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Miracleman, el sueño de volarAlan Moore, Garry Leach, Alan DavisPanini 9,7
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Comenzaré con un comentario que seguramente les sonará muy extraño cuando ahora toca hablar de un cómic inglés que cambió la manera en que se trataría a los superhéroes a partir de entonces... pero no puedo resistirme. El mundillo de los aficionados al cómic se divide en dos: los que son fans de la versión coloreada del "Akira" de Katsuhiro Otomo (publicada en B/N en Japón) y los que reniegan de ella como la peste. Los segundos son los partidarios del arte puro, sin intoxicaciones, de la obra original, etc. Los primeros son (somos) más flexibles, sabiendo que una obra puede ser retocada para ser mejor.
Comienzo con esta tontería (o no) porque una de las cosas que más me han gustado de esta reedición de las aventuras del Miracleman de Alan Moore (sí, ese "guionista original" escondido en el glosario porque nuestro escritor barbudo favorito se niega a salir en los títulos de crédito), Garry Leach y Alan Davis, es el color restaurado de Steve Oliff (uno de los mejores coloristas de la historia y encargado de colorear "Akira" en su día) que le da el punto adulto adecuado a una historia demasiado oscura para ser de superhéroes.
Siempre se ha considerado que la edad "adulta" de la superhéroes comenzó en 1986 con "Dark Night Returns" de Frank Miller y "Watchmen" de Alan Moore y Dave Gibbons, pero en realidad comenzó mucho antes, con algunas historias de Dennis O'Neill y Neal Adams para "Detective Comics" (Batman) y, sobre todo, con este "Miracleman" (antes Marvelman) que la revista británica Warrior serializó entre 1984 y 1986. Una revisión del personaje clásico de Mick Anglo creado en 1954 y que era una copionada impresionante del Capitán Marvel de C. C. Beck y Bill Parker –de hecho, el personaje fue creado porque las aventuras del personaje estrella de la Fawcett dejó de imprimirse por culpa de la demanda de DC de 1953, en la que acusaban a Marvel de ser un plagio de Superman, y en Inglaterra había más demanda de sus aventuras (nótese que Miracleman es un plagio de un plagio: metaplagio, superplagio)–.
Miracleman ha sido siempre un personaje maldito: se creó por culpa de una demanda, en 1982, cuando todavía se llamaba Marvelman; fue acusado por Marvel Comics por derechos de nombre; se rebautizó como Miracleman; Alan Moore acabó la serie casi de golpe por culpa de problemas financieros con el dueño de la revista Warrior; Neil Gaiman retomó el personaje en el sello Eclipse que quebró en 1994; los derechos de Eclipse los compró Todd McFarlane por 25.000 dolares en 1996; McFarlane fue demandado por Gaiman por incumplimiento de contrato porque el personaje era propiedad de Anglo y no de Eclipse; en 2002 se supo que Eclipse nunca pagó un euro por los derechos del personaje, con lo cual el contrato de McFarlane era ilegítimo. Al final, Marvel compró los derechos de toda la familia Miracleman a su autor original, Mick Anglo y comienza a reeditar en 2014 desde el principio de la etapa de Alan Moore y Neil Gaiman podrá acabar su historia inconclusa. Todo bien, ¿no? Pues no, Alan Moore se niega a que su nombre aparezca en las recopilaciones y en su lugar sale un estúpido "Guión de El Guionista Original". Lo dicho: gafe. Pero, por fin, podemos tener en nuestras manos de nuevo una de los capítulos más negros que se han escrito nunca sobre un superhéroe, un cómic que leímos con miedo y adoración a finales de los ochenta y que supuso, para muchos, un punto y aparte en la historia de noveno arte.
"Mirad, os muestro al Superhombre: es este relámpago, ¡es esta demencia!", es la frase de Friedrich Nietzsche de "Así habló Zaratustra" que Alan Moore utiliza al principio del cómic. Mientras resuena esta frase, el objetivo se va acercando poco a poco a la cara del Miracleman de los sesenta desapareciendo en su ojo. En la siguiente página nos encontramos con el periodista cuarentón Michael Moran que un día descubre que al decir la palabra "Atomic" al revés (Kimota) se puede convertir en casi un Dios, Miracleman, un ser de poderes casi ilimitados. Pronto averiguará que toda su vida ha sido manipulada desde un buen principio. Desde este punto de partida bastante ridículo (como el Shazam del Capitán Marvel), Moore, el arte fotográfico de Garry Leach, las poderosas escenas de acción de Alan Davis y el surrealismo horrífico de Rick Veith y John Totleben crearon una obra maestra insuperable (para un servidor, "Miracleman" es superior a "Watchmen", por ejemplo). Neil Gaiman continúo el legado de Moore más tarde (con el arte de un principiante Mark Buckingham) pero las cotas de genialidad el original eran inalcanzables. Panini reedita el primer arco argumental de Moore, Leach y Davis con el título de "Miracleman, el sueño de volar", con un montón de extras, entre ellos, la recuperación de una historia muy futurista (muy "2000AD") de Miracleman (del, qué ridículo, guionista original) que nunca había sido reimpresa, bastantes originales de Garry Leach y una entrevista del jefe de Marvel Joe Quesada (autor de la portada) al creador de Marvelman Mick Anglo (como si el hombre tuviera algo que contar en esta historia). Ah, sí, por ningún lado aparece el nombre de Alan Moore, ni como sinónimo. Una pena.

Manu González
Hizo su primer trabajo periodístico entrevistando a Derrick May por fax en 1995 para la desaparecida revista aB. Desde entonces, este natural de Hospitalet de Llobregat (1974) ha colaborado en publicaciones como Qué Leer (donde se encarga de la sección de cómic), Guía del Ocio BCN, Playground Mag, Revista Trama, EnBarcelona Magazine, Terra Gum, Hoy Empieza Todo (RNE 3), Agenda San Miguel o los catálogos del Festival Sónar 1997 y el Festival Doctor Music 1998. Experto en cómic y literatura fantástica, ha colaborado con editoriales como RBA, Random House Mondadori y Círculo de Lectores. Pero sobre todo es conocido por haber sido el Jefe de redacción de la revista Go Mag desde mayo de 2001 hasta su último número en junio de 2013.