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Lightnin’ HopkinsLightnin’ Strikes + Lightnin’ HopkinsSoul Jam 7Blues
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Sam "Relámpago" Hopkins fue uno de los grandes bluesmen de todos los tiempos. Con una carrera que se remonta desde la década de 1920 hasta casi sesenta años más tarde, Hopkins siguió directamente la senda de su mentor, Blind Lemon Jefferson, y previamente a la llegada del rock and roll Hopkins hacía un blues bastante urbano con una banda. Con la guitarra eléctrica, su sonido agudo y ríspido tampoco desentonaba con los exponentes más agresivos de la música que cambiaría el mundo, pero de todas maneras Hopkins fue eclipsado por los nuevos y jóvenes músicos y desapareció de la escena hasta casi la década del sesenta, donde se reinventó como máximo exponente de un blues acústico y rural cuyos orígenes se encuentran en los principios de esta música. Este doble CD sufre de los incomprensibles criterios con que se suelen compilar estos discos basados en obras de dominio público.
El primero de los discos que aquí aparece, y que da título al CD, "Lightnin’ Strikes", tiene un sonido decepcionante y es desparejo musicalmente. Incluso empieza con un tema acompañado por una sección rítmica que no casa bien con los tempi bastante imprecisos del guitarrista. El resto son grabaciones solistas de interés mediano, aunque algunos, como "Devil is Watching You" o "Coon is Hard to Catch" tienen letras que resuenan con los típicos sentidos dobles de una música que era, también, combativa. Pero “Lightnin’ Hopkins”, que ocupa los temas 11 a 20 de esta compilación, es otra historia. Gracias a este disco, grabado todo en un día de enero de 1959 en la residencia del propio Hopkins por el musicólogo Sam Charters (y apadrinado por el Smithsonian Institute), fue que Hopkins recuperó su popularidad a fuerza de tradición acústica y de mantenerse firmemente alejado de toda innovación. El disco suena maravillosamente; empieza con el clásico “Penitentiary Blues” e incluye unas “reminiscencias de Blind Lemon Jefferson” en el que el bluesman monologa sobre su mentor, con una manera tan musical de hablar que, en conjunto con el resto de las canciones, da un sentido muy especial al concepto de “talking blues” del que él es, claro uno de los principales representantes. Hay cinco bonus tracks de sonido bastante pobre, como para llenar el CD al estilo “patatas grandes por cincuenta centavos más”, que no aportan pero no restan.

Eduardo Hojman
Nació en Buenos Aires en un siglo en el que los diarios pedían las notas escritas a máquina y en hojas pautadas. La primera vez que llevó uno de sus artículos en un floppy disk sintió que el mundo había cambiado para siempre. Después de abandonar la carrera de Abogacía y de graduarse de licenciado en Ciencias de la Comunicación, colaboró en más medios gráficos de los que le gustaría acordarse. Entre ellos, los diarios Clarín, Nación, Página 12, Sur, ABC y las revistas Página 30, Cuadernos de Jazz, Jaç y Down Beat. Dirigió los programas radiales 70 Monos y Después de Hora en la Radio Municipal de Buenos Aires y Barcelona Jazz Bar en la radio Contrabanda de Barcelona. Es miembro intermitente de la Jazz Journalists Association. Trabajó como editor de ficción en Emecé Argentina y actualmente lo hace en Ediciones Urano.