidez el brío con los temas inmediatamente posteriores. Resulta obvio que “36 Seasons” está alejado del brillo de sus obras más insignes, pero eso no quita que sea otro entretenimiento cien por cien disfrutable, conformando por su atrevimiento un nuevo paso adelante en una carrera sin apenas resbalones graves si no contamos ”Ghostdini”, que le deja (a no ser que “Only Built…Pt. 2” fuese flor de un día) como la única esperanza de vida creativa más allá de Wu-Tang Clan.