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Transmetropolitan 01Warren Ellis y Darick RobertsonECC Ediciones 7
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La política de reediciones de ECC Ediciones es una de las mejores noticias que el lector de cómics español ha recibido en la última década. Es cierto que cualquiera habría podido devolver a las tiendas lo más trillado de Batman con un rediseño atractivo o que compilar "Hellblazer" en tomos de tapa dura parece una apuesta tan acertada como evidente. Sin embargo, ECC acabó el año sorprendiendo con "Siete soldados de la victoria" y arranca 2015 con Spider Jerusalem derribando las puertas de las librerías de una patada.
"Transmetropolitan" regresa en una edición rústica bimensual que rescata para los nostálgicos y descubre a los más jóvenes una colección que ha permanecido en el catálogo de Vértigo sepultada bajo la fama de algunos de los títulos más carismáticos del cómic norteamericano como "Hellblazer" o "Sandman". La magia y la filosofía de Neil Gaiman y su Sueño o el cínico carisma de John Constantine y su capacidad para la blasfemia en manos de guionistas como Azzarello o Jenkins dan la medida de la capacidad destructiva de su compañero de sello, el periodista post-apocalíptico Spider Jerusalem, tal vez la cota más alta de la carrera de Warren Ellis.
En este tomo, que comprende las seis primeras entregas de la serie original, el protagonista se nos presenta como un hombre sin ley y con una gran capacidad de hacer volar cosas por los aires que se ve obligado a abandonar su retiro en las montañas para cumplir con un contrato editorial que lo devuelve a una ciudad futurista y decadente. Aunque ante la acumulación de palabras malsonantes que lastran el arranque del volumen, uno puede llegar a pensar que se encuentra ante un fanzine punk en el que un consumidor de ácido está vomitando su bilis antisistema, las píldoras de crítica política y social que va escupiendo Spider Jerusalem y la calidad del dibujo, anguloso, agresivo, de Darick Robertson invitan a continuar leyendo y descubrir por fin que tras tanto joder, que-te-follen y explosiones innecesarias, se asienta una propuesta interesante.
“En toda revolución hay un agujero, grande o pequeño. Y tiene dos palabras: la gente. No importa lo grande que sea la idea que la cobija, la gente es débil, ruin y miedosa. Es la gente lo que mata todas las revoluciones”.
La narración procede de la voz abrupta de un protagonista extraordinariamente carismático. El odioso Spider Jerusalem es, además del yerno que ninguna suegra querría, una versión hiperbólica de Hunter Thompson. Traje negro, botas militares y unas emblemáticas gafas con un cristal rojo y otro verde, es la encarnación del compromiso periodístico con la verdad que no tiene cabida en un sistema que se rige por los intereses económicos y carnales. La cruzada de Jerusalem es en busca de la verdad, un quijote con una conducta y una estética agresiva que no se fundamenta tanto en lo tosco de su verborrea –ahí Ellis patina– como en lo profundo de su discurso anticapitalista, anticonformista, anticasitodo acentuado por los vértices afilados y el trazo furioso de Robertson. Jerusalem es la personificación del cabreo de los jóvenes británicos de izquierdas de la segunda mitad del siglo XX o de los de casi todo el mundo occidental en el XXI.
En este primer arco argumental, el cubo de basura en el que escarbará el periodista gonzo es el intento de secesión de la comunidad transitoria –formada por tipos que viven a medias en sus cuerpos y en los de un alienígena, para tratar de averiguar qué muertos hay en el armario de los rebeldes y también en los del gobierno–. El abuso de los que saben que detentan el monopolio de la violencia frente al abuso de quienes tras haber vivido pisoteados, alcanzan una pequeña parcela de poder. Spider Jerusalem se droga y golpea cuerpos y mentes entre el político y el guardia urbano que al ceñirse la porra se siente el sheriff de la ciudad, el joven skinhead apocado que se convierte en lobo cuando lo acompaña la manada y los asfixiantes burócratas.
"Transmetropolitan" es política, sociedad, periodismo, misantropía, ciencia ficción…, pero, sobre todo, visceralidad. Así lo recuerda Garth Ennis en el prólogo que escribió en 1996 y con el que abre la reedición de ECC. La serie es Warren Ellis escribiendo lo que le da la gana. El resultado es un tebeo muy disfrutable, con momentos y diálogos brillantes, pese a la calidad irregular del guión.

David Aliaga
David Aliaga es escritor y periodista especializado en literatura contemporánea. Ha publicado la novela breve Hielo (Paralelo Sur, 2014) y el libro de relatos "Inercia gris" (Base, 2013), algunos de cuyos cuentos han sido incluidos en las antologías "Cuentos engranados" (TransBooks, 2013) y "Madrid, Nebraska" (Bartleby, 2014). En su faceta académica destaca el ensayo "Los fantasmas de Dickens" (Base, 2012), un estudio sobre lo sobrenatural en la obra del inglés. Ha traducido al catalán a Dickens y Wilde. Es colaborador habitual de Quimera, Qué leer y Blisstopic.