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Taylor Swift1989Big Machine 8,8R&B / Pop |
Érase una vez una jovencita con aires sureños, rubia como el trigo y guapísima hasta el empalague que se llamaba Taylor Swift. Le gustaba andar por el campo, ir con su banjo a fiestas de vecinos que, por supuesto, tenían porche y, claro, de vez en cuando le daba al ponche, se cogía el puntillo, y cabalgaba a lomos de algún apuesto granjero de la comarca, que le prometía el oro y el moro. Aquello no duraba mucho, y la Swift descargaba toda su ira en bellas canciones de despecho que, ojo, ella misma componía, que no es una Rihanna cualquiera. Taylor Swift despuntaba como compositora, empezó a tener premios a espuertas que la reconocían como tal. Aunque, claro, todo cansa y ella, harta de margaritas, prados, botas vaqueras y rebaños de ovejas, empezó a probar fortuna en el pop sin etiquetas. Canciones de toda la vida, como Dios manda, con sus estrofas, sus estribillos pegadizos, sus puentes de transición y vuelta a empezar. El predecesor a "1989" ya dio buena nota de ello, pero aún andaba sobrada de paja (de granero y de temas de relleno). "1989", aunque tiene una duración excesiva y escucharlo de una tacada significa empacharse de lo lindo –16 canciones me parece, a mí, un pelín exagerado para las pretensiones de un disco de pop– vais a escuchar algunas de las piezas más sólidas del mainstream del 2014.
Ya conocíamos "Shake it Off", un temazo que nos lleva de la mano a los cánticos cheerleader a lo "Mickey" de Tony Basil, con un uso de la trompeta absolutamente encantador y "Blank Space", el mayor himno que podría hacer una, con perdón, loca del coño como la Swift, con perlas como “I've got a long list of ex-lovers / They'll tell you I'm insane/But I got a blank space, baby / And I'll write your name”. El resto le debe mucho a divas serias como Lana del Rey y el empeño que hace la Swift por desmarcarse de divas vulgares que enseñan lengua e ingle es de admirar. Podría haber tirado por el camino fácil pero ella no ceja en el empeño de hacerse valer más por lo que canta que por lo que enseña: Por ejemplo, "Welcome to New York" es el carpetazo definitivo a la 'era Nashville' –que muchos haters empeñan en rebajar a mera estrategia publicitaria de agencia de viajes– con unos sintetizadores brillantes que descolocan; "Style", a pesar de ese feo estribillo –pecado, Swift– es una soberbia pieza synth-pop nocturna y misteriosa; "All You Had to do was Stay" tiene una parte central arrebatadora –por dios, el estribillo de esta canción no es de este mundo, con esos coros en falsete–; "I Wish you Would" es puro Bangles –o si queréis hilar más fino, una canción que las Haim habrían firmado orgullosas o las mismísimas Tegan And Sarah, fans declaradas de Taylor–; "Wildest Dreams" es el cruce bastardo entre Badalamenti y Sia... Pocas canciones hay que pudiésemos calificar como bluff, y todas basan su magnetismo en la interpretación arrolladora de Taylor Swift –incluso las canciones más tontorronas como "How you get the Girl" tienen un estribillo que estalla en mil pedazos y que cantarías gustoso en la azotea mientras tiendes tu ropa interior–. Si que es verdad que la recta final puede agotar un poco. Sobre todo los baladones un tanto insípidos como "This love"... pero, ojo, la última canción, al menos de la edición deluxe, "New Romantics", es un monumento, uno de esos temas para tenerlos en repeat hasta que te sangren las orejas).
El cuento tiene un final feliz: Taylor Swift ha entregado su disco pop y ahora puede, si quiere, volver a sus raíces, pillar el banjo, lidiar el rebaño e ir la porche del vecino y esperar a sufrir otro desengaño amoroso. O firmar la secuela de "1989". A mí me da igual. Yo ya soy fan.

Antonio Bret
Nacido hace 36 años en el sur de España, Antonio Bret estudia producción de cine y TV pero se dedica, durante dos años, a contar historias de copleros en “Se llama Copla” de Canal Sur. Cinéfago y heterosexual solo de cintura para abajo, es fan de Lucio Fulci, David Cronenberg, Hayao Miyazaki y Mónica Naranjo. También es adicto a los one hit wonders de los 80 y el porno de los 70. Rechaza la depilación púbica y quiere abrazar, un día, a Phil Collins