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Mapache Cohete #1Skottie YoungPanini 7,048 págs. 3,50 €.
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El pasado verano, el rostro peludo de Mapache Cohete colonizó las fotografías de perfil de miles de usuarios de Facebook. Sin haber visto más que el tráiler de la película que iba a estrenarse el 14 de agosto, sin haber leído una sola página de “Guardianes de la Galaxia”, miles de frikis decidieron que el forajido/justiciero interestelar se sumaba a la nómina de sus personajes preferidos. Acostumbrados a la homogeneidad entre Vengadores, Patrulla X o Los Cuatro Fantásticos, Marvel llevaba esta vez a la pantalla a un grupo de héroes que trascendía el arquetipo de protagonista con superpoderes enfundado en mallas de colores. Al humano corriente, guapetón y con chaqueta de cuero, le sumaban una atractiva y mortífera alienígena de piel verde, un luchador de wrestling azul con un nada desdeñable instinto asesino, un simpático hombre árbol que sólo es capaz de pronunciar su nombre y un cachondo mapache al que le gusta ir tiroteando enemigos. Pintaba, cuando menos, novedoso para el gran público.
“Guardianes de la galaxia” se estrenó con un éxito razonable para el género y las fechas y, de la mano de la película, llegó el merchandising y los subproductos, entre los cuales, una nueva versión del cómic emparentado con la trama de la película y con guión del omnipresente Brian Michael Bendis, una serie de animación en Disney Channel XD y, por supuesto, un spin off en viñetas para el nuevo icono de la Casa de las Ideas: Mapache Cohete.
En un nuevo acierto comercial, Marvel confió la tarea a Skottie Young. Un dibujante (y guionista al mismo tiempo) con un estilo cartoon que conecta directamente con los más jóvenes y que se antoja mucho más efectivo que el cada vez más pictórico Salvador Larroca, por citar a algún otro peso pesado de los lápices con una evolución diametralmente opuesta a la hora de lograr que los chavales se gasten su paga en el tebeo.
Pese al tufo de comercialidad que precedía a Mapache Cohete, el resultado es un tebeo que no se cae de las manos en absoluto y, aún más, ofrece un rato de diversión sin tregua.
El trazo desenfadado de Young y la viveza de sus colores, diseños y escenarios encaja muy bien con la ciencia ficción sinvergonzona en la que sumerge al superheroico mapache. En lo estético, aporta frescura, saliéndose de lo habitual en los tebeos de la Casa de las Ideas, sin ser un mal dibujo manga como pudo resultar el segundo volumen de “Runaways” (¡qué forma de destrozar una serie tan divertida como la que se sacó Brian Vaughan de las chistera!). En esta ocasión, el intento de ofrecer una nueva forma de plasmar el universo Marvel ha resultado en un cómic efervescente, que puede recordar a la estética del grupo musical GorillaZ, al grafiti o al cómic de aroma más humorístico (me viene a la cabeza Kid Paddle o series de moda algo estridentes y coloristas como “Hora de Aventuras”). Young declaró que había tenido muy presentes a los Looney Tunes a la hora de concebir la serie.
Un aire, por cierto, en consonancia con las aventuras y el protagonista que plantea Skottie Young. El guión vuelve a estar lejos de las cotas de trascendencia con que tradicionalmente ha pretendido dotarse a la Patrulla X para hablar de racismo, a Spider-Man para tratar la responsabilidad… Se trata simplemente de darle dos pistolas y una metralleta a un mapache canalla y ponerle como guardaespaldas al gigante Groot para que surquen la galaxia rescatando princesas. O, como definió Young su concepto de la serie: “Es como si al Pato Lucas le explotaras el pico con dos pistolones de doble cañón”.
Después de unos cuantos años leyendo tebeos, uno agradece que antes de meterle un polvorón de pseudofilosofía de todo a cien en la boca y lo obliguen a masticar, le pongan en las manos una aventura entretenida, bien dibujada, con altas dosis de acción e impregnada de un espíritu gamberro.

David Aliaga
David Aliaga es escritor y periodista especializado en literatura contemporánea. Ha publicado la novela breve Hielo (Paralelo Sur, 2014) y el libro de relatos "Inercia gris" (Base, 2013), algunos de cuyos cuentos han sido incluidos en las antologías "Cuentos engranados" (TransBooks, 2013) y "Madrid, Nebraska" (Bartleby, 2014). En su faceta académica destaca el ensayo "Los fantasmas de Dickens" (Base, 2012), un estudio sobre lo sobrenatural en la obra del inglés. Ha traducido al catalán a Dickens y Wilde. Es colaborador habitual de Quimera, Qué leer y Blisstopic.