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Neneh-Cherry  

Neneh Cherry

Blank Project

Smalltown Supersound

7,5

Soul Electrónico

Vidal Romero

 

Aunque veinte años más tarde resulte difícil de creer, hubo una época en la que Neneh Cherry era una de las grandes damas en la música británica: una artista dotada de un olfato privilegiado para descubrir nuevos talentos –el mítico “Blue lines” (91) de Massive Attack se grabó en la cocina de su casa- y (quizás por eso) para fabricar canciones a medio camino entre el mainstream y la música del futuro. Su carrera fue tan corta como intensa: dejó tres discos magníficos –“Raw like sushi” (88), “Homebrew” (92) y “Man” (96)-, que han resistido el paso del tiempo con notable entereza, y que resultan fundamentales a la hora de entender la hibridación entre soul y música electrónica. Pero ya se sabe que la memoria es un bien escaso en la música popular, sobre todo cuando un artista decide dejarlo todo para “disfrutar de unos hijos que estaban creciendo demasiado deprisa”.

 

Así las cosas, Cherry ha pasado más de tres lustros en un exilio voluntario, del que apenas ha salido para prestar su voz a viejos amigos (Gorillaz, Timo Maas) o para trabajar como mercenaria en los discos que producía su marido, Cameron McVey (Groove Armada, Agoria). Seguía escribiendo canciones, pero se las guardaba para ella misma. Al menos, hasta que McVey tuvo la  feliz idea de juntarla con The Thing, una atípica banda de jazz, formada a finales de los noventa con la idea de explorar el legado del trompetista Don Cherry (padrastro de Neneh, y ahí se cierra el círculo), y que le ayudó a dar forma a un álbum áspero y salvaje, “The Cherry Thing” (12), que se plantaba a medio camino entre el jazz y el rock, y que sonaba como esa colaboración nunca realizada entre Pj Harvey y Morphine.

 

Es en ese disco (y en la posterior colección de remezclas que saldrían a su estela) donde hay que buscar los orígenes de “Blank project”, un puñado de canciones con el que Cherry intenta borrar las fronteras entre jazz, pop y electrónica. Una empresa para la que se ha buscado lujosos compañeros: como banda se ha buscado a Rocketnumbernine, un dúo que mezcla percusiones reales con cajas de ritmos y sintetizadores, y que resulta perfecto para darle al conjunto un aire entre improvisado y esquelético. Y como productor cuenta con Four Tet, cuya mano se nota en la construcción cinemática de muchas canciones y en la presencia de timbres, campanas y escuetos elementos melódicos. Un equipo con el que ha dado forma a un disco crudo, difícil y de espíritu minimalista; un disco que igual deja caer andanadas de spoken word sobre un ritmo desnudo (“Across the water”) que se acerca a un soul teñido de oscuridad (“Naked”) o lanza guiños al pasado (la acariciante “Spit three times”). Que demuestra una notable libertad formal y esquiva las formas convencionales, que retuerce ritmos y melodías a cada momento y busca soluciones extravagantes; que puede ser cálido y suave (“422”) o incluso bordear lo comercial (“Out of the black”, lo más parecido a un single que hay aquí dentro), pero que en general prefiere caminar por el lado salvaje: llega la estupenda “Everything” y Cherry se deja llevar; grita, gruñe y ríe como una maníaca, mientras a su alrededor se enfrentan un ritmo violento y una luminosa melodía de sintetizador. Es el sonido de la libertad, la prueba de que a Neneh Cherry no le preocupan ni su pasado ni su futuro. Y que así sea.

 

Vidal Romero

Como todos los antiguos, Vidal Romero empezó en esto haciendo fanzines (de papel) a mediados de los noventa. Desde entonces, su firma se ha podido ver en infinidad de revistas (Go Mag, Rockdelux, Ruta 66, Playground, aB, Era y Clone entre muchas otras) y algún que otro periódico (Diario de Sevilla, Diario de Cádiz). Es también uno de los autores del libro “Más allá del rock” (INAEM, 08) y ha trabajado como programador y productor para ciclos de conciertos y festivales como Arsónica, Territorios o Electrochock (US). Incluso le ha quedado tiempo para ayudar a levantar España ladrillo a ladrillo con lo que es su auténtica profesión: la arquitectura. Es uno de los mejores analistas de música electrónica de este país.

 

vidal@blisstopic.com